Didàctica General

El objeto de estudio de la didáctica son los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Es un error reduccionista hablar por separado del qué se enseña, o el cómo se enseña ya que esta disciplina se encarga de ligar un proyecto pedagógico referido a la realidad que se estudia con métodos y estrategias para favorecer dichos procesos.

Cuando hablamos de la Didáctica General y sus corrientes, existe una relación casi directamente proporcional entre éstas últimas y la cantidad de concepciones sobre enseñanza-aprendizaje; las diferentes definiciones que responden a qué es la enseñanza y cuáles son las relaciones y procesos que median entre ella y el aprendizaje, marcan las ramificaciones de ésta ciencia.

A diferencia del modelo tradicional de los principios de la Didáctica (SXVII) y los métodos tecnocráticos (SXX), discrepando, por ejemplo, con lo que dice V. Condeau sobre ella, que la entienden como una mera práctica, “como un conjunto de conocimientos técnicos presentados de forma universal y, consecuentemente desvinculados de los problemas relativos al sentido y a los fines de la educación, de los contenidos específicos, así como del contexto sociocultural en el que fueron generados” (Candeau, V., 1989, pp. 13-14), la cita del texto de Araujo que presenta la consigna, hace referencia a una corriente crítica de èstas ideas que por mucho tiempo fueron la base de las propuestas educativas.

Se comienza a hablar, entonces, de las problemáticas -y no de los problemas- de la práctica de la pedagogía y se alude a la complejidad de la didáctica. Ya no se entiende a los conceptos enseñanza y aprendizaje como dos elementos de una misma moneda, como fases inseparables de un fenómeno único. Ahora se sabe que no mantienen una relación directa, lineal y vacua de contexto, sino que existen interrelaciones cognitivas y sociales entre ellos que impiden que la causa del aprendizaje sea la enseñanza.

Dentro del ámbito escolar/institucional, la enseñanza es la acción del docente que debe entender que está involucrado en un encuentro humano y que la transmisión de conocimientos no se realiza de modo mecánico sino que al alumno lo atraen aquellos que remitan a problemas que le preocupen y que sólo inscriben en su proyecto los que perciben que contribuirán a su desarrollo. El docente tiene que desempeñar el papel de mediador entre los estudiantes y los saberes, impulsando la apropiación de los conocimientos.

El docente, como todo actor social, se inscribe en un tiempo y contexto macro en el que debe enfrentarse al flujo constante de situaciones disruptivas y complejas dadas en un escenario incierto que, llevado a lo micro, una de las opciones es equivalerlo con el aula. El docente debe tener la capacidad de dejar de intentar erradicar lo imprevisto y comenzar a llevarse bien con las adversidades y observarlas con curiosidad e interés para luego sacar conclusiones concretas y constructivas

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