Documento 1: Ética empresarial / RSC interna: traducirla en cultura
aacatalanoApuntes4 de Julio de 2017
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Documento 1: Ética empresarial / RSC interna: traducirla en cultura
A continuación incluimos el artículo que lleva por título “ Ética empresarial / RSC interna: traducirla en cultura “, escrito por Alejo José G. Sison (Presidente de la European Business Ethics Network (EBEN) y profesor de Ética Empresarial de la Universidad de Navarra) y publicado en la Revista TENDENCIAS Y SELECCIÓN, en su número de Julio 2011, y Editada por el Grupo RANDTAD.
“Antes de profundizar en el tema, hay un par de cuestiones que conviene aclarar. La RSC no es lo mismo que la ética empresarial. La RSC se refiere a una actitud según la cual las organizaciones admiten responsabilidades más allá de aquellas definidas por la ley. Maximizar el valor para el accionista no es el objetivo único de la empresa, ni siquiera de aquélla con ánimo de lucro, sino que ésta ha de preocuparse también de ciertos deberes sociales y medioambientales. Junto con la búsqueda de beneficios, éstos conforman la “triple cuenta de resultados”. La ética empresarial exige, además, que se priorice al ser humano sobre los demás resultados por su dignidad inviolable, respetando unas normas trascendentes de actuación.
En segundo lugar, la división entre lo interno y lo externo de la empresa es fluida y discutible. (…) La empresa sería un “nexo de contratos” o una entidad que, al mismo tiempo, afecta y es afectada por la acción de múltiples grupos de interés. La expresión “RSC interna” o “ética empresarial interna” parece sugerir que la RSC o la ética empresarial es una cuestión que sólo incumbe a la empresa, representada por sus directivos, y al resto de sus empleados. Pero entonces, se trataría de una visión excesivamente limitada. Excluiría a los otros stakeholders y partes de los contratos como los accionistas, los clientes o consumidores, los proveedores, la comunidad local, el gobierno, el medioambiente, etc.
No obstante, hay que reconocer el lugar privilegiado que ocupan los trabajadores frente a los otros stakeholders en la empresa. Si, de acuerdo con el pensamiento empresarial más ilustrado, la empresa es ante todo una “comunidad de trabajo”, el suyo ha de figurar en primer término.
Desde la década de 1970, primero en los Estados Unidos y luego en Europa y en el resto del mundo, la reacción a los diversos escándalos empresariales se ha fraguado en un cuerpo creciente de legislaciones. No han sido del todo eficaces debido al conocidísimo refrán de que “hecha la ley, hecha la trampa”. Sin abandonar del todo estas disposiciones legales, hubiera sido deseable ensayar, por parte de los distintos agentes económicos y sociales, otras formas de autorregulación al mismo tiempo.
Aparte de leyes en áreas específicas como la corrupción, el fraude financiero o la contaminación medioambiental, el modelo en gran parte de estas legislaciones han sido los Federal Corporate Sentencing Guidelines de los EE.UU. Resumidamente, exigen la elaboración de códigos de conducta, el establecimiento de una dirección de ética corporativa y la provisión de formación en estas materias. A cambio, se ofrece un mayor margen de comprensión por parte de las autoridades en caso de que se produzcan violaciones porque las empresas, de buena fe, han implantado medidas preventivas.
Desafortunadamente, las empresas se han centrado más en el cumplimiento formal de las estipulaciones
que en realmente asimilar el modo de pensar y de actuar ético en su cultura corporativa. Es más fácil sacar un código de conducta y nombrar a un “director de ética corporativa” que llevar a cabo un programa de formación que permita a los distintos stakeholders –ante todo, los propios trabajadores– entender el código, comprender su sentido y ponerlo en práctica.
Hemos de ir más allá de los legalismos y formalismos hasta llegar al ámbito de la cultura empresarial. Por ejemplo, hay empresas en donde la recepcionista ejerce un veto sobre la contratación de nuevos empleados. Si no la trata bien a ella, “por ser sólo recepcionista”, tampoco tratará bien a los clientes de la firma. He allí el principal reto al que nos enfrentamos”.
Cuestiones
- ¿En qué se diferencia la Responsabilidad Social de la Ética Empresarial?
La ética empresarial se entiende como las decisiones y el comportamiento de un individuo o de un grupo de Trabajo que la Sociedad califica como correcta o incorrectas en relación con los códigos de conducta establecidos, mientras que la Responsabilidad Social se refiere al estado de conciencia del impacto positivo o negativo que tienen las actuaciones colectivas de todas las personas que conforman una empresa.
- ¿Por qué surge una preocupación social por la ética empresarial?
La preocupación social por la ética empresarial surge por la falta de eficacia en las legislaciones enfocados en la corrupción, fraude financiero, contaminación de medio ambiente, entre otros; para lo cual un organismo de EE.UU llamado Federal Corporate Sentencing Guidelines, exige la elaboración de códigos de conducta, además de establecer una dirección de ética corporativa y llevar a cabo programas de formación.
- ¿Cuáles son las acciones que se desarrollan en la empresa en relación con la ética empresarial?
Algunas de las acciones que desarrollan las empresas en relación a la ética empresarial son establecer una dirección de ética corporativa e implementación de programas de formación a los distintos stakeholders para comprender los códigos de ética y ponerlos en práctica, todo ello a cambio de mayor margen de comprensión para las empresas por parte de las autoridades ya que éstas han implantado medidas preventivas.
- ¿Están dando los resultados esperados?
No, debido a que las organizaciones se han centrado más en el cumplimiento formal de las legislaciones que en pensar y actuar de manera ética incorporándolo a su cultura organizativa como un conjunto de valores, creencias y entendimientos que tienen en común los miembros de la organización y así promover el bienestar y el sentido de pertenencia de los mismos en su ámbito laboral.
- ¿Qué recomienda el autor para que la empresa desarrolle un comportamiento ético?
El autor recomienda ir mas allá de los formalismos y legalismos, e integrar la ética empresarial en la cultura organizacional, entendiéndose ésta como el conjunto de valores, creencias y entendimientos importantes que los integrantes de una entidad tienen en común, además esta ofrece formas definidas de pensamiento, sentimiento y reacción que guían la toma de decisiones y otras actividades de los participantes en la misma.
Documento 2: ¿Por qué las empresas desarrollan programas de Responsabilidad Social?: “el Anillo de Giges”
A continuación incluimos el artículo “El Anillo de Giges, un test de Responsabilidad Social Empresarial”, escrito por Federico Ast (Lic. En Economía y Lic. En Filosofía. Profesor de la Universidad de Buenos Aires. Editor de MATERIABIZ), y publicado el 23/07/2010 en www.materiabiz.com.
“Algunas empresas tienen programas de RSE porque creen que es lo correcto. Otras, lo hacen para mejorar su reputación y sus resultados. Y nosotros, ¿por qué lo hacemos? El Anillo de Giges, un test de Responsabilidad Social.
La Responsabilidad Social Empresaria es, quizá, uno de los conceptos más hondo han calado en los últimos años en el mundo de las organizaciones. (..) Pero, ¿cuándo surgieron las preocupaciones por la RSE?
Si bien desde siempre han existido condicionamientos sociales y juicios éticos sobre las actuaciones de las corporaciones, todo esto se presentaba de una forma relativamente aislada hasta el libro “Strategic Management: A Stakeholder Approach” (1984) de Edward Freeman.
Con la irrupción del “stakeholder approach”, se empezó a considerar que las empresas tienen obligaciones no sólo hacia sus accionistas, sino también hacia otros grupos de interés como el gobierno, los sindicatos, las comunidades locales, y el público en general.
No obstante, no todos están de acuerdo con este enfoque. El Premio Nobel de Economía Milton Friedman encarna la posición anti RSE, con el lema “the usiness of usiness is usiness”.
Desde su perspectiva, una corporación no tiene ni debe tener ninguna responsabilidad hacia la sociedad. Su única responsabilidad es maximizar el retorno hacia sus accionistas, en cumplimiento con las leyes vigentes en el país donde opera. De esta forma, cualquier iniciativa que no tenga, como fin último, maximizar los resultados financieros, es una estafa a los accionistas.
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