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EDUCACIONAL TRADICIONAL Y EXPERIMENTALES


Enviado por   •  23 de Octubre de 2013  •  1.420 Palabras (6 Páginas)  •  225 Visitas

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INTRODUCCIÓN:

Durante el decenio de 1890, Dewey pasó gradualmente del idealismo puro para orientarse hacia el pragmatismo y el naturalismo de la filosofía de su madurez. Sobre la base de una psicología funcional, que debía mucho a la biología evolucionista de Darwin y al pensamiento del pragmatista William James, empezó a desarrollar una teoría del conocimiento que cuestionaba los dualismos que oponen mente y mundo, pensamiento y acción, que habían caracterizado a la filosofía occidental desde el siglo XVII. Su teoría del conocimiento destacaba la “necesidad de comprobar el pensamiento por medio de la acción, si se quiere que éste se convierta en conocimiento”, y sus trabajos sobre la educación tenían por finalidad, sobre todo, estudiar las consecuencias que tendría su instrumentalismo para la pedagogía y comprobar su validez mediante la experimentación.

Dewey estaba convencido de que no había ninguna diferencia en la dinámica de la experiencia de niños y adultos. Unos y otros son seres activos que aprenden mediante su enfrentamiento con situaciones problemáticas que surgen en el curso de las actividades que han merecido su interés. El pensamiento constituye para todos un instrumento destinado a resolver los problemas de la experiencia y el conocimiento es la acumulación de sabiduría que genera la resolución de esos problemas. Dewey afirmaba que los estudiantes no llegaban a la escuela como limpias pizarras pasivas en las que los maestros pudieran escribir las lecciones de la civilización. Cuando el estudiante llega al aula “ya es intensamente activo y el cometido de la educación consiste en tomar a su cargo esta actividad y orientarla”. Cuando empieza su escolaridad, lleva en sí cuatro “impulsos innatos – el de comunicar, el de construir, el de indagar y el de expresarse de forma más precisa”– que constituyen “los recursos naturales, el capital para invertir, de cuyo ejercicio depende el crecimiento activo del niño”

Esta argumentación enfrentó a Dewey con los partidarios de una educación tradicional “centrada en el programa”. Para los tradicionalistas la asignatura constituía la meta y determinaba los métodos de enseñanza. Del estudiante se esperaba simplemente “que recibiera, que aceptara. Ha cumplido su papel cuando se muestra dócil y disciplinado”.

La rendición a la autoridad de los adultos hacía de la pedagogía algo tedioso, rutinario y despótico y es bien conocida la crítica de Dewey a los educadores tradicionalistas de su época por no relacionar las asignaturas de los programa de estudios con los intereses y actividades de los estudiantes. En vez de imponer una materia de estudio a los estudiantes, Dewey pedía a los maestros que integraran la psicología en el programa de estudios, construyendo un entorno en el que las actividades inmediatas del niño se enfrenten con situaciones problemáticas en las que se necesiten conocimientos teóricos y prácticos, de la esfera científica, histórica y artística, para resolverlas. En realidad, el programa de estudios está ahí para recordar al maestro cuáles son los caminos abiertos: “les corresponde a ustedes conseguir que todos los días existan las condiciones que estimulen y desarrollen las facultades activas de sus alumnos” afirmaba Dewey en sus libros. Si los maestros enseñaran de esta forma, orientando el desarrollo del estudiante de manera no-directiva, tendrían que ser, como reconocía Dewey, profesionales muy capacitados, perfectamente conocedores de la asignatura enseñada, formados en psicología y capacitados en técnicas destinadas a proporcionar los estímulos necesarios para que la asignatura forme parte de su experiencia de crecimiento.

Dewey admite que la mayoría de los maestros no poseen los conocimientos teóricos y prácticos que son necesarios para enseñar de esta manera, pero consideraba que podían aprender a hacerlo. Dewey defendió una escuela que, manteniendo “la labor teórica en contacto con las exigencias de la práctica” constituiría el componente fundamental de un Departamento de Pedagogía.

En enero de 1896 abrió sus puertas la Escuela Experimental de la Universidad de Chicago. Empezó con 16 alumnos y 2 maestros, pero en 1903 ya impartía enseñanza a 140 alumnos y contaba con 23 maestros y 10 asistentes graduados. La mayoría de los alumnos procedían de familias de profesionales liberales y muchos eran hijos de colegas de Dewey. La institución pronto se conoció con el nombre de “Escuela de Dewey” ya que las hipótesis que se experimentaban en ese laboratorio

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