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El Curriculo En La Argentina


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2013  •  5.326 Palabras (22 Páginas)  •  287 Visitas

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Introducción

Podríamos afirma que la existencia humana es corporal y percibimos el mundo desde nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo y lo que él representa, es lo que el mundo representa para nosotros, como lo vivimos y lo sentimos. Podría citar el ejemplo de lo distintas que pueden ser las visiones del mundo de un deportista de élite con las de un deportista amateur que se levanta a las 5 de la mañana para trabajar, para poder entrenar y luego competir, y que ambos compiten o practican la misma especialidad deportiva. Cada uno se insertará en el mundo a partir de la representación y la visión que ha construido de su cuerpo, sumado a las oportunidades que las distintas circunstancias sociales del mundo le dará para demostrar su talento deportivo.

Al mundo lo vivimos, lo sentimos. Nos identificamos con él antes de nacer, ya en forma corporal, en el útero materno. Desde la concepción del ser, desde que el óvulo es fecundado por el espermatozoide y el huevo cigota comienza a desarrollarse en el útero materno, comenzamos a sentir al mundo a través de la interacción de la madre con la sociedad, siendo esta la primera socialización primitiva del nuevo ser con el mundo. Al nacer, el bebé se va apropiando de su entorno desde su rol de infante. El llanto, la sonrisa, la búsqueda constante de la mirada, el pataleo para conocer sus extremidades, la aprensión de la mano, la succión como forma de alimentarse a través del pecho materno, son toda una definición de la forma de apropiación del mundo, de sentir el mundo, de cargarlo de afectividad para interactuar con él.

Desarrollo

El hombre primitivo percibía al mundo cargado de sentimientos, lo cargaba de significado a medida que éste se revelaba. Este hombre se entremezclaba, era parte de una unidad con la tierra, sostenido por la telaraña de significación de sus propios mitos. La forma de percibir al entorno de forma mítica, dándole significado propio a los distintos acontecimientos de la naturaleza. Esta mítica es sostenida bajo continuos ritos, siendo esta la forma física del mito, que a medida que trascurre el tiempo se transforma en una tradición individual y comunitaria, dándole sentido a la continuidad de la vida.

A su vez a medida que el hombre primitivo se adaptada a su mundo, se iban organizando para las distintas tareas que poseía la tribu. Estas tareas se dividían por el sexo, ya que los hombres tenían una contextura más fuerte que la mujer y esta presentaba mejores condiciones para criar a los niños, cuidar la aldea, que no se apague el fuego y ser recolectora de frutos. Los hombre se organizaban en grupos de cazas, y a su vez estos tropas ordenaban por las mejores habilidades, siendo que los mas dotados para las armas conducirían la avanzada contra el animal y los otros acarearían la caza. Estos grupos estaban organizados tácticamente, a su vez desarrollaban su físico con largas caminatas, frecuentes saltos, como también trepar los árboles y rectar por los suelos, y a su vez se aleccionaba en la practica del manejo de la lanza como contacto cuerpo a cuerpo y como lanzamiento a distancia.

Podemos asemejar tal afirmación del cuerpo del hombre primitivo a una manifestación propia de nuestros días como lo es el deporte del fútbol. Se podría asociar esa mítica del mundo, esos ritos que dan significado a la vida, con lo que acontece en la práctica espontánea del fútbol en nuestro país. Millones de argentinos salen los fines de semana a mitificarse con idea de ser parte de un planeta igualitario, dentro de un contexto reglamentado y lúdico, olvidando el futuro y el pasado cercano, por el presente significativo del aquí y ahora, dándole sentido a la existencia de dichas personas, que sin ser deportistas de élite, desarrollan la actividad física que les da sentido a sus vidas, que le da significado a su existencia, al mundo cargándolo de emoción y sentimiento, de mítica y realidad. Estas personas que son apasionadas del fútbol, como aquellos que son apasionados por el atletismo o el básquet o el rugby, o cualquier deporte, lo hacen místicamente para mitificarse con su mundo, y su vida gira en esta continua búsqueda de emoción placentera que les da dicha práctica deportiva, dándole significado a su existencia terrenal.

El cuerpo a lo largo de la historia de la humanidad ha tenido distintos matices y significaciones, según las distintas culturas del planeta. A su vez, el cuerpo militar, también han sufrido modificaciones conceptúales, ideológicas, practicas y físicas. Describiremos aquellas más significativas y que han desarrollado una idea del cuerpo que se asemeja en algunas aristas en la realidad e idea que tenemos acerca de nuestro cuerpo y la idea filosófica que guarda relación con el significado primario de la Educación Física naval.

El significado del cuerpo en la antigua Grecia

Los griegos empezaron a racionalizar el pensamiento, y de esta manera se comenzó con el dualismo cuerpo-alma, viviendo al cuerpo desde un lugar de estudio, llegando al factor de individualización.

Con esta separación, el hombre comienza a separarse de su cuerpo y de sus mitos, cuestionando de donde provienen las sensaciones, para así dudar y tratar de reaccionar al mundo.

Con el advenimiento del siglo V (AC) el cuerpo se incorpora en el ideal educativo griego para los ciudadanos; educación que buscaba el equilibrio integral para todas las artes, la gimnasia, la ciencia, la música, la filosofía, la política, las leyes, orientada a formar un ciudadano virtuoso. La palabra Areté resumía esta situación, buscando la virtud del hombre integral, tanto en los aspectos mentales, corporales y espirituales.

Resultaba natural en la polis tener sus gimnasios, que estaban asociados a la prevención de enfermedades: orientándose desarrollar el físico para prevenirlo del deterioro natural, siendo que los médicos consultaban a los instructores de los gimnasios para disponer sus terapias, dando como nacimiento a la medicina preventiva.

El niño espartano, destinado a ser un soldado, pertenecía más al estado que a su familia, al nacer era examinado por los ancianos de la tribu, que lo devolvían a la madre si estaba bien constituido; en caso contrario lo hacían arrojar aun abismo del Taigeto. Todas las madres educaban a sus hijos de la misma manera; no los envolvían y los acostumbraban a comer de todo y a no tener miedo de nada. Al cumplir el niño los siete años se entregaba al estado; el niño era entonces como un hijo de regimiento, que desde’ luego formaba parte de una clase mandada por el que se habla mostrado superior a los Otros alumnos por su inteligencia y su fuerza.

El estudio se tenía en poco en este género de educación.

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