El desafío de vivir sin gluten

El desafío de vivir sin gluten

Cuando escuchamos que una persona es celíaca de inmediato pensamos en decir ¿eso es que no podés comer pan no? Cuando en realidad es algo mucho más complejo.

La celiaquía es la intolerancia permanente al gluten, conjunto de proteínas presentes en el trigo, avena, cebada y centeno (TACC) y productos derivados de estos cuatro cereales. Afecta por igual a mujeres y hombres, adultos y niños, con una ley nacional establecida, pero incumplida o cumplida a cuenta gotas.

La Ley Nacional de Celiaquía Nº 26.588^[1] fue sancionada en diciembre de 2009 y establece de interés nacional la atención médica, la investigación clínica y epidemiológica, la capacitación profesional en la detección temprana, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad celíaca,  además de la rotulación de los alimentos libres de gluten, entre otras cosas.

En Rio Negro existe la Ley Provincial Nº 3772^[2], pero ¿Se cumple? ¿Estamos debidamente informados? ¿Sabemos lo que significa el logo SIN TACC presente en muchos alimentos?  Rio Colorado, ¿Está preparado gastronómicamente? A mi parecer esto no nos lo preguntamos porque, muchas veces,  no nos toca de cerca.

Lo que comemos, muchas veces, puede dañarnos. No estamos exentos de padecer esta condición, ya que esta es la enfermedad crónica intestinal más frecuente en Argentina y, alrededor de 400 mil personas  la padecen.

Las leyes deberían protegerlos, pero desafortunadamente se encuentran desamparados. Me apena percatarme luego de investigar, que mi localidad, Río Colorado, no cumple con las normativas y que salir a comer, algo tan común, les es casi imposible.

Lo mayormente visible, para quienes padecen de celiaquía, es la identificación de los alimentos SIN TACC, pero según Mónica Kolman, nutricionista y abogada, "por ejemplo las gomitas Mogul son aptas y dentro de la publicidad debería decir que son libres de gluten y no lo dice. De hecho el rótulo en el envase aparece muy pequeño” (Kolman, 2013). Ella forma parte de la población argentina que sufre celiaquía, y además afirma que "las infracciones están previstas sólo si un producto no tiene el rótulo, si dice que es apto y no lo es y causa un perjuicio o si no hay una publicidad adecuada, pero ninguna de las normativas establece una sanción si un restaurante no tiene un menú apto para celíacos"^[3] (Kolman, 2013).

Si bien la Ley Nacional Nº 26.588 fue reformada en 2015, estableciendo que los comedores escolares, cárceles, establecimientos sanitarios, empresas de transporte, restaurantes y bares, además de locales de comidas rápidas, deberán contar con un menú libre de gluten, hay, aún hoy en día, lugares que no están preparados para servir al celíaco. Contradictoriamente Mariana Holgado, responsable de la Comisión de alimentos de la Asociación Celíaca Argentina, no está de acuerdo con la obligatoriedad,

“no existe la capacidad para controlar todos los establecimientos del país, ¿quién lo va a hacer?  Un plato seguro implica, primero, capacitar a todo el personal. Después, una serie de medidas y prácticas a la hora de cocinar, como tener un sector exclusivo o preparar los alimentos en un determinado día, tener utensilios especiales. Con el ritmo de la cocina de un restaurante es complejo” (Holgado, 2017). ^[4]

Pero entonces, el celíaco, ¿no tiene derecho de disfrutar con amigos y familiares una comida fuera de casa porque es muy complicado para un restaurante prestar un menú para celíacos?

En Argentina, la cantidad de personas diagnosticadas ha crecido considerablemente, por un lado hay mayor capacidad de detección, ya que los especialistas cuentan con importantes conocimientos acerca de la enfermedad y poseen al alcance de la mano la aparatología necesaria. Y por otro lado, no solo los gastroenterólogos pueden precisar la condición, sino de igual forma por ejemplo hematólogos, hepatólogos, ginecólogos, dermatólogos y endocrinólogos, ya que puede haber una variedad de síntomas, además de los intestinales. También se sabe que la enfermedad puede presentarse en cualquier momento de la vida y se estima que en el país 1 de cada 100 habitantes puede ser celíaco.^[5]

En Río Colorado la cantidad de personas celíacas diagnosticadas también ha aumentado y mayoritariamente niños. Es por eso que veo de suma importancia la presencia de lugares preparados para la atención del celíaco, para que salir a comer no sea una odisea en busca de lugares adecuados a la necesidad de cada familia, y que se respeten las normativas tanto municipales como provinciales y nacionales haciéndose cumplir la ley no solo por partes, sino plenamente.

Asimismo, es bueno destacar los altísimos costos de la dieta del celíaco, ya que su canasta básica es un 45% más cara que la común, y las obras sociales o prepagas ofrecen un reintegro mensual, pero no alcanza para cubrir esa diferencia.

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