Etica Y Economia
xjefferx19 de Abril de 2015
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RELACIÓN ENTRE ÉTICA Y ECONOMÍA
Teóricamente no debería haber conflicto, puesto que la ética es prescriptiva, nos indica lo que debe y no debe hacerse, siendo la economía, en cambio, una ciencia de naturaleza descriptiva, pues indica los efectos probables de determinadas políticas y analiza, utilizando el método científico, la realidad; lo que es y no lo que debería ser.
Podría decirse que la moral, en cuanto ciencia, es en cierto sentido superior a la economía, pero ello sin perjuicio de que esta última es un conjunto de leyes no sujetas a juicios éticos-valorativos.
Afirmaciones como las anteriores, planteadas sin una mayor explicación, podrían llevar a graves errores pues, por una parte, tanto las leyes que establecen el marco para el funcionamiento de una economía de mercado como el comportamiento de aquellos que actúan en el mercado sí pueden ser juzgados éticamente, y por la otra, la Doctrina Social de la Iglesia y la ética económica deben nutrirse con las verdades de la ciencia económica para elaborar sus juicios morales, lo que demuestra la íntima relación existente entre la ética y la economía.
Para comprender esta relación es conveniente aclarar previamente qué es lo que entendemos por ética y por economía.
La ética o moral es aquella ciencia que trata de bien en general, y de las acciones humanas (libres) en orden a su bondad o malicia.
La moral es, en el hombre, un valor o realidad que resulta del ejercicio de su libertad. Si las acciones no fueran libres, evidentemente no podrían ser calificables de buenas o malas. Pero debemos entender esta libertad en el sentido de que "es libre el hombre en dirigirse o no dirigirse hacia el fin que Dios le ha señalado; pero dejaría Dios de ser la causa primera y último fin, si fuera libre el hombre en imponerse el fin último de su vida o en conseguir el que Dios le ha señalado por caminos diversos de los que, en su sabiduría infinita, le tiene trazados" (Antonio Peinador Navarro, Tratado de Moral Profesional; Madrid, BAC, 1969, p. 11).
Por ello podemos decir que es bueno lo que acerque al hombre a su creador o, en otras palabras, lo que contribuya al perfeccionamiento de la persona.
Para el objeto de nuestro estudio es también muy importante definir lo que entendemos por economía, pues existen diversas acepciones de la misma, aparte de aquella que la entiende como ciencia, y en varios campos de la economía abundan los juicios de valor.
La economía como ciencia podríamos decir que es "el estudio del comportamiento humano relacionado con la asignación de medios escasos y de uso alternativo para la consecución de fines" (Lionel Robbins). Es en este sentido que podemos decir que la teoría económica no se preocupa de analizar la bondad o maldad de las acciones humanas.
Tanto la economía como la ética estudian el acto humano, libre y racional, pero la diferencia es que la ética lo estudia desde el punto de vista de la bondad o maldad de las acciones, en cambio la economía no estudia sino cómo actúa el hombre. Es por ello que podemos decir que los postulados científicos de la economía son correctos o equivocados, completos o incompletos, pero no buenos o malos, ni liberales, ni keynesianos.
Lo anterior no pretende desconocer, sino aclarar, la íntima relación existente entre la ética y la economía, pues el pensamiento económico sólo puede ser realizado por hombres, que valoran y juzgan moralmente. Es por ello común que los economistas realicen juicios éticos, pero al hacerlo debieran valerse de las enseñanzas de la ética, ya que ningún análisis puramente cuantitativo (como el económico) puede proporcionarnos un criterio cualitativo (como es el de la ética).
A la inversa, el estudioso de la ética económica debe valerse, para realizar sus juicios morales, de los antecedentes de hecho que le proporciona la ciencia económica, pues de lo contrario sus conclusiones, al carecer de una base real, serán erróneas. Ello es evidente, pues para poder juzgar una realidad, cualquiera que sea ésta, que es lo que pretende la ética, es necesario conocerla y saber como funciona. Lo mismo ocurre al realizar juicios morales acerca de la economía.
Como conclusión, podemos señalar que la ética económica debería señalar los objetivos económicos deseables, buenos o preferibles, y los conocimientos económicos influir en la selección de los medios para alcanzar dichos fines.
LA ÉTICA ECONÓMICA
La ética económica es la "ciencia acerca del orden moral de la cooperación social del hombre para satisfacer sus necesidades vitales y culturales" (J. Messner).
En efecto, la economía forma parte de la cultura humana, como todo lo que se refiere al cumplimiento de las tareas esenciales de la vida humana, y no sólo porque cree sus "presupuestos materiales", como muchas veces se afirma, sino también en cuanto parte del orden personal y social de la vida y porque para la mayoría de los hombres ocupa la mayor parte de su vida bajo la forma de trabajo profesional, y sólo por esto hay que reconocerle un decisiva importancia en la configuración de la vida humana.
El hecho básico de que depende el esfuerzo del hombre para satisfacer sus necesidades vitales y culturales es la escasez de los medios de comparación a las necesidades, y el problema aumenta si consideramos que las necesidades crecen según se eleva el nivel de su satisfacción. Por ello, la razón humana se ve abocada en primer lugar a la actividad económica, es decir, a procurar la mejor satisfacción de sus necesidades con los bienes escasos de que dispone, y a buscar a esa meta por medio de la cooperación social, a través de la especialización e intercambio.
Si cada familia cubriese sus necesidades con sus propias fuerzas, nunca hubiese sobrepasado un estado cultural completamente primitivo, y por ello el hombre no podría alcanzar su fin último subjetivo, que es la actualización plena de todas sus potencias. Dadas las limitaciones del hombre, este fin no puede lograrse por un individuo solo, sino por la sociedad toda, y a través de la especialización, como viéramos.
PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA ÉTICA SOCIAL Y ECONÓMICA
a) El Bien Común
Es la causa final de la sociedad, y podría definirse como el "orden o adecuado modo de relación que permite a todas y cada una de las personas que integran la sociedad respectiva, alcanzar su fin personal o individual en la mayor medida de lo posible".
La sociedad es un ente de orden, es decir, un conjunto de sustancias unidas en torno a un fin, y lo es justamente porque no es una sustancia ni la mera suma cuantitativa de los seres humanos que la integran, sino que es un conjunto de elementos (hombres) unidos en torno a un fin, el cual es común, y por lo tanto comunicable y participable a todos los integrantes de la sociedad. Por ello el bien común no se opone al bien personal, pues es el bien que es común a cada una de las personas que integran el grupo social. En caso de aparente pugna, hay que averiguar cuál es el verdadero bien y cuál el aparente (apetito desordenado).
La sociedad está al servicio de la persona, y no la persona al servicio de la sociedad, y esto es así por cuanto el hombre es superior a la sociedad desde el punto de vista ontológico, pues es un ser substancial que es apto para subsistir por sí mismo, y la sociedad un ser accidental de relación, que por lo tanto requiere a lo menos de dos sustancias. También lo es en el orden del fin, por cuanto el hombre vive en la historia pero trasciende de ella, por su destino eterno. La sociedad en cambio se agota en el tiempo, en la historia.
Las otras concepciones sobre el bien común son fundamentalmente:
a) la doctrina individualista sobre el bien común, de comienzos del liberalismo, que considera el bien común como la mera suma de los bienes individuales, obtenido cada cual con prescindencia de los demás. El único límite de cada persona es no impedirle a los demás obtener su bien particular a través de alguna acción positiva. De esta concepción fluye la conclusión de que el bien común es el bien de la mayoría, del más fuerte.
b) la doctrina colectivista o totalitaria del bien común, que considera a la sociedad como un todo colectivo superior bajo todo concepto a los seres humanos que la componen, los cuales carecen frente a la sociedad de toda trascendencia, y por lo tanto, de todo derecho. El bien común es considerado el bien de la colectividad entendida como este todo colectivo, por lo cual se admite que en aras del bien colectivo se sacrifique todo derecho o bien individual, por lo cual el bien común muchas veces no es más que un bien en apariencia.
b) Principio de Subsidiariedad y Autonomías Sociales
El hombre se agrupa en sociedades para alcanzar fines que no puede alcanzar por sí solo, luego forma sociedades mayores para lograr fines que las menores no están en condiciones de proporcionar. Cada sociedad es por definición apta para lograr su objetivo o bien común particular. En caso contrario se disuelve o se transforma en otra distinta, la cual sí es apta para lograr su fin.
Si toda sociedad tiene los medios para alcanzar su fin, tiene a la vez el derecho de buscarlo con libertad y autonomía, es decir el derecho de gobernarse a sí misma. El gobernarla es dirigir una sociedad hacia su fin o bien común particular, y esto es lo que marca el ámbito y límite de
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