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Historia Económica de México II.


Enviado por   •  12 de Junio de 2016  •  Reseñas  •  6.959 Palabras (28 Páginas)  •  226 Visitas

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REVOLUCIÓN MEXICANA / Garciadiego, Sandra Kuntz, Colegio de México

Proceso armado y sus actores:

La revolución mexicana fue un movimiento sociopolítico, se desencadenó por causas de largo, mediano y corto plazo y que luego fue determinante en la evolución del país durante todo el siglo XX. Su estallido se debió, entre otras razones, al agotamiento del modelo porfirista de gobierno, a su incapacidad para lograr la renovación política pacifica durante la coyuntura de la sucesión presidencial de 1910 y a la ineficiencia del sistema para satisfacer las aspiraciones de las clases medias y de los sectores populares. La crisis económica de 1907 había golpeado amplias capas de la población y el entorno internacional se había vuelto desfavorable debido a la rivalidad entre las grandes potencias por el recién descubierto petróleo mexicano. Las esperanzas de cambio que Porfirio Díaz propicio desde febrero de 1908, en la famosa entrevista con el periodista norteamericano James Creelman, se vieron frustradas en ponerse en marcha los mecanismos de la reelección, lo que desató una ola de movimientos opositores.

Crisis y oposición:

Al declarar  Creerlman que no se postularía a una nueva reelección, Porfirio Díaz abrió la contienda sucesoria, creando un ambiente de indefinición política y alentando la aparición de varios aspirantes al poder. Los primeros en movilizarse fueron los seguidores de Bernardo Reyes, quienes empezaron a proponerlo como vicepresidente para las elecciones de 1910. También se organizaron algunos jóvenes miembros del aparato político que aseguraban defender principios antes que personalidades: fue así como fundaron el Partido Democrático a principios de 1909. Los últimos en movilizarse fueron los antirreeleccionistas, encabezados por Francisco I. Madero. El principal opositor a Díaz fueron los magonistas. Bajo la influencia de los grupos anarquistas y socialistas de Estados Unidos el magonismo propuso la lucha armada. El movimiento maderista creció por el temor generalizado de que Corral pudiera suceder a Díaz y la motivación que la campaña de Madero produjo entre numerosos sectores de la sociedad mexicana urbana.

Porfirio Díaz volvió a postularse para la presidencia y obstaculizó al extremo de encarcelar a Madero poco antes de que se verificaran las elecciones en las que se declaró triunfadora a la mancuerna de Díaz-Corral. Madero huyó de prisión y se refugió en San Antonio, Texas. Mediante el Plan de San Luis Potosí (5/Octubre) convocó a las armas para el 20 de noviembre de 1910. El oposicionismo electoral se convertiría en rebeldía, y posteriormente, en revolución. El llamado de Madero fue atendido por los grupos rurales de algunas regiones del país (Chihuahua, Sonora, Coahuila, Durango, Guerrero y Morelos). Fue en estas regiones donde hubo alzamiento contra el ejército porfirista.

La lucha armada implicó la transformación radical del proceso, pues al pasar de oposición electoral a rebelión tuvieron que cambiar los participantes y los escenarios: el movimiento de las clases medias urbanas se transformó en uno. Surgieron nuevos líderes (Pascual Orozco - arriero, Pancho Villa – abigeato y bandolerismo, Emiliano Zapata – Domador de potros), participaron en la lucha de contrarios al gobierno porfirista. Eran poco afines a Madero, lo que hizo que éste diera por terminada la lucha. Ni las autoridades, ni Madero y sus colaboradores vieron con simpatía la participación popular.

El nuevo gobierno: cambios y limitaciones:

En los Acuerdos de la ciudad Juárez, firmados el 21/05/1911, se pactó la suspensión de hostilidades, las renuncias de Díaz y Corral y la sustitución del presidente por el Secretario de Relaciones Exteriores. Su nombre era Francisco León de la Barra y sus principales responsabilidades fueron licenciamiento de las fuerzas revolucionarias y la organización de nuevas elecciones presidenciales antes de 6 meses. Con respecto a las nuevas elecciones, Madero decidió transformar su Partido Nacional Antirreeleccionista en uno llamado Partido Constitucional Progresista, también que su mancuerna electoral fueran José María Pino Suárez. La presidencia de Madero comenzó a principios de noviembre de 1911 y concluyó violentamente a mediados de febrero de 1913, su gestión presidencial resultó fallida. Con Madero se conformó un nuevo aparato gubernamental, social e ideológicamente distinto del porfirista, pero peligrosamente inexperto. Hubo elecciones competidas y libertad de prensa, desaparecieron la concentración de poder en el Ejecutivo y el centralismo. Fueron más los problemas políticos que los cambios. En los ámbitos agrario y laboral hubo actitudes y propuestas novedosas. Dispuso fraccionar y vender terrenos nacionales, y destinar los recursos de esa venta a otorgar créditos agrícolas en favor de los pequeños y medianos propietarios. Mientras los hacendados perdieron parte de su influencia política, los campesinos vieron por primera vez aumentar la suya. Madero era respetuoso de los derechos organizativos de los obreros y partidario de que éstos mejoraran; como buen capitalista, pretendía que estos cambios no afectaran mucho los intereses de los empresarios. Creó el Departamento del Trabajo.

Estas transformaciones políticas y sociales tuvieron consecuencias: parte de la élite política buscó recuperar poder; los campesinos y obreros quedaron insatisfechos por lo tibio de las propuestas maderistas, que consideraban un pago insuficiente a su participación en la lucha contra Díaz. Madero fue tratado con rudeza por la prensa porfirista padeció gran oposición parlamentaria y tuvo que enfrentar 4 rebeliones: dos encabezadas por miembros de la élite política porfirista y dos por grupos populares que habían luchado contra Díaz. Los contingentes orozquistas, tomaron las armas contra Madero en marzo de 1912, aparados por el Plan de la Empacadora. Madero puso al frente de la campaña al general Victoriano Huerta, a quien asignó numerosos elementos y recursos, los orozquistas fueron vencidos en 2 o 3 meses.

El gobierno huertista:

De acuerdo con la alianza triunfadora que sustentaba el nuevo gobierno, Huerta tomaría la presidencia y se abocarúa a organizar unas elecciones en las que Féliz Díaz debía tresultar triunfador. El nuevo gobierno contaba con el respaldo del Ejército Federal, la clase política conservadora, la prensa antimaderista, la inglesia católica, los empresarios y los hacendados, incluso con el ejército  orozquista. Huerta y sus principales colaboradores comenzaban a gobernar con optimismo porque lograron maniatar a varios de los principales políticos maderistas. Contra su optimismo inicial, pronto aparecieron los problemas. Para comenzar, en marzo hubo cambio presidencial en Estados Unidos —de William H. Taft a Woodrow Wilson—, que trajo una actitud enérgica de Washington contra Huerta. Además, en el norte de México empezó a surgir una airada movilización contra el nuevo gobierno. La inmensa mayoría de los que se rebelaron había tomado las armas contra el régimen porfirista, y luego contra los orozquistas. Algunos eran autoridades locales que buscaban defender las posiciones que habían alcanzado durante el maderismo; muchos eran parte de alguna de las fuerzas militares organizadas durante el gobierno derrocado, por lo que a la llegada de Huerta estaban organizados y con las armas en la mano. Este doble factor: la participación de autoridades estatales y la estructura militar previa, explica la rápida profesionalización de las emergentes fuerzas norteñas.

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