La Politica Cientifica Y Tecnologica De Venezuela
jurodriguez27 de Octubre de 2013
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LA POLÍTICA CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA DE VENEZUELA (1999-2008)
Rafael Rangel Aldao
Departamento de Tecnologías de Procesos Biológicos y Bioquímicos, Sección de
Biofísica, Universidad Simón Bolívar
E-mail: rafael.rangelaldao@gmail.com
Introducción
La política científica de casi un decenio de gobierno se puede analizar a
través de los nuevos organismos oficiales y leyes de la República, introducidos y
puestos en ejecución entre 1999 y 2008. En especial caben destacar los
siguientes: (a) la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología (1999) hoy
denominado Ministerio del Poder Popular para Ciencia y la Tecnología, MppCT;
(b) El Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (2005-2030) PNCTI; (c)
La Misión Ciencia (2006), y; (d) La Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e
Innovación (LOCTI, 2005).
En este trabajo haremos un seguimiento de las políticas públicas propias de
la ciencia y la tecnología nacional, mediante un análisis de los objetivos y
estrategias que se ha planteado el poder ejecutivo, los resultados que reporta el
propio gobierno durante el decenio (1999-2009), la consistencia entre la estrategia
oficial y el despliegue o implantación de sus políticas, y finalmente, el impacto
sobre el desarrollo científico-tecnológico del país de acuerdo a indicadores
universalmente aceptados que son del dominio público (RICYT, 2008) o
reportados por el Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
(ONCIT, 2007), creado en 2006 a partir de la LOCTI .
El Ministerio del Poder Popular de Ciencia y Tecnología (MppCT)
A partir de 1999 cambia radicalmente la forma de administrar la ciencia y la
tecnología en Venezuela, que por más de treinta años (1967-1999) se hizo con el
desaparecido Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICIT), y que basó
su exitosa gestión en una amplia y democrática representación nacional de la
comunidad científica y del sector privado, tanto a los niveles de selección de
proyectos por evaluación de pares como en el más alto nivel del Directorio (Roche,
1996).
Avalos (1999) resume así treinta años de logros y el modo de formular una
política pública de índole científica:
“Su obra acumulada es importante… el CONICIT es responsable de en
primer orden de la creación y desarrollo de una infraestructura expresada
en laboratorios y bibliotecas, la formación de investigadores, el desarrollo
de postgrados, la publicación de revistas científicas, la introducción de la
telemática y, por otra parte, algo igualmente importante, como es la
implantación de una institucionalidad, vale decir de un conjunto de valores,
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leyes y prácticas, como basamento para el desenvolvimiento de la ciencia
nacional. En este sentido cabe destacar que perfiló el oficio del científico e
introdujo elementos determinantes para su profesionalización en tiempos en
que tal oficio era casi inexistente; por otro lado, introdujo desde sus
comienzos la evaluación de méritos a la hora de determinar sus apoyos,
cosa que, de nuevo, se dice fácil pero hay que valorar lo que significaba eso
cuando el apogeo de la cultura del igualitarismo mal entendido; y, por último
ha ido haciendo mucho para que el país tenga estima por sus
investigadores y valore como debe la producción de conocimientos, su
difusión y aplicación.
Hubo, en síntesis, una suerte de «apropiación» de una política
pública, la política científica, por parte de un grupo social constituido por la
comunidad científica, no obstante la elaboración de cuatro Planes
Nacionales, redactados en diferentes quinquenios gubernamentales con la
pretensión casi nunca cumplida de establecer prioridades que señalaban
cuál era la ciencia requerida por el país. Se trató, entonces, en gran
medida, de una política desde y para los científicos con el apoyo y la
aquiescencia del Estado, conforme a un arreglo - contrato social -, que no
fue único, sino que tuvo lugar en otros campos y en todos ellos permitió, de
diversas maneras y en diversos grados una suerte de “colonización” de la
política pública por parte de intereses corporativos variados. En este sentido
vale la pena, por su relación con el tema que se viene tocando, una corta
digresión sobre la política tecnológica”.
Ese “contrato social” referido por Avalos (1999) se trasmuta en el MppCT,
en otro de tipo ideológico comprometido explícitamente con una parcialidad
política, y en cuyo más alto nivel de dirección y formulación de política deja de
estar presente la comunidad científica. Ese carácter ideológico del nuevo ente
rector se pone en evidencia en la más reciente Memoria y Cuenta del ente que
sustituye al CONICIT en el MppCT, el Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e
Innovación (FONACIT, cuya misión es la de “Financiar la capacidad científica,
tecnológica y de innovación para el desarrollo” (FONACIT, 2007). En la sección de
“Líneas de Acción” de la Memoria y Cuenta del FONACIT” se lee:
El Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (FONACIT),
orientó su gestión en función de las Estrategias, Políticas y Programas
definidos por su órgano de adscripción, el Ministerio de Ciencia y
Tecnología (MCT); las cuales están dirigidas a lograr un proceso de
cambio de carácter político, institucional, social y económico, con el
firme propósito de incorporar los diversos actores del quehacer científico
nacional, en la construcción y transformación del país. (Negrilla nuestra).
En consecuencia, los “logros” alcanzados por el FONACIT en ese período
(2006), se alejan completamente del ámbito científico y tecnológico, para
concentrarse en el “Equilibrio Social”, y el “Equilibrio Territorial”, como por ejemplo,
en actividades comunitarias del sector agrícola básico, y en la elaboración de
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informes “técnicos-administrativo” en lugar de publicaciones científicas indizadas,
o en patentes de invención:
“Se cumplió una extensa gestión, al lograr importantes aportes para los
proyectos de promoción del conocimiento para el desarrollo sustentable a
niveles individuales, políticos, productivos, tecnológicos y comunitarios.
Ejecutándose 54 nuevos proyectos (91.47%) y el mantenimiento de 20
proyectos (8.53%). Siendo el de mayor ejecución el proyecto
Financiamientos en el área de ruta del chocolate con 28 proyectos con el
cual se logró la elaboración y consignación de 11 informes de avance y 10
técnicos, siendo este el número de granjas que asistió al evento
denominado “Elaboración y Actualización de Informes Técnicos
Administrativo de las Granjas Integrales…”
El impacto de logros de esa naturaleza, totalmente ajenos al desarrollo de
la ciencia y la tecnología nacional, es también muy claro. Durante el período1999
a 2005, y ante una tasa anual de crecimiento poblacional del 1,42% (INE, 2008), la
tasa anual de publicaciones venezolanas referidas por el Science Citation Index
(SCI) apenas alcanzó el 1,9% anual, con cifras absolutas de 1071 en 1999 y
1274 en 2005. Es decir, que al tomar en cuenta el crecimiento poblacional durante
ese período, el MppCT sólo logró mover nuestra producción científica en un 0,48%
anual, un resultado insignificante para ser calificado como el resultado de una
“extensa gestión”. Este bajo impacto sobre el progreso de nuestra ciencia podría
explicarse al tomar en cuenta el hecho que la inversión en ciencia y tecnología
medida ésta como Paridad del Poder de Compra (PPC), decreció de PPC 488,2
millones en 1999 a PPC 410 millones en 2005 (RICYT, 2008).
La Figura No. 1 muestra gráficamente el estancamiento de la producción
científica venezolana comparado con el resto de los países de la región andina,
durante el decenio 1996 a 2005.
Figura No. 1 Publicaciones anuales de los países de la región andina
en revistas científicas indizadas por el Science Citation Index (SCI).
Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos de RICYT (2008).
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Allí observamos cómo sólo dos países de la región andina tienen un
crecimiento significativo y consistente en el decenio, Chile y Colombia, mientras
Venezuela permanece estancada en el quinquenio 2000 a 2005 con un
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