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La teoría del conocimiento como ciencia empírica: Piaget y Rosenblueth


Enviado por   •  15 de Junio de 2015  •  Tesis  •  3.539 Palabras (15 Páginas)  •  214 Visitas

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La teoría del conocimiento como ciencia empírica: Piaget y Rosenblueth

Ricardo Guzmán Díaz Descargar versión PDF

Tradicionalmente se ha considerado a la teoría del conocimiento como una rama típica de la filosofía. Sus cuestionamientos fundamentales sobre el origen y los límites del conocimiento humano le dan esa característica filosófica de reflexión en torno a temas que nunca tienen una respuesta última y a los cuales se retorna irremediablemente una y otra vez. Sin embargo, es sabido que la frontera entre la filosofía y la ciencia no es tan clara. Existe una concepción de la filosofía según la cual los problemas que la ocupan son en realidad pseudoproblemas en el sentido de que no tienen solución. Cuando se dan las condiciones para que un problema filosófico se torne solucionable entonces deja de ser tal e inaugura una ciencia en la cual los expertos en el tema se han puesto de acuerdo en los métodos que se pueden utilizar para buscar dicha solución. John L. Austin, por ejemplo, lo expresa así:

En la historia de las indagaciones humanas la filosofía ocupa el lugar de un sol central originario, seminal y tumultuoso. De tanto en tanto, ese sol arroja algún trozo de sí mismo que adquiere el status de una ciencia, de un planeta frío y bien regulado, que progresa sin pausas hacia un distante estado final. Esto ocurrió hace ya mucho tiempo cuando nació la matemática, y volvió a ocurrir cuando nació la física.1, 2

En este sentido, no es que se menosprecie a la filosofía por no poder resolver sus problemas, sino por el contrario, se reconoce que es precisamente el trabajo filosófico lo que permite investigar más profundamente un tema de interés. En la cita de Austin, este filósofo reflexiona más adelante respecto a la posibilidad de ser testigo del nacimiento de una genuina ciencia del lenguaje, que es el punto central de su indagación, y termina diciendo “entonces nos liberaremos de otra parte de la filosofía (todavía quedarán muchas) de la única manera en que es posible liberarse de ella: dándole un puntapié hacia arriba”. De esta misma forma nos podemos cuestionar si la teoría del conocimiento puede convertirse en una disciplina científica. Tal vez por su carácter especial de ser la rama de la filosofía que se pregunta precisamente por el conocimiento (incluido el conocimiento científico) resulte un tanto paradójico y/o cíclico pensar en una ciencia que hable sobre la ciencia y por lo tanto tenga que conservar más bien su carácter de disciplina filosófica. En todo caso, las posibilidades de un acercamiento de este tipo son el tema de este ensayo.

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO VERSUS EPISTEMOLOGÍA

Antes que nada es necesario hacer una distinción importante, ya que en ocasiones se utilizan las expresiones “teoría del conocimiento” y “epistemología” como intercambiables. Históricamente, la denominación “teoría del conocimiento” es más antigua y se refiere a esa rama de la filosofía que probablemente inauguró John Locke con su Ensayo sobre el entendimiento humano,3 aunque estas preocupaciones por la naturaleza del conocimiento las podamos rastrear en el pasado hasta Platón y Aristóteles, posteriormente en Bacon y Descartes, etc. En cambio, el término epistemología es más reciente y se emplea sobre todo para referirse a la teoría del conocimiento científico, es decir, a la disciplina dirigida al estudio crítico de las ciencias y que tiene como objetivo determinar el valor, el fundamento lógico y el campo de acción de ellas.

Hacemos esta diferenciación porque, como se verá más adelante, precisamente una de las teorías que mencionaremos, pretende eliminar esta dicotomía entre la teoría general del conocimiento y la teoría del conocimiento científico refiriéndose a un principio de continuidad de los procesos cognoscitivos.

FRACASOS DEL PASADO

A lo largo de la historia se ha intentado construir diferentes sistemas filosóficos sobre el tema del conocimiento. Ya mencionábamos en el punto anterior a John Locke quien representa el clásico empirismo inglés. Su tesis fundamental es que todo el conocimiento proviene de los sentidos, es decir, el único conocimiento válido es aquel que está debidamente apoyado en una experiencia sensible. Esta propuesta obviamente es opuesta al racionalismo de Descartes4 quien, por el contrario, duda de todo lo que percibimos por los sentidos y busca entonces partir de un principio indubitable que encontrará en la razón.

Así surge entonces el gran debate entre el racionalismo y el empirismo, ninguno de los cuales se puede sostener debido a su inclinación hacia sólo uno de los factores que intervienen en el problema del conocimiento. Como una gran contribución que tiende a sintetizar estas visiones del conocimiento, encontramos la obra monumental del gran Immanuel Kant5 titulada Crítica de la razón pura. Uno de los pilares de la tesis de Kant consiste en haberle otorgado al sujeto que conoce un papel activo en el proceso de organización de sus interacciones con el mundo físico. Kant introduce el concepto de “categorías del entendimiento” que son a priori y que representan estructuras o moldes mentales que el sujeto impone a las impresiones que recibe por los sentidos. Las condiciones para que esto ocurra son el espacio y el tiempo, que son intuiciones propias de la sensibilidad. Sin embargo, hay un problema fundamental en esta visión que tiene que ver con la época en que fue concebida (siglo XVIII). Rolando García lo explica de la siguiente manera:

Hay por consiguiente, para Kant, una forma única de concebir el espacio y el tiempo, porque dichas formas provienen de síntesis a priori que se imponen al entendimiento sin que ninguna nueva experiencia o especulación pudiera cambiarlas. Pero sus características habían sido establecidas por la ciencia –la ciencia de la época de Kant– y no podían ser otras. Había un espacio absoluto y un tiempo absoluto, y en ellos ocurrían los fenómenos físicos tal como lo explicaba la mecánica de Newton. Las relaciones espaciales no podían ser otras que aquellas descritas por la geometría de Euclides.6

Así pues, la teoría del conocimiento de Kant está fundada sobre la ciencia de su época, fundamentalmente la física de Newton.7 Kant no tenía idea de que posteriormente se desarrollarían nuevas geometrías no euclidianas y de que la física mostraría que las características del espacio y el tiempo no podían ser descubiertas por la pura especulación filosófica. Es decir, la nueva física de comienzos del siglo XX mostraba que la pura filosofía especulativa no

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