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La teoría del método formal


Enviado por   •  24 de Julio de 2021  •  Apuntes  •  7.496 Palabras (30 Páginas)  •  402 Visitas

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Boris Eichenbaum “La teoría del ‘método formal’”

El llamado método formal resulta de los esfuerzos por la creación de una ciencia autónoma y concreta. Para los formalistas lo esencial no es el problema del método en los estudios literarios, sino el de la literatura considerada como objeto de estudio. 
Los trabajos de los formalistas que tratan la teoría y la historia literaria expresan estos principios con suficiente claridad: sin embargo, en el curso de los últimos diez años se han acumulado tantos nuevos problemas y viejos malentendidos, no como un sistema dogmático sino como un balance histórico.
El elemento evolutivo es muy importante para la historia del método formal. Estamos rodeados de eclesiásticos y de epígonos que transforman el método formal en un sistema inmóvil de formalismo. Nosotros no teníamos y no tenemos aún ninguna doctrina o sistema acabado. En nuestro trabajo científico, apreciamos la teoría solo como hipótesis de trabajo con cuya ayuda se indican y comprenden los hechos: se descubre el carácter sistemático de estas gracias al cual llegan a ser materia de estudio. No nos ocupamos de las definiciones que nuestros epígonos buscan ávidamente y tampoco construimos las teorías generales que los eclécticos encuentran tan agradables. Establecemos principios concretos y, en la medida en que pueden ser aplicados a una materia, nos atenemos a ellos. Si la materia requiere una complicación o una modificación de nuestros principios, obramos de inmediato: nos sentimos libres con respecto a nuestras propias teorías. No existe ciencia acabada, la ciencia vive venciendo errores y no estableciendo verdades.

La finalidad de este artículo es polémica. El periodo inicial de discusiones científicas y de polémicas periodísticas ha terminado. Ahora solo nuevos trabajos científicos pueden responder a este género de polémicas, de las que Prensa y revolución (1924) me juzgo digno de participar. Mi tarea principal es la de mostrar cómo, al evolucionar y extender el dominio de su estudio, el método formal ha sobrepasado los límites de lo que se llama generalmente metodología, y se ha transformado en una ciencia autónoma que tiene por objeto la literatura considerada como una serie especifica de hechos. Diversos métodos pueden ocupar un lugar en el marco de esta ciencia, a condición de que la atención se mantenga concentrada en el carácter intrínseco de la materia. Éste ha sido, desde el comienzo, el deseo de los formalistas y el sentido de su combate contra las viejas tradiciones. El nombre de metodo formal debe ser interpretado como una denominacion convencional, como un termino historico, y no es util apoyarse en él para definirlo. Lo que nos carcateriza no es el formalismo como teoria estetica, ni una metodologia que representa un sistema cientifico definido, sino el deseo de crear una ciencia literaria autonoma a partir de las cualidades intrinsecas de los materiales literarios.

I

A los representantes del metodo formal se le ha reprochado a menudo, y desde distintos puntos de vista, el caracter oscuro e insuficiente de sus principios, su indiferencia con respecto a los problemas generales de la estetica, de la psicologia, de la sociologia, etc. Estos reproches tienen el mismo fundamento y dan cuenta, correctamente, de la distancia que separa a los formalistas tanto de la estetica como de toda teoria general acabada, o que pretenda serlo.

El metodo formal llamo la atencion sobre dicha ciencia y ella ha llegado a ser un problema actual, no por sus particualridades metodologicas, sino en razon de su actitud ante la interpretación y el estudio del arte. En los trabajos de los formalistas se destacaban netamente algunos principios que contradecían tradiciones y axiomas de la ciencia literaria y de la estética en general. Gracias a esta precisión de principios, la distancia que separaba los problemas particulares de la ciencia literaria de los problemas generales de la estética se redujeron considerablemente. Las nociones y los principios elaborados por los formalistas y tomados como fundamento de sus estudios se dirigían a la teoría general del arte aunque conservaban su carácter concreto.

En el momento de la aparición de los formalistas, la ciencia académica, que ignoraba enteramente los problemas teóricos y que utilizaba tibiamente los envejecidos axiomas tomados de la estética, la psicología y de la historia, había perdido hasta tal punto el sentido de su objeto de estudio que su propia existencia era ilusoria. No teníamos necesidad de luchar contra ella: no valía la pena forzar una puerta abierta; habíamos encontrado una vía libre y no una fortaleza. La herencia teórica de Potebnia y Veselovski, conservada por sus discípulos, era como un capital inmovilizado, como un tesoro al que se privaba de valor por no animarse a tocarlo. La autoridad y la influencia ya no pertenecían sino a una ciencia periodística, pertenecían a los trabajos de los críticos y teóricos del simbolismo. Esta ciencia periodistica, a pesar de su caracter subjetivo y tendencioso, estaba fundada sobre ciertos prnicpios y formulas teoricas que apoyaban las corrientes artisticas nuevas y de moda en esa epoca.

Por este motivo, el encuentro histórico de las dos generaciones, encuentro extremadamente tenso e importante, tiene lugar, no en el dominio de la ciencia académica, sino en la corriente de la ciencia periodística compuesta por la teoría simbolista y por los métodos de la crítica impresionista. Entramos en conflicto con los simbolistas  para arrancar de sus manos la poética, liberarla de sus teorías de subjetivismo estético y filosófico y llevarla por la vía del estudio científico de los hechos. La revolución que promovían los futuristas contra el sistema poético del simbolismo fue sostén para los formalistas al dar un carácter más actual a su combate.

Liberar la palabra poética de las tendencias filosóficas y religiosas cada vez más preponderantes en los simbolistas fue la consigna que consagro al primer grupo de formalistas. La escisión entre los teóricos del simbolismo y la aparición de los acmeistas prepararon el terreno para una revolución decisiva. Era necesario dejar de lado toda componenda. El estado de las cosas nos exigia separarnos de la estetica filosofica y de las teorias ideologicas del arte. Necesitabamos ocuparnos de los hechos, y a partir de una punto arbritrario para entrar en contacto con el fenomeno artistico. El arte exigía ser examinado de cerca; la ciencia quería ser concreta.  

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