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Mohos Mucilaginosos


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2014  •  5.146 Palabras (21 Páginas)  •  479 Visitas

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Mohos mucilaginosos ¿Reinventando la pluricelularidad?

La invención de la pluricelularidad es uno de los hitos más importantes de la evolución biológica. Sin ir más lejos, nosotros, criaturas formadas por miles de millones de células, tenemos como ancestros lejanos a células solitarias, vidas libres que no rinden cuentas a nadie… Pero en algún momento de la historia, unas pocas de tales entidades solitarias “decidieron” agregarse para formar un ente más organizado ¿Qué pudo empujarlas a ello? ¿Qué extrañas quimeras se engendrarían? ¿Cómo podrían ser esas criaturas a «medio camino» de la verdadera organización? Bueno, nosotros podemos imaginar esas quimeras. Pero los científicos han logrado algo más sorprendente aún, ¡las han encontrado!

La vasta mayoría de los seres que pueblan este mundo son unicelulares, criaturas con todo su ser concentrado en «una única y exclusiva célula» todoterreno que asume todas las estrategias de alimentación, de relación y de reproducción necesarias para seguir perpetuándose hasta el fin de los días. Sin embargo, contados grupos de tales seres unicelulares dieron lugar a un nuevo tipo de criaturas: los organismos pluricelulares, formados por «múltiples células», tantas que en ciertos casos pueden contarse por miles de millones. Pero en estos seres pluricelulares no encontramos células todoterreno, sino células súper-especializadas en funciones muy concretas, formando parte de todos aquellos tejidos (músculos y nervios, parénquimas y colénquimas, micelios y basidios; entre otros muchos) que podamos encontrar en animales, plantas u hongos.

Muy bonito. Pero es un “problemón“. Después de todo ¿Cómo explicar las razones por las que un montón de células solitarias “decidirían” agregarse formando un todo más complejo? ¿Cómo sería un organismo que sin ser pluricelular, estuviera «en camino» de serlo? Los biólogos pueden imaginar aquellos hipotéticos estadios intermedios, e incluso postular las razones por las cuáles pudieran originarse. Mas esto no gusta a algunos, «[los darwinistas] siempre han tenido una imaginación desbordada y casi cualquier cosa que podían imaginar la daban como cierta si ayudaba en la explicación de la evolución de la bacteria al elefante por mecanismos azarosos y la reproducción diferencial», dicen muy enfadados.

¿Qué hacemos pues, si nos niegan la imaginación? Sencillo, no imaginar tales estadios intermedios, sino ¡trabajar con ellos en vivo y en directo!.

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Viaje al mundo de los «hongos mucilaginosos»

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El universo de los protistas parece de otra realidad. Son un desastroso cajón cuyos miembros son mayoritariamente paranoias unicelulares. En ocasiones recuerdan a animales u hongos, en otras a plantas, en otras a un raro híbrido entre ambos, y en otras… bueno, a nada que podamos recordar.

Algunos autores calculan que existen cerca de 90.000 especies de protistas, otros incrementan esa cifra a 300.000 especies (Ref. 5), aunque yo personalmente, esperaría muchísimas más. Podemos encontrarlos en agua dulce y salada, sobre la tierra firme y bajo el subsuelo, en ambientes impolutos y en medios altamente contaminados, como parásitos y como parasitados, como hospedadores y como simbiontes. Y nuestros ancestros proceden de alguna ramita, extinta o no, de este enmarañado arbusto.

«Nota. La clasificación del «reino Protista» es revisada continuamente, esta tabla solo es útil para tener una visión simple pero general. Definiciones. Autótrofo: organismo que es capaz de sintetizar su propio alimento, como las plantas verdes; Heterótrofo: organismo incapaz de sintetizar su propio alimento y que ha de obtenerlo desde el exterior, como los animales; * Pseudópodos: prolongaciones celulares emitidas desde la propia célula»

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Y en este loco mundo de maravillas es donde encontramos a nuestros protagonistas de hoy, los «hongos mucilaginosos». Son llamados formalmente mixomicetos y hoy se cuentan entre 400 y 500 especies. Son extraños seres que no tienen nada que ver con los mohos que habitualmente asolan nuestros panes y quesos, ni tampoco con las setas ni con las levaduras que tan útiles nos resultan. Los mixomicetos pertenecen a un reino aparte y alejado de lo que solemos observar en nuestro mundo macroscópico, son un grupo complicado que al igual que sucede con el resto de protistas, está sometido a continuas revisiones (Ref. 9 y 10).

«Hongos mucilaginosos»: mixomicetos. Izquierda, plasmodio reticulado. Derecha, cuerpos fructíferos.

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Los «hongos mucilaginosos» arriban al mundo como esporas libres. Tales esporas suelen ser estructuras resistentes con un tamaño entre 5 y 15 μm de diámetro, cuya misión es encontrar un lugar adecuado donde germinar. Dependiendo de la especie, este tiempo de germinación puede ser muy variable, algunas eclosionan inmediatamente a su liberación, otras pueden tardar ¡hasta 75 años! mientras esperan el regreso de condiciones favorables (Ref. 9).

De las esporas germinan uno de dos tipos celulares posibles: (i) mixamebas, células carentes de cilios y flagelos que se desplazan mediante pseudópodos, al igual que las verdaderas amebas; o (ii) células flageladas o nadadoras, que como su nombre indica, disponen de uno o dos flagelos para desplazarse en el medio. Estas células son haploides, es decir, al igual que nuestros óvulos y espermatozoides, cuentan con «un único juego de cromosomas». Pero a diferencia de ellos, son voraces depredadores, consumidores insaciables de bacterias, levaduras, esporas de «hongos verdaderos» e incluso se comen a sus propios hermanos. Y además son interconvertibles entre sí, según la especie, una mixameba puede tornarse célula flagelada, y viceversa (Ref. 9).

La población de mixamebas o de células flageladas crece hasta que se alcanza un punto de densidad crítico. Entonces, solo entonces, pueden darse dos situaciones muy distintas dependiendo del tipo de «hongo mucilaginoso» implicado.

En los que podríamos llamar los «hongos mucilaginosos» clásicos, tiene lugar un fenómeno que recuerda a una fecundación: dos mixamebas o dos células flageladas «se fusionan» originando un nuevo tipo celular, diploide (con «dos juegos de cromosomas») llamado zigoto. En nosotros los humanos el zigoto sufre una serie de divisiones celulares que con el tiempo desembocarán en la formación del embrión y la placenta, pero en los «hongos mucilaginosos» no sucede tal cosa, sino que se origina una

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