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Nación Humana Universal


Enviado por   •  22 de Mayo de 2014  •  1.897 Palabras (8 Páginas)  •  194 Visitas

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ibilidad de una Nación Humana Universal, el desarme mundial se convierte en una necesidad concreta y urgente.”

Si afirmamos la existencia de un camino evolutivo que, con marchas y contramarchas, impulsa la vida en el planeta, es necesario afirmar también que para que dicho camino sea de verdadero avance en el futuro cercano, deberá incluir irreductiblemente la eliminación de la carrera armamentista. Este proyecto debería comenzar por la urgente destrucción del armamento nuclear que atenta contra la existencia de la vida misma en el planeta. Lo opuesto, nos coloca a la sombra de un gran retroceso humano y de potenciales accidentes nefastos para la actual civilización.

Avanzar decididamente en la construcción de un mundo sin violencia y trabajar por la reducción del armamento bélico y convencional hasta su completa eliminación, son fenómenos y procesos que avanzarán en formar simultánea o por el contrario, el espiral bélico y sus consecuencias harán crecer un paisaje cruel y caótico que, dada las actual situación de creciente inter-relación y mundialización de los países y regiones, afectara por igual manera a todos los pueblos del planeta.

La información disponible referida al armamentismo mundial según los últimos reportes del año 2012 es igualmente de preocupante y obscena que en el año 2011i. La “Conferencia del Desarme” (organismo oficial de Naciones Unidas para este fin), no ha logrado ningún acuerdo multilateral sobre reducción de armas en los últimos 15 años.

Si hacemos simples comparaciones de esta información con datos referidos a cómo se podrían resolver algunas necesidades básicas que afectan a cientos de millones de personas en el mundo en materia de salud, alimentación, vivienda, agua y educación, esta información resulta además, delirante y cruel.

Algunos pocos números para reflejar lo que mencionamos:

El gasto militar mundial en el año 2012 fue de 1,8 billones de dólares.

El gasto en armamentos ha crecido en un 50% en los últimos 5 años.

Con el 10% del gasto anual en armamento, se resolvería el problema del hambre en el mundo.

En una sola hora se gasta en armas lo que aproximadamente 100.000 trabajadores ganarían en un mes.

Aproximadamente el 25% de los científicos de todo el mundo se dedican a la investigación militar.

El costo de un tanque alcanzaría para construir 520 aulas de educación escolar.

El costo de un avión caza supersónico equivale al gasto de implementar 40.000 consultorios de salud.

El precio de un destructor podría usarse para la electrificación de 13 ciudades y de 19 zonas rurales con una población de 9 millones de personas.

Con el 25 % de lo que se gasta en armamento en un año se podrían cubrir los gastos estructurales (riego, plantaciones, electrificación, provisión de agua potable y de recursos sustentables) para resolver los problemas de hambrunas en el continente africano

Pero ante esta información y propuesta, el ciudadano común podría decir: “muy bien, este es un problema mundial muy serio, pero en este país, o en esta ciudad en que vivo, tenemos otros problemas graves y urgentes en qué ocuparnos… muy poco podemos hacer por el desarme mundial y todas nuestras preocupaciones deben concentrarse en mejorar nuestras condicione de vida, de salud y de educación en el lugar dónde vivimos”.

¿Será esto cierto? ¿Existirá tal desconexión entre los problemas de la vida cotidiana y el creciente armamentismo? ¿O existe una relación estrecha, aunque a veces difícil de percibir, entre el armamentismo y el tipo de respuesta de las personas y las sociedades que, aunque concientes del flagelo, no reaccionan o lo hacemos de manea esporádica y desestructurada?

¿Es una ilusión pensar que nuestra reacción podría ayudar a producir cambios significativos en el rumbo de estos acontecimientos tan importantes para nuestra vida y para la vida de las futuras generaciones?

Lo realmente ilusorio en el momento actual es pensar que este problema se resolverá solamente gracias a la acción de los gobiernos o desde los sectores del actual poder mundial.

La situación mundial donde los factores del poder económico y militar se realimentan y dependen entre sí, nos lleva a la triste conclusión de que es totalmente imposible que la solución al problema del armamentismo provenga desde los mismos sitiales que nos gobiernan y lo sustentan. Muy por el contrario, lo que se puede prever es la permanente especulación económica-militar para crear, fomentar y participar, directa o encubiertamente, en los conflictos bélicos con el fin de mantener o recuperar el poder en las diferentes regiones, resolver sus crisis económicas y energéticas o alimentar sus ilusiones por mantener un tipo de sociedad y de relaciones de poder.

Es entonces que surge la necesidad de plantearse: ¿cómo es que desde la base misma de las sociedades puede esta utopía del desarme avanzar decididamente hacia su posibilidad concreta de realización?

La respuesta no es sencilla, pero, si nos detenemos un instante a reflexionar, observamos que esta utopía, aunque sin grandes canales para su expresión, ya reside en el interior de una gran mayoría de individuos y pueblos, y solo una minoría desalmada o inescrupulosa o fanática, pero muy organizada, sigue alimentando la maquinaria de la muerte. Miles de millones de personas en el planeta aspiran profundamente a un vivir en un mundo sin armas nucleares, sin carrera armamentista, sin guerras y sin violencia.

¿Que pasaría, si esta mayoría hasta hoy silenciosa, que se expresa en esporádicos momentos y de manera desarticulada, logra la sintonía que reúna y multiplique sus clamores?

¿Qué pasaría si los indignados de Europa, África, Oceanía y América comprendiéramos al unísono que bastaría reducir un 10% el gasto en armamentos para acabar con el hambre en el mundo, para que el 100% de la población tuviera acceso al agua potable y a una vivienda digna, que dejarían de morir casi 1 millón de personas por año, y que muy probablemente se desarticularían también los graves problemas de sus regiones producto de la especulación financiera y política?

No es eficaz delegar estas aspiraciones en manos de las organizaciones que trabajan

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