PARÁFRASIS FIEBRE PUERPERAL

PARÁFRASIS FIEBRE PUERPERAL

En el siglo 19, de 3157 mujeres casi el 10% que dieron a luz en la primera división de maternidad, fallecieron de fiebre puerperal; en 1874 el porcentaje de muerte fue del 6.8% pero en los próximos dos años se incrementó a 11.4%. La infección puerperal se define como la afectación inflamatoria séptica, localizada   generalizada, que   se   produce   en   el   puerperio   como   consecuencia   de   las modificaciones y heridas que en el aparato genital ocasionan el embarazo y parto. Se considera que padece una infección puerperal toda mujer que en su periodo postparto presenta una temperatura superior o igual a 38ºC en al menos dos determinaciones separadas por un intervalo de 6 horas, excluyendo las primeras 24 horas postparto (Rodríguez, 2000).

Lo preocupante de dichas proporciones es que en la Segunda División del área de concepción del sanatorio de Viena los índices de muerte a consecuencia de la misma circunstancia, se mostraron del 2.3, 2.0 y 2.7 %. Para descifrar este dilema, se inició razonando los componentes anteriormente admitidos como origen de ese daño; por mencionar alguno, dominio contagioso pormenorizado como variación meteorológica y espacial-geológica, por expandirse en ese lugar, dañando a las puérperas albergadas en el sanatorio.

Aunque, esta descripción no mostraba resultado alguno en el dilema del entendimiento por el cual eran perjudicadas de forma primordial las convalecientes de la Primera División respectivo a las de la Segunda.

Del mismo modo otro acontecimiento que ponía en duda la justificación de la epidemia fue el hecho de las féminas que parían en el sendero al hospital, pues dada las circunstancias desfavorables de un parto en el camino público, los índices de obtener la fiebre puerperal eran insignificantes a comparación de las que se encontraban en la primera división.

Otra posible hipótesis fue el hacinamiento, es decir la cantidad de parturientas que se encontraban en el hospital eran mayores a la capacidad de este poniendo en exposición los parámetros de higiene, pero al igual que las otras propuestas esta fue denegada ya que existía mayor poblamiento en la segunda división que en la primera. A su vez también fue denegada la teoría basada en el tipo de alimentos que se ingerían y los cuidados que se llevaban, ya que eran los mismos en ambas divisiones de maternidad.

Un grupo de expertos aterrizo la idea en 1846 acerca de que la sintomatología a tratar era por el resultado de los procedimientos que se les practicaban a las convalecientes en periodo de revisión al ser muy impetuosas, ya que las realizaban los aprendices de medicina, afiliados a la Primera División y adiestrados allí mismo

Debido a esta interpretación Semmelweis ratificó instaurar consecutivas discrepancias: iniciando por, las heridas causadas en el desarrollo del alumbramiento de forma natural eran más fuertes y grandes provocadas por la auscultación, aunque esta fuera enérgica: acto seguido, las parteras y aprendices que practicaban las pruebas en la Segunda División, lo llevaban a cabo al igual que los de la Primera, con ausencia de fiebre puerperal; para terminar al concluir el estudio del grupo de expertos, la cantidad de aprendices se limitó a media fracción, y redujo la prueba a las féminas en proceso de parto.      

Sin tener impedimento a ello, en seguida de una minora, el registro de muertes se incrementó como jamás había pasado. Debido a la fragilidad de dichas interpretaciones, se ensayaron algunas más, se usó, en entorno psicológico acentuando la aparición del sacerdote del sanatorio, que, para dar la consagración terminal a alguna fémina moribunda de la Primera División, recorría cinco pasillos previos al área de las desahuciadas, caminando seguido de su asistente que golpeaba levemente una campana, lo que se trasformaba en una figura espeluznante, por consiguiente, acobardaba a las convalecientes. Situación que no sucedía en la Segunda División, ya que el sacerdote caminaba inmediatamente al área de las convalecientes desahuciadas.  

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