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PROPUESTA DE EVALUACIÓN PARA LA PRIMERA Y SEGUNDA ETAPA DE EDUCACIÓN BÁSICA*

Bbciosa2 de Febrero de 2015

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PROPUESTA DE EVALUACIÓN PARA LA PRIMERA Y SEGUNDA ETAPA

DE EDUCACIÓN BÁSICA*

Freddy Otilio Díaz, Oscar Alberto Morales, Rosa María Tovar Ochoa

Tesistas del Postgrado de Lectura y Escritura,

Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela.

"Uno de los más grandes derechos del niño en la

escuela debería ser el derecho a no ser calificado;

calificarlo equivale a estigmatizarlo"

La propuesta que se presenta a continuación tiene sus bases en el análisis de los

manuales de evaluación ya propuestos por el Ministerio de Educación (M.E., 1998a,

1998b), los cuales están en proceso de revisión. Estos manuales presentan una estructura,

un diseño y algunos aportes teóricos que han sido de utilidad para la realización de esta

propuesta; sin embargo, se hace necesario revisar la orientación teórica global y suprimir

algunas incoherencias encontradas en ellos entre la teoría y la posible práctica pedagógica

que se deriva de los mismos y la que prescriben.

El planteamiento que se presenta sugiere la elaboración de una propuesta única de

evaluación para la Primera y Segunda Etapa de Educación Básica, en la que se propone que

la evaluación, durante estas dos etapas, sea un proceso predominantemente cualitativo,

globalizador e intrínseco al proceso de aprendizaje y enseñanza.

Se le considera cualitativo porque, en la evaluación, lo fundamental es tomar en

cuenta el proceso que siguen los participantes, más que el producto logrado por los mismos.

Igualmente se corresponde con la intención de que la evaluación no se centre en la

medición, tal como hasta los momentos se ha manejado, ya que aun cuando el Ministerio de

Educación eliminó la calificación en la Primera y Segunda Etapa de Educación Básica,

muchos docentes continúan calificando el producto del trabajo de los alumnos, bien sea

con números o con letras. Se descarta, en estas etapas, la presencia de la evaluación

cuantitativa, puesto que este tipo de evaluación califica a los alumnos como buenos y

malos; se inserta, en cambio, el derecho infantil a que no se le califique, ya que esto implica

estigmatizarlo, excluirlo y coartarlo. Lo importante no es colocar una nota, sino alcanzar el

desarrollo integral del alumno.

Por otra parte, su característica de proceso globalizador está referida a la necesidad

de que al evaluar se tome en cuenta el proceso en su totalidad, esto es: considerar a todos

los participantes (Entiéndase por participantes a todos los miembros, de alguna manera

involucrados en el proceso de aprendizaje y enseñanza: alumnos, docentes, padres y

representantes, administradores, y otras personas que puedan aportar información) como

sujetos y objetos de evaluación, considerar el desarrollo integral de los participantes

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(aspectos: intelectual, social, emocional) y todas las situaciones en las que éstos

interactúen.

Así mismo, se considera que la evaluación es intrínseca al proceso de aprendizaje y

enseñanza, puesto que para el desarrollo de la acción pedagógica es necesario que haya una

permanente evaluación, sólo esto permite que el proceso se desarrolle adecuadamente y que

las decisiones que se tomen sean oportunas. Del mismo modo, implica ver a la evaluación

como parte de lo que se hace cotidianamente en el salón de clases, y no como una acción

aislada, realizada al final del proceso. Todas estas características hacen de la evaluación un

elemento indispensable para optimizar la acción pedagógica.

Por otra parte, la idea de unificar la propuesta de evaluación para la Primera y

Segunda Etapa, como lo ha propuesto recientemente el Ministerio de Educación, tiene su

justificación en el hecho de que la evaluación, a todos los niveles, persigue, esencialmente,

los mismos objetivos: recolectar la información necesaria de manera que se obtenga una

visión amplia y completa del proceso de aprendizaje y enseñanza con miras a conocer,

comprender, mejorar y valorar dichos procesos para reorientar la acción pedagógica y

ayudar al alumno en su desarrollo integral.

Tomando en cuenta las características de la evaluación señaladas anteriormente,

resulta incoherente encasillar este proceso en un manual que prescribe de manera detallada

lo que hay que hacer y cómo hacerlo. Es necesario, por el contrario, reiterar que se debe

tomar en cuenta las características propias de los participantes, del contexto donde éstos

interactúan y de los objetivos que se persigan con la evaluación. Por esto, esta propuesta de

evaluación se centra en la elaboración de un documento amplio en el que se ofrecen

lineamientos generales, para desarrolla en el aula una práctica coherente con los principios

constructivistas; es decir, llevar a cabo una práctica que sea consonante con la manera

como aprenden los niños, que favorezca el desarrollo integral del niño, objetivo

fundamental de la educación.

Para que la propuesta cumpla con la función de orientar, fundamentalmente, al

docente en su trabajo, debe alejarse de la posibilidad de parecerse a un recetario, a una lista

de instrucciones. Para esto se requiere instrumentar la propuesta de manera que ayude al

maestro a encontrar su papel, más no que le dé instrucciones. Si se le dice al docente qué

hacer, esa será la manera como abordará el trabajo con sus alumnos en la práctica cotidiana

dentro del aula.

Por esta razón, no se ofrecen actividades específicas, sino que se brinda la

posibilidad de que el docente conozca la fundamentación teórica que orienta la propuesta y

decida para qué evaluar, qué aspectos evaluar, cómo y cuándo evaluarlos. En este sentido,

el documento se plantea como una fuente de información para que el docente fortalezca su

formación: se oriente, propicie la discusión y el trabajo en equipo y tome decisiones. Está

dirigido a que reflexione acerca de su trabajo en el aula, que tome conciencia de su rol y

que transforme su concepción acerca del aprendizaje, la enseñanza y la evaluación, como

elementos circulares, recurrentes del mismo proceso.

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Para que esto se logre, es fundamental que el docente cambie su concepción

respecto del conocimiento. Freire (1970/1975) plantea la necesidad de que el docente

comprenda que el conocimiento no es absoluto sino relativo, y que él no lo sabe todo, no

tiene el dominio del conocimiento. El docente ha de comprender que en la construcción del

conocimiento, él, al igual que el alumno, interactúa con el objeto de conocimiento en

procura del logro de la comprensión. Cuando esto ocurra el docente dejará de pretender ser

el absoluto dueño del saber y, en consecuencia, estará preparado para aprender mientras

enseña, en una relación cooperativa con los alumnos y con sus pares.

La creencia de la relatividad del conocimiento, la convicción de que no se es el

dueño del saber, puede contribuir a que el docente vea a la evaluación como un proceso de

investigación permanente, formativo e integral. Esto le permitirá estar abierto a los cambios

y lo ayudará a permanecer atento a todo lo que sucede en su aula, ya que sabe que no todos

los alumnos son iguales y, por lo tanto, pueden responder de manera distinta y

enriquecedora ante la misma propuesta pedagógica.

Por otra parte, es indispensable que el docente comprenda que él no es, ni tiene que

ser, el único evaluador. Para optimizar los resultados del proceso de evaluación, es

importante considerar la intervención de todos los participantes. Esto puede lograrse a

través de la puesta en práctica de otras modalidades de evaluación, tales como: la

autoevaluación, la coevaluación y la heteroevaluación.

La autoevaluación comprende la reflexión del participante sobre su propia actuación

en el proceso de aprendizaje y enseñanza. La coevaluación, por su parte, se refiere a la

posibilidad de que todos los participantes aporten información, como evaluadores, acerca

de la actuación de los otros. Por último, la heteroevaluación, como evaluación de múltiple

participación, responde a la necesidad de que todos los participantes se evalúen

mutuamente. De esta forma, todos serán sujetos y objetos de evaluación.

Finalmente, es importante señalar que aunque esta propuesta aborda la evaluación

en general, se hará referencia, particularmente, a la evaluación de la lectura y la escritura

por ser fundamental para el desarrollo integral del individuo; además de ser objetos de

conocimiento, son herramientas para el aprendizaje. Asimismo, se considera importante

hacer hincapié en la lectura y en la escritura por ser los aspectos en los que mayores

problemas se presentan en cuanto a: para qué, qué y cómo evaluarlos.

¿PARA QUÉ EVALUAR?

En el ámbito

...

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