Sintomas de esquizofrenia

Introducción:

La esquizofrenia infantil es una patología cuyo diagnóstico es algo complicado ya que la mayoría de los estudios que se han realizado acerca de la esquizofrenia hablan de síntomas en niños adolescentes y la continuidad en la que se presenta en los adultos. Por lo tanto es común que sigan existiendo diagnósticos erróneos en los niños, como consecuencia, hay gran interés en la actualidad para desarrollar métodos de diagnóstico temprano que puedan ayudar a detener el desarrollo de la sintomatología de esta patología mental de suma gravedad.

El concepto de esquizofrenia de aparición temprana ha venido ganando precisión en las últimas décadas, esto gracias a todo los avances médicos que permiten explorar las causas que aún permanecen relativamente desconocidas y cómo diagnosticar efectivamente. En la práctica clínica, es común que los niños con conductas anormales sean diagnosticados como enfermos de esquizofrenia pero esto ha causado gran preocupación, así que se ha optado, gracias a las investigaciones clínicas, a empezar a aplicar el término únicamente a niños que manifestaban claros síntomas esquizofrénicos, similares a aquéllos los que se presentan en el adulto.

Generalmente, la esquizofrenia se considera de aparición temprana si ocurre antes de los 16 años. Sin embargo, el diagnóstico, como ya se había mencionado antes, es difícil, ya que los niños están en proceso de desarrollo cognitivo y emocional, de manera que se presentan algunas limitaciones vinculadas a su desarrollo que impiden la descripción eficiente de sus síntomas. Aparte de esto, hay posibilidad potencial de que exista una interacción entre los aspectos emocionales y cognitivos y los síntomas.

Si hacemos una búsqueda bibliográfica acerca del tema podemos encontrar en estudios anteriores que se ha demostrado que las infecciones, como la exposición prenatal a influenza o poliovirus, pueden aumentar el riesgo de esquizofrenia (O'Callaghan et al, 1994; Suvisaari, 1999). También hay hipótesis de que existe cierta relación entre los virus con afinidad por el sistema nervioso central que podrían estar involucrados incrementando la posibilidad de parecer la esquizofrenia (Murray et al, 2003); sin embargo, hay estudios que contradicen estos hallazgos.

Existen ciertos signos neurológicos que nos indican que pudo haber habido infecciones previas, en el nacimiento o antes, que se relacionan con alteraciones en el desarrollo neurológico y se traducen en enfermedad física. Un estudio que soporta este enunciado es el estudio finlandés de una cohorte de nacimientos, que se inició en 1966 y terminó en 1997, el cual apoya la posibilidad de que se presente esquizofrenia en la adultez causada por infecciones pre y perinatales. Las infecciones virales también pueden actuar en los neurotransmisores y en los receptores en el sistema nervioso central o ser causadas por un virus que se reactiva ocasionalmente o un virus que ha alterado la genética del ADN.

En algunas series de pacientes y de modelos animales, se han encontrado mediadores químicos de la infección cuya fisiopatología aún no es clara. Además, existen varios autores que han postulado que la esquizofrenia es una alteración de la que dificulta la actividad de conexión entre sinapsis, lo que tiene que ver con la afectación del desarrollo neurológico y se asocia con esquizofrenia

Los trastornos del lenguaje en el niño y síntomas prepsicóticos previos a la enfermedad, son evidencia indirecta de alteraciones que van a indicarnos que el desarrollo neurológico puede ser el de un niño esquizofrénico. En diferentes estudios se ha encontrado que la disminución del volumen cerebral y el aumento, compensatorio o no, del tamaño de los ventrículos, podrían ser una constante que persiste incluso en la adultez.

Tras haber introducido acerca de este tema, nos damos cuenta de que ya existen una gran variedad de avances que nos ayudan a mejorar la atención clínica de éste padecimiento. Sin embargo, el diagnóstico sigue siendo difícil, aunque se han propuesto algunos signos comunes que nos pueden ayudar a hacerlo de manera más eficiente, como: alteraciones del lenguaje, incapacidad para distinguir los sueños de la realidad, pensamiento confuso, pensamientos e ideas bizarras y vividas, alucinaciones auditivas (voces), ansiedad y miedo extremos, y dificultad para la socialización. Las alteraciones neuropsicológicas siempre están presentes y consisten en déficits cognitivos variados, como alteraciones de la memoria, de las tareas visuales espaciales, de la función motora fina y otras como la "disimetría cognoscitiva", que tienen que ver con la alteración del circuito prefrontal tálamo cerebelar.

Síntomas Esquizofrénicos

Los síntomas generalmente se van presentando de manera lenta a lo largo de meses o años. La persona puede tener muchos síntomas, o sólo algunos de ellos.

Las personas con esquizofrenia pueden tener dificultad para conservar amigos y para trabajar. También pueden tener problemas de ansiedad, depresión y pensamientos o comportamientos suicidas.

Los síntomas iniciales pueden incluir:

Sentirse irritable o tenso

Dificultad para concentrarse

Dificultad para dormir

A medida que la enfermedad continúa, la persona puede tener problemas con el pensamiento, las emociones y el comportamiento, como:

Escuchar o ver cosas que no existen (alucinaciones)

Aislamiento

Problemas para prestar atención

Hablar de una forma que no tiene sentido

Antes de una crisis, las personas afectadas experimentan habitualmente cambios peculiares en el comportamiento, en la percepción y en el estado de ánimo. La presencia de estos síntomas puede causar cierto desconcierto, sobre todo en la familia.

Los síntomas pueden variar mucho entre personas pero pueden identificarse por ser cambios en el comportamiento habitual hasta aquel momento. Algunos de los síntomas son:

Cambios en los hábitos diarios, en el ritmo de sueño, etc.

Creencias inusuales

Obsesiones

Actitudes suspicaces o reticentes

Estos cambios que aparecen antes de una crisis se llaman pródromos y

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