Sistema De Partidos

Sistema de partidos

Un sistema partidista es el resultado de las interacciones que resultan de la competición político-electoral. Se caracteriza por una serie de propiedades autónomas que no son típicas o propias de las unidades partidistas tomadas aisladamente. El sistema está influido y determinado por la naturaleza de los partidos que lo componen, al mismo tiempo el modelo de interacción típica del sistema influye en la naturaleza y el comportamiento de sus unidades particulares.

Existen distintos modelos y enfoques para analizar a los sistemas partidistas competitivos: enfoques genéticos, morfológicos y de competición especial.

Enfoque genético.

Dicho enfoque analiza los procesos a través de los cuales se desarrollan. Estos procesos de estructuración originaria tienen lugar en el periodo comprendido entre la segunda mitad del siglo pasado y la Primera Guerra Mundial y se deriva de los procesos de democratización y extensión del sufragio. Estos procesos, comunes a todos los países occidentales, tienen lugar en tiempos y modalidades distintas según los casos en base a un conjunto de fracturas político-sociales que surgen de las experiencias históricas.

S. Rokkan ha identificado una serie de cuatro fracturas históricas en el desarrollo político europeo.

Las dos primeras fracturas surgen fundamentalmente del proceso de formación de las naciones. Se trata de una fractura entre centro y periferia que da lugar a conflictos internos y externos a los estados en referencia a las identidades culturales y religiosas de las poblaciones y que opone la cultura dominante de las élites políticas de los nuevos estados a las resistencia de grupos particulares periféricos diferentes desde el punto de vista étnico, lingüístico y religioso.

La segunda fractura se origina, por el contrario, en el período de las revoluciones nacionales y de la formación de los estados nacionales en el área post-napoleónica. Esta opone a los nuevos estados nacionales a las iglesias (católica, luterana o reformada) y da lugar en todas partes a conflictos entre el Estado y la Iglesia que se atañen sobre todo al control eclesiástico de la vida social y de la instrucción que se amplía.

Después de la revolución nacional, la segunda fase crítica de la historia europea es la revolución industrial del siglo XIX, de la cual emergen otras dos fracturas de gran importancia para la estructuración de los sistemas partidistas.

La primera opone los intereses urbanos comerciales e industriales emergentes del desarrollo económico a los intereses agrarios y campesinos, dando lugar a una oposición entre sector primario y el secundario que se expresará principalmente en los problemas de las políticas de aranceles y en el contraste entre la ideología del libre comercio y la protección de los productos agrícolas.

La segunda fractura propia de la revolución industrial opone los trabajadores industriales a los propietarios, es decir, al liberalismo y la defensa de la propiedad y del mercado contra los movimientos obreros.

Finalmente, la última fase crítica relevante es aquella de la revolución internacional que, al inicio de este siglo (XX), determina la fractura entre comunismo y socialismo.

Enfoque morfológico

El sistema de partidos es un sistema de interacciones competitivas entre unidades, un criterio muy importante ese el del número de las unidades que interactúan, su morfología.

Según Duverger, los sistemas pueden ser clasificados como bipartidistas y multipartidistas.

• El sistema bipartidista: en éste se da la competición electoral entre dos partidos con ambiciones gubernativas, se ha considerado como modelo deseable y eficaz de organización de la vida política democrática de un país, ellos favorece al máximo la influencia de los electores en el sentido de su capacidad de determinar directamente por medio del voto quién gobierna y penalizar a quién gobierna mal. La competición entre dos partidos que tienen posibilidades potenciales gubernativas los orienta a adoptar una línea política realista y moderna, apta para atrae precisamente al electorado indeciso entre ambos. Este modelo puro se ha mostrado tan excepcional como para poder configurarse más como una excepción que como un modelo al que aspirar.

A este modelo, valorado generalmente de un modo muy positivo, se ha contrapuesto otro modelo, el del * sistema multipartidista que posee connotaciones históricas de signo negativo.

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