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Explotacion laboral. Algunas cosas que no pueden ignorarse

estebam1234557Ensayo11 de Mayo de 2024

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[pic 1]EXPLOTACION LABORAL

ALGUNAS COSAS QUE NO PUEDEN IGNORARSE

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Alumnos:

Balaguer, Santiago

Pagani, Esteban

Curso: 6° año

Materia: Trabajo y ciudadanía

Profesora: Verdoljak, Valeria

Tema: explotación laboral

Fecha: 11/05/24

Introducción:

La palabra empleo se refiere tanto a un trabajo, como a una ocupación o un oficio. Sin embargo, el uso más extendido de empleo es el que indica toda aquella actividad donde una persona es contratada para ejecutar una serie de tareas específicas, por lo cual percibe una remuneración económica.

Etimológicamente la palabra trabajo proviene del latín trabis, que significa traba, dificultad, impedimento el cual nace por la necesidad de evolución y desarrollo del hombre por y para el surgimiento de su familia y el suyo propio; el trabajo es considerado como un factor de producción que supone el intercambio de bienes y servicios para la satisfacción de las necesidades humanas, este hecho social crea la necesidad de regulación y es por ello que surge dentro del Derecho la rama del Derecho del Trabajo que no es más que el conjunto de Normas de orden público que regulan las relaciones jurídicas que tienen por causa el trabajo como hecho social y que por gozar de un sistema homogéneo de estas normas, además de un sistema administrativo y judicial propio lo hacen ser autónomo de las demás ramas, claro está que relacionándose con ellas.

Explotación es el proceso y el resultado de explotar. Este verbo, procedente del francés exploiter (que puede traducirse como «sacar provecho»), refiere a apropiarse de las ganancias o beneficios de un sector industrial o de una actividad comercial, y a abuso de las cualidades de un individuo o de un contexto.

Desarrollo:

La exploración de la explotación laboral en la prehistoria nos lleva a analizar cómo las sociedades primitivas organizaron el trabajo y las relaciones laborales en ausencia de instituciones modernas y estructuras económicas desarrolladas. Si bien es difícil obtener una imagen completa y detallada debido a la escasez de evidencia directa, los estudios arqueológicos y antropológicos nos proporcionan algunas pistas sobre cómo podría haber sido la explotación laboral en ese período.

En las sociedades prehistóricas, que se desarrollaron durante el Paleolítico y el Neolítico, el trabajo era fundamental para la supervivencia y el sustento de las comunidades. Las actividades laborales estaban estrechamente relacionadas con la caza, la recolección, la pesca, la agricultura y la construcción de refugios, entre otras cosas. Sin embargo, la ausencia de una división clara del trabajo y de estructuras jerárquicas complejas hace que sea difícil hablar de explotación laboral en el sentido moderno del término.

En muchas sociedades prehistóricas, el trabajo era compartido de manera más o menos equitativa entre los miembros de la comunidad. La caza y la recolección, por ejemplo, eran actividades colaborativas en las que hombres, mujeres y niños contribuían de acuerdo con sus capacidades y habilidades. No obstante, es posible que existieran formas incipientes de desigualdad y explotación, especialmente en contextos donde surgieron liderazgos o roles especializados.

En sociedades más avanzadas del Neolítico, con la aparición de la agricultura y el sedentarismo, es probable que hayan surgido diferencias sociales más marcadas y formas incipientes de explotación laboral. Por ejemplo, es posible que algunos individuos hayan ejercido control sobre los recursos agrícolas y hayan aprovechado el trabajo de otros para su propio beneficio. Además, en sociedades con sistemas de jefatura o liderazgo, es probable que los líderes hayan tenido acceso privilegiado a los recursos y hayan podido imponer ciertas demandas de trabajo a la población.

La construcción de monumentos y estructuras megalíticas en la prehistoria, como Stonehenge en Inglaterra o las pirámides de Egipto, también plantea preguntas sobre la explotación laboral. Aunque la construcción de estos monumentos requirió una gran cantidad de mano de obra y organización social, no está claro si este trabajo se realizó de manera voluntaria o coercitiva, y si los trabajadores fueron compensados de alguna manera por su esfuerzo.

La explotación laboral en la Edad Antigua abarcó un amplio espectro de sociedades y civilizaciones, cada una con sus propias formas de organización social, económica y laboral. Desde las civilizaciones mesopotámicas hasta el Imperio Romano, el trabajo era fundamental para el funcionamiento de estas sociedades, pero también estaba marcado por relaciones de poder y desigualdad que a menudo resultaban en formas de explotación.

En las civilizaciones mesopotámicas, como la sumeria, acádica y babilónica, el trabajo estaba fuertemente regulado por el estado y el poder religioso. Los campesinos y trabajadores agrícolas estaban atados a la tierra y eran obligados a trabajar en las parcelas asignadas por los templos y palacios. A cambio de su trabajo, recibían una parte de la cosecha, pero gran parte de ella se destinaba al mantenimiento de la élite gobernante y de los templos.

En el antiguo Egipto, el trabajo estaba estrechamente ligado al sistema de corvea, donde los campesinos estaban obligados a trabajar en los proyectos estatales, como la construcción de pirámides, templos y canales de riego. Estos proyectos, que requerían una gran cantidad de mano de obra, eran supervisados por funcionarios estatales y sacerdotes, y los trabajadores recibían raciones de alimentos y alojamiento a cambio de su trabajo.

En la antigua Grecia, el trabajo esclavo desempeñaba un papel fundamental en la economía y la sociedad. Los esclavos, que eran en su mayoría prisioneros de guerra o personas endeudadas, eran propiedad de sus amos y estaban obligados a trabajar en las minas, campos y hogares de estos últimos. Aunque algunos esclavos podían tener ciertos derechos y ser liberados eventualmente, la mayoría vivía en condiciones de extrema explotación y opresión.

El Imperio Romano también dependía en gran medida del trabajo esclavo para su economía y su expansión. Los esclavos romanos trabajaban en una variedad de industrias y sectores, incluida la agricultura, la minería, la construcción y los servicios domésticos. Aunque algunos esclavos podían disfrutar de ciertos privilegios y libertades, la mayoría vivía en condiciones deplorables y eran considerados propiedad de sus dueños.

En todas estas sociedades de la Edad Antigua, la explotación laboral estaba arraigada en relaciones de poder desiguales y en sistemas económicos y políticos que beneficiaban a una élite dominante a expensas de la clase trabajadora. Si bien es cierto que existían diferencias en la forma y la intensidad de la explotación en cada una de estas civilizaciones, el hecho fundamental es que el trabajo humano era explotado para enriquecer a unos pocos a costa del sufrimiento y la privación de muchos.

La Edad Media, que abarca desde aproximadamente el siglo V hasta el siglo XV, fue un período de profundos cambios sociales, económicos y políticos en Europa y otras partes del mundo. Durante esta época, la explotación laboral estaba intrínsecamente ligada al sistema feudal y a las estructuras socioeconómicas de la época.

En el sistema feudal, que predominaba en Europa durante la Edad Media, el trabajo agrícola era la base de la economía y la sociedad. Los campesinos, conocidos como siervos, trabajaban la tierra de los señores feudales a cambio de protección y el derecho a vivir en las parcelas asignadas. Sin embargo, esta aparente reciprocidad ocultaba relaciones de poder desiguales y formas de explotación.

Los señores feudales ejercían un control total sobre la vida de los siervos, imponiendo impuestos, tributos y servicios obligatorios. Los siervos estaban obligados a trabajar en las tierras del señor feudal y a entregar parte de su producción como forma de renta. Además, estaban sujetos a normas y regulaciones impuestas por el señor feudal, lo que limitaba su movilidad y su libertad.

La explotación laboral en la Edad Media también se manifestaba en otras formas, como el trabajo en las ciudades y los talleres artesanales. Los artesanos y trabajadores urbanos, si bien no estaban vinculados por el sistema feudal, a menudo estaban sujetos a las regulaciones y restricciones impuestas por los gremios y las autoridades locales. Además, muchos trabajadores urbanos vivían en condiciones de pobreza y precariedad, con salarios bajos y jornadas laborales extenuantes.

El trabajo infantil también era común durante la Edad Media, con niños trabajando en campos, talleres y hogares desde una edad temprana. Estos niños, que a menudo provenían de familias pobres o huérfanos, eran explotados como mano de obra barata y vulnerable.

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