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Los valores ambientales. Medio ambiente


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2023  •  Ensayos  •  1.393 Palabras (6 Páginas)  •  18 Visitas

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INSTITUTO UNIVERSITARIO ECLESIÁSTICO

“SANTO TOMÁS DE AQUINO”

TÁRIBA – ESTADO TÁCHIRA

Los valores ambientales

(Génesis y Laudato Si)

Educación Ambiental

DOCENTE: ZULLY DEL CARMEN PARRA DE COLMENARES

MANUEL JOSE CARRIZALEZ CARPIO

CI 19.604.011

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN MENSIÓN FILOSOFÍA

VI SEMESTRE

TÁRIBA 13 DE ABRIL DE 2023

El relato de la Creación no es un modelo explicativo del principio del mundo; Dios ha querido que exista. Él lo acompaña y lo llevará a la plenitud. “La naturaleza, obra de la acción creadora de Dios, no es una peligrosa adversaria. Dios que ha hecho todas las cosas, de cada una de ellas ´vio que estaba bien (Gn 1, 4; 10; 12; 18; 21; 25)” (DSI 451). Sin embargo, la actividad irresponsable del hombre en su explotación inconsiderada en la naturaleza, he desencadenado un desequilibrio en el planeta”.

“Numerosos estudios científicos señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano, óxidos de nitrógeno y otros) emitidos sobre todo a causa de la actividad humana” (LS 23), originando así, cambios climáticos que ocasionan la migración de ciertos animales y plantas que no siempre pueden adaptarse y mueren. La quema de petróleo, gasolina, carbón, e incendios forestales, amenazan con descongelar los polos, amentar los agujeros y el nivel del mar, el cual ya ha subido 20cm.

“El mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza” (LS 12). Pensemos en nosotros y en nuestro mundo; es el único que tenemos.

“La tierra es del Señor” (Sal 24, 1); a Él pertenece “…y cuanto hay en ella” (Dt 10, 14); “por la sabiduría… la fundó” (Pr 3, 19). Por ser creada por Dios al igual que nosotros, es nuestra hermana “con lo cual compartimos la existencia” (LS 1); y es nuestra madre porque nos acoge entre sus brazos.        Amamos a nuestras madres porque cuando apenas éramos unos recién nacidos, nos daban su leche materna para que pudiéramos vivir y crecer; sí es también nuestra madre tierra; Dios desde que la creó nos la entregó para que la amáramos y saquemos de ella el alimento, el agua y el aire puro para poder vivir. Actualmente la explotación minera, por la explotación del oro está envenenando la tierra y el agua de los ríos, la cual es la misma que bebemos nosotros causándonos desgano, artrosis, sueño, entre otros.

        “Esta hermana clama… a causa del uso irresponsable y abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella” (LS 2). Señor, enséñanos amar y respetar a nuestra hermana y madre tierra por encima de nuestras ambiciones.

        Por otro lado, los árboles son uno de los grandes controladores de bióxido de carbono, el cual es un gas producido por la quema de combustibles y uno de los causantes del calentamiento global; éstos también con sus raíces evitan que los deslaves y ríos socaven la tierra firme y con su frescura regulan la temperatura y por ende los climas.

        Un pecado actual es la quema de bosques que “contribuyen a mantener los esenciales equilibrios naturales indispensables para la vida” (DSI 466). El consumo de madera, la tala, la indiferencia ante la naturaleza y el ¡qué me importa los árboles!, ocasionan “la pérdida de especies que podrían significar en el futuro recursos sumamente importantes, no sólo para la alimentación, sino también para la curación de enfermedades y para múltiples servicios” (LS 32).

        No ignoremos la importancia que tiene la Amazonía y la cuenca fluvial del Congo, o los grandes acuíferos y glaciares para el futuro de la humanidad (cf. LS 38).

        En el mundo existe empresas fabricantes de madera contrachapada, la cual hace ya bastante tiempo están arrasando con los bosques de nuestro planeta tierra, y a veces obligando a los nativos  a través de amenazas y hasta con tortura física y psicológica, a vender sus tierras por una pequeña cantidad de dinero, para luego cultivar lo árboles que generen la materia prima para su producto a producir. “Muchas formas altamente concentradas de explotación y degradación del medio ambiente no sólo pueden acabar con los recursos de subsistencia locales, sino también con capacidades sociales que han permitido un modo de vida que durante mucho tiempo ha otorgado identidad cultural y un sentido de la existencia y de la convivencia. La desaparición de una cultura puede ser tanto o más grave que la desaparición de una especie animal o vegetal” (LS 154).

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