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El cuento tradicional


Enviado por   •  9 de Marzo de 2023  •  Tareas  •  1.890 Palabras (8 Páginas)  •  32 Visitas

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El cuento tradicional

Ateneo de las Prácticas del Lenguaje y la Literatura

Clase 2- El cuento tradicional

 

Bienvenidxs a la clase 2. En este caso, vamos a hablar de los cuentos folclóricos o tradicionales tan difundidos entre los niños y niñas de todas las edades y tan trabajados en diferentes presentaciones en el ámbito de la literatura en la escuela primaria, especialmente, como estamos trabajando ahora, en 1° ciclo.

Los cuentos tradicionales, también llamados folclóricos o populares son muy variados, se caracterizan por ser de una gran multiplicidad y tener diferentes argumentos y personajes. Si bien a nuestros oídos llegaron los más conocidos, los cuentos folclóricos conforman un gran número de relatos. Justamente lo que les da esa variedad es, a su vez, la uniformidad que tienen, es decir, en todos los cuentos folclóricos que conocemos o que podemos conocer, siempre aparecen los mismos elementos. El folclorista y estudioso de la literatura ruso Vladimir Propp, en su clásico texto Morfología del cuento (1928), advirtió que los cuentos populares o folclóricos se reducen a una serie muy limitada de acciones que llevan adelante los personajes. Estos, a su vez, tienen características bien definidas. Veamos un poco de qué se tratan estos rasgos.

Los relatos folclóricos o tradicionales comparten algunas características con los mitos y las leyendas ya que son relatos antiguos que aparecen en un período de la historia en que la oralidad era la fuente de transmisión de la cultura, por lo tanto esto les da un carácter de relato anónimo y de transmisión “de generación en generación” como se suele decir.

La estructura de estos cuentos es muy reconocible porque tiene una estructura narrativa, es decir, los hechos se cuentan a lo largo del tiempo en forma ordenada, o sea, no hay saltos retrospectivos o intervención de narradores que dudan o “se meten” en lo que están contando. La narración, por eso, es cronológica y el narrador es omnisciente. Tiene un grado de participación nulo (salvo alguna excepción) sobre los sucesos que narra. A esta forma de organizar los hechos linealmente, se le agrega una estructura muy fija que responde a la forma INTRODUCCIÓN-NUDO-DESENLACE. Esto quiere decir que hay formas muy fijas en las que se ordenan los episodios o los momentos de la historia. Primero se produce un acontecimiento que rompe con el equilibrio, luego aparecen las complicaciones y resoluciones que llevan adelante los protagonistas (generalmente un héroe único) que tiene valores muy positivos. Y al final, el cuento desemboca en un desenlace feliz en que los “buenos” son recompensados y los “malos” son castigados. Estos cuentos tienen en su origen un gran componente didáctico o pedagógico, ligado al sistema de premios y castigos de la sociedad que los hacía circular.

Otro de los rasgos que tienen estos cuentos es su estructura bien delimitada de fórmulas de apertura y de cierre en donde las palabras “Había una vez” “en un lugar desconocido” o similares, anuncian la presencia de un relato que no tiene una determinación temporo-espacial. Esto crea una atmósfera de extrañamiento que los mismos lectores conocen a la hora de interactuar con estos relatos y los preparan para la aceptación de que ese mundo narrado va a estar lleno de personajes inverosímiles, mágicos, extraños, con poderes sobrenaturales y características que no son de este mundo. Pero el hecho de que los cuentos se inicien con esa fórmula nos permite crear un pacto en donde lo que allí ocurra no va a ser juzgado en términos de verosimilitud (como ocurre con los cuentos modernos de corte realista)

Los personajes de los cuentos tradicionales tienen las siguientes características:

Portan valores positivos o negativos, no hay caracterización psicológica ni contradicciones de índole moral o ética.

Se los reconoce más por lo que “hacen” que por lo que son. De ahí el dinamismo de la acción que tienen estos cuentos

Son seres que poseen rasgos sobrenaturales, procedentes de culturas populares antiguas.

Sus rasgos fijos los convierten en personajes “prototípicos”, es decir, fácilmente reconocibles que están en el imaginario de sus lectores.

Algunos de los ejemplos de estos personajes son: brujas, ogros, duendes, príncipes, princesas, reyes y reinas, animales personificados, niños inocentes, etc.

 

Tiempo y espacio

Como habíamos dicho anteriormente, estos cuentos se caracterizan por presentar una cierta indeterminación temporo-espacial. No se sabe bien ni cuándo ni dónde ocurrieron los hechos que allí se narran. Esto les da un aire de irrealidad que permite entrar sin cuestionamientos a los episodios de corte sobrenaturales. Sin embargo, la mayoría de los cuentos que conocemos y que nos han llegado a través de la popularización que se ha hecho de ellos (pensemos en la industria cultural de Disney que ha llevado a la pantalla a muchos de los cuentos clásicos para niños), presentan una ubicación temporal y espacial no fechada pero sí ubicable en una Europa feudal. La forma de organización política y económica que se puede ver en algunos de esos cuentos de manera implícita da cuenta de dos mundos sociales bien diferenciados:

Los monarcas (reyes, príncipes, princesas, reinas) con sus palacios y sus carrozas

Los campesinos y artesanos que trabajan en sus oficios y profesiones

Los militares que se encuentran al lado de esa monarquía atendiendo guerras o simplemente acompañando (escuderos, soldados, guardias, etc.)

De ese doble mundo se desprende una distribución del espacio también bien diferenciada: por un lado están los palacios y sus ambientes o las casas de los campesinos, labradores y artesanos en donde toda la escena central sucede y por otro lado está “el otro mundo” representado por el bosque, un lugar oscuro, peligroso y desconocido en donde habitan las criaturas más sobrenaturales.

Elementos mágicos

Estos cuentos se caracterizan también por la presencia de elementos mágicos que portan los protagonistas. Se trata de objetos pero también de cualidades o de conceptos que portan poderes. Por ejemplo, un arma que cobra vida, la manzana envenenada, la rueca que duerme a la protagonista por muchos años, un espejo que habla, un anillo mágico, un zapatito, una calabaza que se transforma en carroza, etc.

Como parte de este mundo sobrenatural y mágico, en estos cuentos aparecen los números cabalísticos ya sea en forma de cantidades, de opciones, de intentos. Así hay números clave como el 3 (tres chanchitos, tres hermanos, tres caminos, tres días, tres intentos, etc.) el 7 (siete enanitos, siete princesas, siete días, siete reinos, etc.) y también el 12.

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