Impulso al desarrollo emocional como medio para una vida de éxito
FmF89Ensayo2 de Marzo de 2016
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IMPULSO AL DESARROLLO EMOCIONAL COMO MEDIO PARA UNA VIDA DE ÉXITO |
Ensayo |
Fiorella Mariño Ferrada 1º Infantil. Grupo A1 Dª Margarita Ossorio Núñez Sociología 21/02/2016 |
Impulso al desarrollo emocional como medio para una vida de éxito.
En el siglo XXI ser niños no es una tarea fácil. Para algunos, el día a día transcurre en el medio de la lucha de sus familias por la supervivencia; para otros, frente a una o varias pantallas de teléfonos móviles, ordenadores y televisores.
A los sonajeros y otros juguetes utilizados tradicionalmente para calmar a los bebés, hoy se suman los sonidos musicales de los teléfonos móviles de sus madres y padres.
Mientras esto sucede, la infancia, sobre todo la primera infancia, ocupa mayores espacios en los discursos científicos, psicológicos, médicos, pedagógicos, didácticos y políticos, elaborados por el mundo adulto.
El desarrollo tecnológico, el acceso a grandes cantidades de información e incluso a la educación no nos hace personas más felices, con suficientes habilidades sociales o equilibrados psicológicamente, nuestra asignatura aún pendiente es el aprendizaje emocional.
En los tiempos en los que vivimos cada vez nos encontramos más sumergidos ante un absoluto analfabetismo emocional. Estamos al tanto de lo que sucede en todas partes, debido al boom de la información, pero nada sabemos de nuestra vida afectiva o emocional, exhibiendo grandes carencias en nuestra vida personal.
Cada vez existen más casos de personas aquejadas de diversos trastornos mentales, siendo la depresión una de los principales problemas de salud que invaden nuestros tiempos. Según un Informe de la World Federation for Mental Health, "la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que la depresión tiene una carga superior que otros trastornos psiquiátricos como el trastorno bipolar o la esquizofrenia, y mayor que otras enfermedades como el cáncer. La depresión tiene unos importantes costes socioeconómicos. Se estima que en 2010 este trastorno le costó unos 92.000 millones de euros a Europa, de los cuales aproximadamente 54.000 millones (59%), fueron por costes indirectos, como por ejemplo el absentismo laboral".
Y es que por lo general, somos ignorantes emocionalmente hablando, cuando se habla de emociones pocas veces sabemos sentirlas e identificarlas o reflexionar sobre ellas.
Un ejemplo es la tristeza, a los pequeños se les suele decir: "no estés triste", y entonces se menosprecia esa emoción y se olvida de que las emociones cumplen importantes funciones. Pero el control emocional no significa reprimir las emociones. Si buscamos la definición de control en la Real Academia de la Lengua Española encontramos:
2. m. Dominio, mando, preponderancia.
5. m. Regulación, manual o automática, sobre un sistema.
Por lo tanto, el control emocional significa ejercer un mando eficiente en la regulación de nuestro sistema emocional. Por el contrario, la represión emocional es negativa para nuestro desarrollo psicológico, si las reprimimos desde edades tempranas, en algún momento esta acumulación de energía puede desencadenar a largo plazo “torpeza emocional” derivando en problemas conductuales por la incapacidad de gestionar y controlar las emociones, traduciéndose en estados de miedo, ansiedad, estrés, depresión, embarazos no deseados, consumo de drogas, violencia, conducción temeraria, trastornos de la alimentación, fobia escolar, indisciplina, etc.
Miedo, ansiedad y estrés constituyen emociones que afectan a todas las personas y son una de las causas principales de malestar en nuestro día a día. Aprender a tomar conciencia de estas emociones para regularlas de forma apropiada puede contribuir a prevenir trastornos emocionales y potenciar el bienestar.
La mayoría de los problemas emocionales provienen de la falta de comprensión de éstos. Para ser un individuo exitoso y pleno, es necesario aprender a maximizar estas habilidades, porque solo aquellos que hacen una mezcla de raciocinio y sentimiento son los que obtienen los mejores resultados.
Diversos trabajos recientes han puesto de manifiesto como el analfabetismo emocional tiene unos efectos altamente negativos sobre las personas y sobre la sociedad (Goleman, 1996).
La mayoría de bajas laborales son debidas a causas relacionadas con las emociones (ansiedad, estrés, depresión); por esta misma causa los medicamentos más consumidos son tranquilizantes, ansiolíticos y antidepresivos, con un elevado coste en la seguridad social.
Además, una de las preocupaciones prioritarias de la sociedad actual es la violencia de todo tipo: violencia juvenil, bullying, inseguridad ciudadana, violencia de género, delincuencia, etc. Ignorando que la ira es uno de los factores desencadenantes de la violencia. Cuando se habla de ira, nos referimos a una emoción básica que incluye una serie de matices como rabia, enfado, indignación, cólera, odio, etc. Conseguir que las personas sean capaces de regular su ira es un paso decisivo para la prevención de la violencia y para la mejora de la convivencia. La ira está en el origen de muchos conflictos y comportamientos violentos y constituye una manifestación del analfabetismo emocional.
Pero tenemos que tener en cuenta que las emociones negativas son inevitables y por ello es importante aprender a regularlas de forma apropiada.
Desde hace tiempo sin embargo, en educación y en otros campos, los denominados modelos racionales y tecnológicos, donde juegan un papel esencial el pensamiento racional, han ido adquiriendo un estatus superior a los modelos más emocionales, que han sido minusvalorados (especialmente en las disciplinas más abstractas, como las matemáticas).
La racionalidad se tiende a asociar con lo objetivo y el pensamiento abstracto, mientras que las emociones se asocian con la irracionalidad y subjetividad, y por tanto con una limitada validez confiriéndoles un estatus inferior y menor importancia. Así, conocidos refranes como "la emoción es enemiga de la razón", o la falsa creencia de que la racionalidad proviene del cerebro y la emoción del corazón, forman parte de éste pensamiento general que la sociedad tiene respecto a las emociones y su papel en la vida.
Sin embargo, la existencia misma del cerebro, como órgano común, constituye una prueba de la falsa creencia de la distinción y separación entre sentimientos y pensamientos, proponiendo un modelo donde ambas no se pueden distinguir claramente. Así, Mente y cuerpo constituyen una misma identidad inseparable integrada por las complejas interacciones neuronales que producen la actividad mental. Los maestros que trabajan en el aula confirman este modelo cuando observan como los trastornos emocionales interfieren en los proceso mentales: los estudiantes deprimidos, enfadados o ansiosos no aprenden, mientras los felices, relajados y optimistas no tienen dificultades en la escuela.
Peter Salovey y John Mayer (1990) definieron la Inteligencia emocional como "aquella que comprende la habilidad de supervisar y entender las emociones propias así como las de los demás, discriminar entre ellas y utilizar esta información para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones". Este concepto, complementa el concepto tradicional de inteligencia enfatizando las contribuciones emocionales, personales y sociales a la conducta inteligente.
Según Bolaños & otros, su precursor Thorndike (1920) definió la inteligencia emocional como "la habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres, muchachos y muchachas, y actuar sabiamente en las relaciones humanas".
Según Shannon (2013), la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner (1995), distingue entre la inteligencia interpersonal y la intrapersonal y las considera imprescindibles. La inteligencia interpersonal se construye a partir de la capacidad para establecer buenas relaciones con otras personas; la inteligencia intrapersonal se refiere al conocimiento de los aspectos internos de sí mismo. Por lo que concentrarse únicamente en las capacidades lingüísticas y lógicas durante la escolaridad puede suponer una fracaso para los individuos que tienen capacidad en otras inteligencias. Observándose así, índices elevados de fracaso escolar, dificultades de aprendizaje... Estos hechos provocan estados emocionales negativos
Según Fernández Berrocal & otros, Mayer y Salovey consideran la Inteligencia emocional como un conjunto de competencias, que tienen que ver cómo reconocer las emociones en nosotros mismos y en los demás. Esta definición está fundamentada en una serie de estudios que realizaron, un test de medición denominado: Mayer, Salovey y Caruso Emotional Intelligence Test (MSCEIT), considerado hasta el momento presente entre los más confiables y válidos a nivel internacional, para medir la inteligencia emocional.
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