Antonio Prieto, análisis de sus columnas
jlspjlspApuntes21 de Junio de 2020
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Antes de comenzar con el tratamiento a las dos columnas seleccionadas para el trabajo, he decidido integrar unas bases sobre la vida de Antonio Prieto y sus distintas facetas.
Su primera llegada a Madrid procede del inicio en la carrera de medicina, por mandato familiar. Tras pasar varios cursos en la Facultad de San Carlos deja de estudiar esa carrera para estudiar Filología Y Filosofía. Tiene varias facetas:
- Novelista.
- Filólogo: catedrático de la UCM en literatura del siglo de oro y literatura contemporánea.
- Editor ejecutivo de Planeta.
- Columnista.
- Bibliofilia.
• Novelista: se da cuenta que su vocación es lo literario y abandona Medicina. Estudia Filosofía y letras. Sus novelas se especializarán en el género histórico.
• Filólogo: emprende una carrera brillante como filólogo, que nos arrastra hasta el plano académico: ha sido docente en la UCM, catedrático de la literatura del siglo de oro. Tiene varios manuales como catedrático:
- La poesía española del siglo XVI (Dos volúmenes) Con la figura de Hurtado de Mendoza
- La prosa española del siglo XVI (Un volumen)
Son dos obras críticas de la lírica y de la prosa del 1500 en España.
• Editor (ejecutivo de una editorial): trabajó como ejecutivo en Planeta. Esta editorial no era como el ente que ahora conocemos que tiene también una productora de cine. Prieto funda varias líneas de ensayos y Monografías Universitarias. Le lleva a convencer al editor jefe de crear una línea de monografías para universitarios, que tienen el acierto de haber sido las primeras traducciones al castellano de varias vías interpretativas que en España todavía no se conocían: estructuralismo y semiótica. Los acoge Planeta en Monografías Universitarias. Es decir, tenía una labor de enseñanza universitaria que actualmente no tiene.
• Columnista: desde su adolescencia publicó colaboraciones en prensa, en periódicos, diarios de tirada nacional, columnas en el Diario 16 y en La Razón. Filólogo, editor, colaborador en prensa, vinculado al ámbito del periodismo. La faceta de columnista o colaborador en prensa periódica es incluso anterior a la faceta de novelista.
• Bibliofilia: era un excelente profesor. Era un estudioso de la literatura contemporánea y de los siglos XVI Y XVII. Disponía de una cantidad de salario considerable y por lo tanto se dedicó al coleccionismo y consecuentemente su biblioteca es una de las mejores y completas del siglo XVI Y XVII. Hay otro detalle que es cultural: en las practicas lectoras del siglo XVI y XVII aparece margenear (subrayar y poner al margen tus notas) y luego posteriormente la tarea del lector no acababa ahí, seguía con el codex excerptorius (notas que vas tomando del libro y que luego copias en un codex excerptorius). Prieto tiene artículos diciendo que dispone de documentos con notas de este tipo. La cuestión del humanismo, la recuperación del legado de lo clásico a partir del XVI, es algo que aparece en sus novelas, en sus columnas, en sus estudios, etc. Los autores antiguos eran trilingües (latín, italiano y español), por lo que Antonio Prieto también estudiaría estas lenguas y llegó a tal punto que la bibliofilia del autor se vincula a su personaje de Hurtado de Mendoza, habiendo un enmascaramiento del personaje y del propio autor.
A partir de este punto quiero hacer un repunte sobre las novelas históricas y el trabajo de Antonio Prieto en este género, que está directamente relacionado con la primera columna y con algunos detalles de la segunda, si hablamos de factor documentarse sobre la cultura clásica.
Si uno piensa un género literario tan complejo como la novela histórica, es algo muy complicado de realizar. Es un relato que se centra en figuras históricas y muchas veces la trama principal se conecta con otras tramas. A veces hay novelas históricas que surgen a través de un proceso de documentación que asegura que todo lo que cuenta sea verdadero. Es una trama compleja y se pone en juego las acciones documentadas de figuras que han existido y que se combinan con personajes de ficción.
Si uno quiere componer una novela histórica tiene que llevar un proceso de documentación que le dará verosimilitud a lo que digamos. Luego los salpicaremos con tramas secundarias. De hecho, ese proceso de documentación, si nos fijamos en la figura de Antonio y sus figuras históricas, y que se sale de lo habitual, es que el autor se sabía de memoria todo el contexto histórico, conocía los resortes para escribir en un estilo que se parece al de los siglos XVI y XVII porque se dedicaba a explicarlo.
Esto nos lleva a otro detalle a destacar: el peligro que tiene que hacer frente un creador de novela histórica es que por una parte como hemos dicho tiene que estar documentada, cuanto más documentada esté más creíble será. El gran riesgo es cargar demasiado es decir, que el proceso de documentación sea tan exhaustivo que parezca más una monografía que una novela. Cargar tanto que lo novelesco o narrativo deja de serlo y parece más una serie de información sobre la historia. En el caso de Prieto a él no le cuesta dar un color arcaizante con un léxico y giros que sean propios del XVI porque es que lo ha estudiado mucho y ha tenido siempre el acierto de no cargar tanto de documentación la historia para que no sea un pastiche.
Primera Columna:
La Venganza de la gripe del Pollo
Algunos privilegios va otorgando la edad si se sabe apelar a la memoria para recoger, con sus modificaciones, las experiencias pasadas. Creo, por ejemplo, que soy de los pocos habitantes de una gran ciudad que pueden describir como experiencia el movimiento de una gallina picoteando por el campo y seguida por un numeroso grupo de polluelos. O la satisfacción de un hermoso gallo dorado cuidando y enamorando a varias gallinas que le obedecen. La cual, trasladándolo a la mujer, le hizo a Juan de Mal Lara, en su <<Filosofía Barata>>, 1568, reparar en el refrán ejemplos cásicos, desde la <<Ulisea>> homérica o la <<Eneida>> virgiliana, pero bien podría haberse acompañado de refranes populares como <<La gallina bien galleada y la moza bien requebrada>>, o << A la gallina que al gallo espanta, córtale la garganta>>. Las gallinas, entonces, tenía buena atención literaria y basta recordar en el camino de la segunda parte del <<Arcipreste de Talavera>> cómo se manifestaba aquella mujer que había perdido a una gallina, clamando: << ¿Do mi gallina, la rubia de la calza bermeja?(…) ¿Ay gallina mía, gruesa como un ansarón, morisca, de los pies amarillos crestibermeja…>>. Quizás la ofrecen a una <<galli fémina>> que poseía el gran poeta Diego Hurtado de Mendoza. La mencionada gallina tenía la virtud de poner huevos de oro, según nos refiere el cronista, y don Diego la mantenía muy bien alojada en su palacio de Venecia, cuidando de que no fuera pisada por ningún gallo. Gracias a la <<galli fémina>> citada el poeta granadino pudo adquirir preciosos manuscritos y libros para su biblioteca, tan perseguidas por Felipe II para enriquecer El Escorial.
Ésta mi somera detención en la gallina se debe al valor de ser ella la madre de los polluelos, dentro de una relación familiar que posibilitó el repetido refrán de <<pollo de enero con su madre sube al pollero>>. Todavía en la primera mitad del siglo XX tenía vigencia la realidad del <<pollo nuevo y vino añejo hacen mozo al hombre viejo>>, también comentado por el sevillano Mal Lara. Con el tiempo, en la ciudad fue haciéndose tan raro tropezarse con una gallina como hacerlo con un camello, y fue perdiéndose para el sentido del el placer del pollo. Lo que la industrialización de la carne y ambición capitalista ha hecho con las gallinas es dramático. Recuerdo que hace años, estuve recorriendo las cercanías de Madrid en busca de una granja. Quería adquirir una docena de gallinas a las alimentar caseramente para que produjeran huevos de antiguo sabor. Encontré la granja, que era un verdadero y cruel campo de concentración, en el que las gallinas, sin poder moverse, formaban largas filas de unas alambradas por donde asomaban el pico para alimentarse, obligadas día y noche a evacuar huevos. En cuanto decaían en esta función eran destinadas a ser descuartizadas. Todas la gallinas eran blancas, es decir: ninguna era descendiente de aquellas que voceaban una de las <<malas e viciosas mugeres>> con que se ejemplarizaba en el <<Corbacho>>. Al fin escogí seis de ellas, les prometí que les buscaría un hermoso gallo negro y las solté en el jardín de casa. Creo que viéndolas correr, escarbar precipitadamente la tierra, agrandé el concepto de la libertad. Al oscurecer, las gallinas ascendían a las ramas de los árboles para dormir, y no sé si porque aún estaba vivo en ellas que sus antepasadas dormían subidas en un palo. Recuerdo que algunos niños venían a ver las gallinas con la curiosidad con la que los madrileños del siglo XVII se acercaban para ver a un rinoceronte en una casa de la calle Abada, así llamada por darle ese nombre al rinoceronte. El tiempo, que no nosotros, se comió a mis seis gallinas, que pudieron conocer la vejez. Con estos recuerdos pienso que esa <<gripe del pollo>> extendida por Asia es como una venganza de las aves prisioneras de la ambición humana. Porque según parece el virus de la gripe aviar se desarrolla y crece, amenazando con su mutación, en esas naves donde se martiriza a las gallinas. Donde ni el movimiento ni el sol, a cuyo muere el virus, son gozo de animales.
Las tres referencias literarias
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