Cantoras al-andalus
Roca LunarTrabajo16 de Septiembre de 2015
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Índice: Pág.
Justificación, objetivos y metodología | 2 |
La esclava cantora | 3 |
Cualidades de una esclava cantora | 4 |
Educación de las esclavas cantoras y música a principios de al-Andalus | 5 |
Escuela de Ziryab | 7 |
Su labor junto a Ibn Bayya | 8 |
Desarrollo en el Magreb y conclusiones | 9 |
Conclusiones Bibliografía | 10 11 |
Justificación
A la hora de buscar un tema para elaborar el trabajo, me pareció interesante el de la mujer en la música, pues me siento identificada y me pongo en la posición de una mujer músico en un mundo de hombres. El papel de la mujer a lo largo de la historia es un tema que me es fascinante y por el cual disfruto investigando y trabajando. Es una de las cuestiones por la que me parece interesante estudiar, pues aunque no se hable o se estudie mucho sobre ello, se debe reivindicar su papel en la historia de la música ya que, fascinantes compositoras, cantantes e instrumentistas han pasado, a lo largo de la historia, desapercibidas por su condición de mujeres.
Objetivos
Mi principal objetivo ha sido aprender, acercarme a una cultura que parece tan lejana y al mismo tiempo está tan cerca como la árabe. Estudiar la posición de la mujer en una religión tan conservadora como es la islámica y en lo que fue su paso por la península ibérica, dejando a un lado los posibles prejuicios.
Metodología
Para realizar mi labor investigadora he empezado por recopilar distintos textos a los que he podido tener acceso, básicamente por razones del idioma, pues ni el francés ni el árabe domino; y de ellos he ido recopilando la información que realmente me ha parecido apropiada, interesante y útil para este cometido.
Este trabajo comienza con una descripción detallada de lo que es una esclava cantora, para que el lector pueda hacerse una buena idea de su situación, cualidades y conocimientos, para después centrarme por orden cronológico en cuales pueden haber sido algunos de los puntos en los que su papel musical haya tenido más importancia. Debido a mi escaso conocimiento inicial sobre tema, sólo voy a aproximarme brevemente a la repercusión que la esclava cantora tuvo en el repertorio vocal andalusí - magrebí, centrándome en lo que considero los hechos de más trascendencia: La escuela de Ziryab, las mejoras con Ibn Bayya y el desarrollo de la materia en el Magreb.
La esclava cantora
El papel de la mujer en la música en las zonas dominadas por el Islam ha cambiado constantemente. En periodo preislámico (al-yahiliyya), en el área de las tradiciones populares fueron las guardadoras y difusoras de los cantos que acompañaban las fiestas familiares, además de ejercer de intermediarias entre los dioses y la naturaleza, como invocadoras de la lluvia y los cantos que iban unidos a las faenas agrícolas y los ciclos de la vida: a la mujer la rodeaba el misterio de la vida, la naturaleza entera se presenta como madre[1]. También tenían función de plañideras en las ceremonias funerarias de las de su género[2]. La mujer gozaba de una libertad que le permitía incluso mostrarse crítica con su entorno. En este periodo encontramos las primeras noticias sobre la figura de la qaina (pl. qiyan) o esclava cantora[3].
Tras la llegada del Islam, además de que la poesía se debilitó muchísimo (y con ella el canto y la música en general)[4] la participación de la mujer tendría menor relevancia. Será el hombre quien adquiere el protagonismo de este arte[5]. Hay distintas posturas y teorías respecto al papel que tenía la mujer en relación con la música, que básicamente se pueden dividir en dos: la que la sitúa simplemente como una esclava sometida por su dueño, y la que opta por una posición de “favorita” frente a otras mujeres del harén[6].
El término “esclavas cantoras” puede resultar demasiado generalizador, el caso es que dentro de él, las hay de distintos tipos:
Según el investigador Nasir al Din al Asad, en su obra al-Ginna wa-l-qiyan (El canto y las esclavas-cantoras), durante los siglos X – XI aparecen dos: las qiyan, que eran esclavas pertenecientes a un señor notable (beduino o citadino) y cuya función era la de distraer al señor o invitados en fiestas y reuniones; y yariyas, esclavas de un rango inferior, que servían en tabernas en cruces de caminos de las rutas caravaneras[7]. Pero el análisis de datos en fuentes orientales y andalusíes nos ayuda a distinguir más terminologías aplicadas a mujeres libres y esclavas en el ejercicio de las actividades musicales. Entre las más usadas aparece: 1) la qayna (pl. qiyan), es decir, esclava cantora que se aplicaba tanto a mujeres cultas libres como a esclavas cortesanas; 2) la muganiyya (pl. muganiyyat), cantoras compositoras e instrumentistas; 3) la yariya (pl. yawaris), esclavas en general, y algunas también cantoras con una actividad marginal; 4) la rumia (pl. rumiyyat), término en al-Andalus referido a las esclavas cantoras bizantinas y gallegas, que eran preferidas por el blanco de su piel[8].
Cualidades de una esclava cantora
Parece que las qiyan que tenían más prestigio y estaban acogidas a las cortes de los califas, los príncipes y el entorno integrado por los nobles, gozaban de grandes privilegios frente a las que formaban parte del harén. Así se crea la figura de la esclava cortesana: mujer culta cuya función se limitaba a distraer a su dueño, bien en solitario o en presencia de sus invitados. Al ser preparadas desde su juventud para amenizar las fiestas y tertulias en palacios y residencias de los nobles, se elevaba el precio de su venta, puesto que eran valoradas tanto por su belleza como por sus cualidades artísticas[9].
Respecto a esto no podemos decir que nos han llegado distintos testimonios sobre qué cualidades debía tener una buena esclava cantora: Lo más importante, -indica al-Yahiz, el prosista de Basora-, era que guardase una perfecta proporción en todos sus miembros, pues la belleza y la armonía estética eran los factores que llevaban a admirar a las qiyan. Sin embargo, sus capacidades artísticas podían generar el amor de la audiencia, anteponiendo el sentimiento al sentido de la vista:
“Cuatro son los sentidos, en principio, que van asociados a las cantoras, la vista, la contemplación de una belleza seductora, la habilidad profesional y el corazón, pero cuando la qayna eleva la voz y comienza a cantar, todas las miradas se fijan en ella y los oídos se vuelven hacia ella, pues los órganos de los sentidos están al servicio del corazón.”[10]
Aunque según al-Yahiz la belleza pareciera un requisito indispensable (que en la gran mayoría de los casos lo era), hay constancia de que ha habido esclavas que no destacaban precisamente en ese aspecto, como una esclava de Muslim b. Yahvyà:
“Cuando ‘Abd al-Rahman I envió a comprar esclavas a Oriente, le compraron a ésta. Era fea y cantaba muy bien.”[11]
Afortunadamente no solo encontramos especificaciones sobre el físico. En otra descripción que repara más en la habilidad artística de la esclava, ibn Bultan señala que la buena qayna:
“Debe tener una voz de mirlo, buena técnica y saber recitar correctamente la poesía. Si además es ingeniosa y de alma delicada, sería perfecta. Si tiene buen oído para los distintos ritmos y para tañer los instrumentos, si es de calidad melódica y posee unos dedos ágiles; si al recitar observa las reglas métricas y gramaticales, si su voz no carece de defectos y no hace gallos, ni es chillona, es la que produce más placer y la que tiene más aceptación en el mercado”[12]
Gracias a esta última, podemos hacernos una idea de las cualidades que debía tener una voz hermosa.
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