Crítica Sobre El Lado Oscuro Del Corazón

Tema: La reseña.

Reseña realizada por: Karen Marcela Muñoz Martínez

EL LADO ORCURO DEL CORAZÓN.

Duración: 127 min.

Año: 1992

País: Argentina

Productora: CO 3 / Transeuropa

Dirección: Eliseo Subiela

Reparto: Darío Grandinetti, Sandra Ballesteros, Nacha Guevara, André Mélançon, Jean Pierre Regueras, Mónica Galán, Inés Vernengo.

Escrita y dirigida por Eliseo Subiela, la producción argentino - canadiense “El lado oscuro del corazón”, cuenta la historia del poeta Oliverio Fernández (Darío Grandinetti), quien vaga por Buenos Aires en busca de una mujer que lo haga “volar” y finalmente se ve envuelto en una gran historia de amor.

La producción dramática fundamenta sus diálogos y escenas en la poesía de Mario Benedetti, Oliverio Girondo y Juan Gelman, logrando crear una atmósfera bohemia, amorosa y romántico- surrealista por medio de paisajes sombríos, metáforas, y una acertada ambientación musical. Es una película hecha de POESÍA, con mayúscula, porque sin duda alguna, más que desarrollar una historia de amor; se transforma en escenario de denuncia social, de liberación artística y de revolución sexual.

El contexto social en el que se desarrolló la película es el fiel reflejo, de la realidad argentina de aquella época: Triste, aporreada y maltrecha. Esto se evidencia cuando a Oliverio le toca pedir limosna por recitar poesías en medio de la calle llena de méndigos. Allí, aparece La muerte, personificada por una mujer (Nacha Guevara), quien nunca abandona a Oliverio, y en su deambular se lleva consigo a los niños y jóvenes, víctimas principales de esta lamentable situación que se generó en los noventa, “cuando Argentina debió realizar grandes ajustes económicos y políticas fiscales gracias a la fuerte crisis después de la dictadura, lo que se traduce en la desvalorización de la mano de obra, en la decreciente calidad de vida en el país, aumento del desempleo, o por defecto, del informal, precariedad en la sociedad y desarraigo económico. (Becaria,L. Orsati,A.1985)

Así pues, el espacio dedicado a la denuncia por Subiela es claro en el desarrollo de la producción, ya que como en otras obras de este autor, se evidencia una necesidad por contarle al mundo la realidad de su entorno, y así mismo, por dejar entrever su pensamiento; como en el caso de la liberación artística que es el siguiente aspecto a resaltar del film.

En ese sentido, las escenas de la película están plegadas de arte, bien sea mediante la poesía, el canto o el baile, pues en el ambiente espeso y recóndito de Argentina, en los bares, calles y huecos, se muestra cómo se crea un espacio para diferentes manifestaciones artísticas, que con cierto aire de burla política, constituyen una amplia gama de los talentos y configuran un concepto de entretenimiento Argentino lejos de formalismos y tópicos públicos propios de aquella época, como se deja ver en el diálogo del protagonista: “Un Bolero es más importante para la humanidad que La Marsellesa, La Internacional y esos tipos de música”.

El aspecto revolucionario, liberado y controversial de esta producción no para con mostrar un arte diferente de bares y antros, sino que se traslada a la sociedad en general por medio de una revolución sexual reflejada en el personaje de uno de los mejores amigos de Oliverio: un escultor (Jean Pierre Reguera) que mediante su personificación se pensaría que muestra el carácter de Subiela, ese rebelde y liberado. Por ejemplo, en uno de los diálogos que este controversial escultor realiza con una periodista en una exposición de órganos sexuales, él le dice: “El hombre evolucionadito de hoy no ha asumido total y naturalmente su sexualidad, la mayoría de los problemas que tenemos se deben a que vivimos en un mundo de mal cogidos: De militares mal cogidos, de políticos mal cogidos, al pueblo se lo cogen, pero él mismo es

...