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Democracia Del Lenguaje


Enviado por   •  30 de Marzo de 2013  •  4.703 Palabras (19 Páginas)  •  427 Visitas

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LOS CONTRA-SENTIDOS DE LA LECTURA Y LA ESCRITURA EN LA ESCUELA

Resumen:

Las investigaciones psicolingüísticas le han dado una importancia capital a los conceptos de producción y comprensión en función de la lectura y la escritura. Sin embargo, nuestra escuela no los ha entendido como debiera. El propósito de estas páginas, radica en re-dimensionar estos conceptos y reflexionar desde los aportes de Emilia Ferreiro, Liliana Tolchinsky y Josette Jolibert, entre otros autores, sobre la posibilidad de significar la labor de la enseñanza de la lectura y escritura, para entregar a nuestros niños una nueva dimensión de formación en este campo, específicamente desde la apertura de espacios democráticos del lenguaje.

Palabras clave: producción, comprensión, lectura y escritura, docente, estudiante, formación de lectores y escritores.

Abstract:

The psycholinguistic investigations have given a cardinal importance to the concepts of production and comprehension in function of reading and writing. Nevertheless, our school hasn´t understood them since as like. The intention of these pages, it takes root in re-measuring these concepts, and in thinking from the contributions of Emilia Ferreiro, Liliana Tolchinsky y Josette Jolibert, about the possibility of meaning the work of the teaching of the reading and writing, to deliver a new dimension of formation to our children in this field, specifically from the opening of democratic spaces of the language.

Key words: production, comprehension, reading and writing, teacher, student, formation of readers and writers.

INTRODUCCIÓN

Este artículo establece una apreciación de la dicotomía conceptual que se da entre producción y comprensión, con las implicaciones que estos procesos tienen en la forma, en que se despliegan al interior de nuestra escuela . Se tiene en cuenta la posibilidad de entablar un diálogo con otros autores que han pensado en esta situación, así como su relación en las situaciones de enseñanza- aprendizaje, en un contexto mediado por la interacción y experiencias que brinda la democracia del lenguaje.

Desde tales presunciones, se parte de la lectura y escritura significativa, que deben ser entendidas como un proceso de transformación de textos, en la medida en que estos sean capaces de dotar de sentido estas prácticas. Esto nos lleva a la puesta en escena de discursos que prioricen la construcción del sí, del otro y del mundo en el ámbito escolar y universitario.

Para nosotros, esto solo es posible si se adecúan ambientes pedagógicos que posibiliten el ejercicio de la significación, si se contextualizan las experiencias de vida, si se reescribe desde una percepción afuera del asignaturismo y adentro de los intereses y gustos del mismo estudiante –responsables de sus procesos de interiorización del conocimiento-. Esto es, concebir circunstancias que inciten la construcción de la confianza, para facilitar la comprensión, la interpretación y producción, desde una confrontación dialógica para el desarrollo de individual y social de los estudiantes. A partir de aquí se hace necesaria la voz de Tolchinsky que entiende la comprensión y la producción, no solo desde un ámbito cerebral, sino desde un espacio de confrontación con el otro. En esa perspectiva, los espacios democráticos del lenguaje sirven como una respuesta imprescindible de consagrar un escenario propio y real al concepto de Democracia del Lenguaje, en los contextos de la escuela .

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LOS CONCEPTOS DE COMPRENSIÓN Y PRODUCCIÓN

Dentro de este acápite, toma importante relevancia la discusión conceptual en torno de la comprensión y la producción, en un espacio común a nuestra escuela: sus diversas formas de acción en su espacio propio. Es necesario, en primer lugar, afirmar que en la escuela es común entender la comprensión y la producción, desde un enfoque reduccionista que supone el aprendizaje de la escritura como un proceso que va de lo simple a lo complejo. Se cree que nuestros estudiantes, para complejizar su aprendizaje, necesitan de la descomposición de los elementos más simples del conocimiento, cuando en realidad es más probable que ellos miren ampliamente el mundo y lo introyecten de esa misma manera.

Entablar una oposición teorética al principio reduccionista del aprendizaje de la lengua escrita, es clave dentro de nuestra escuela “porque [éste] sostiene que cualquier habilidad puede ser descompuesta en sus componentes más simples y que aprendemos desde los componentes más simples a los más complejos. Afirmaciones recientes de los representantes más destacados de esta corriente sostienen que escribir consiste en dos componentes simples: deletreo e ideación” (Tolchinsky, p. 195) .

Sin embargo, reducir la escritura a estos dos mecanismos sugiere una falta de comprensión global de la escritura en sí misma, como espacio de comunicación e interacción mutua entre seres humanos. Más allá de tales componentes está, por ejemplo, la interacción de los procesos escritores y lectores, que deben entenderse desde una percepción más amplia, en la que interactúan simultáneamente la comprensión del mundo, la forma para expresarlo, la reflexión del mismo y los enunciados que allí se producen, para comunicarse con el otro y con el universo. Esto nos sugiere que “el sujeto es activo, busca y selecciona para aprender” (Tolchinsky, p. 196) . Es decir, el sujeto está en constante relación con su medio, está leyendo y escribiendo el mundo. Si bien “Ningún conocimiento comienza de cero…”(Tolchinsky, p. 196) , sería propicio, en otras palabras, entender que el proceso de ideación está lejos de ser un componente exclusivo de la escritura, sino que más bien, hace parte de un proceso vital del niño. Es decir, en lo que tiene que ver con la dimensión lingüística del niño, se nota desde su primera infancia que tiene un saber del lenguaje bastante extenso, diverso, espontáneo y que se dirige en múltiples dimensiones hacia la otra humanidad que lo escucha y lo lee.

Su saber del lenguaje tiene muchos avances y en ese sentido es la escuela, la que posiblemente empiece a limitarlo, mediante sus didácticas y estrategias pedagógicas. Para la escuela, los procesos de comprensión y de producción se dan desde un carácter inductivo: de lo particular a lo general. Para el caso particular, cabría la pregunta: ¿la primera letra que se debe aprender es la m?

Emilia Ferreiro dice, respecto de lo precedente: “Y justamente

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