Diferencias De Generos
lauralego17 de Marzo de 2014
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Los estudios de Deborah Tannen encontraron estas diferencias de género en estilos comunicacionales[5] La plantilla {{ref}} está obsoleta, véase el nuevo sistema de referencias.:
• Los hombres tienden a hablar más que las mujeres en situaciones públicas, pero las mujeres tienden a hablar más que los hombres en casa.
• Las mujeres son más proclives a verse frente a frente la una a la otra y hacer contacto visual al hablar, mientras que es más probable que los hombres aparten la mirada el uno del otro.
• Las niñas y las mujeres tienden a hablar extensivamente sobre un tema, pero los niños y los hombres tienden a brincar de un tema a otro.
• Al escuchar, las mujeres hacen más ruidos como “mm-hmm” y “ajá”, mientras que los hombres tienden a escuchar en silencio.
• Las mujeres se inclinan por expresar acuerdo y apoyo, mientras los hombres se inclinan más por debatir.
Aun así, no todas las investigaciones apoyan estas afirmaciones. Un estudio de Erina MacGeorge encontró una diferencia de sólo 2% en los estilos conversacionales de hombres y mujeres, y reportó que en general ambos sexos se comunicaron de forma similar(9). Críticos, incluyendo a Suzette Haden Elgin, han sugerido que los hallazgos de Tannen pueden aplicarse más a mujeres de ciertos grupos culturales y económicos específicos que a las mujeres en general. No hay evidencia que apoye la creencia de que las mujeres digan muchas más palabras que los hombres al hablar
1. TIEMPOS CONVULSOS, VIOLENCIA DE GÉNERO
Uno de los temas trascendentales en este comienzo de siglo XXI es el referido
a las diferencias de género, a los problemas que se derivan de la desigualdad y,
cómo no, la violencia existente entre mujeres y varones, ya sea ésta de índole física
o bien psíquica. Esta situación viene dada por la configuración social que se
establece como marco de referencia para las actuaciones de las personas. No hay
duda que el ascenso de la notoriedad de las mujeres dentro del entorno social es
un hecho, y tal vez por ello nos genera un mayor rubor la denuncia de las injusticias
relacionadas con la diferencias de género, pero no por ello debemos interpretar
que éste es un hecho característico de los tiempos en los cuales vivimos. No,
no lo es ya que las cuestiones de género son algo que ha trascendido a lo largo de
la historia humana y es algo que siempre ha existido —la desigualdad— pero por
los condicionantes sociales no era algo que pudiera ser instado al cambio o bien
simplemente reseñado.
La evolución humana y sobre todo el desarrollo social cultural en el cual nos
insertamos ha provocado que este nuevo Milenio se caracterice por la convulsión,
por la no definición concreta de un estilo de sociedad, es más, de momento no tenemos
un movimiento cultural que nos sirva como referencia y nos defina con respecto
a la moderna historia de la humanidad. En este río revuelto, muchos son los
temas que conciernen al ser humano y por tanto muchas las preocupaciones por
resolver, ya que la diversificación de atribuciones y sobre todo, el exacerbado interés
económico, motiva que la incertidumbre sea la marca característica de nuestra
época. Entre ellos encontramos el sexismo o diferencias de género, y es por ello
por lo que merece la pena reflexionar sobre las situaciones que se conciben a partir
del planteamiento de la temática.
El hecho referido a las diferencias físicas condiciona de una manera importante
los comportamientos de las mujeres y de los varones, sin embargo ello no puede
convertirse en silogismo y establecer que si lo físico es distinto, lo psíquico es
susceptible de continuar el mismo camino. Esto no es así, ya que se pueden ofertar
oportunidades similares sin perjuicio de establecer diferencias de género por
causa de las características físicas de una mujer o de un varón (García-Mina, 2003).
Eduardo Encabo Fernández y Amando López Valero Diferencias de género y comunicación: aspectos...
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Sin embargo, la tradición ha establecido y establece que las actitudes de ambos
géneros deben ser distintas en los diferentes contextos en los cuales el ser humano
se desenvuelve (Cala, 2002). En diferentes ambientes podemos comprobar cómo
las personas se comportan conforme a su género de referencia. Ocurre en las instituciones
educativas, en los centros de trabajo, en los lugares de juego..., las mujeres
se comportan de una manera determinada, tal vez limitando sus posibilidades,
y en menos ocasiones, pero también acontece, el varón sufre esta constricción de
oportunidades.
En este tipo de situaciones a las cuales hemos aludido posee gran importancia
la utilización del lenguaje. Y lo hace en virtud de su funcionalidad en nuestros actos
vitales; además de la trascendencia que adquiere el lenguaje en la conformación de
las connotaciones ideológicas de un colectivo. A través de la educación una determinada
zona geográfica, un colectivo o un país van legitimando sus modos de proceder
y en ellos se encuentran impregnadas, por ejemplo, las marcas sexistas (Reagan,
2002). Es por esta razón que en este artículo intentamos indagar de una manera
más pormenorizada en la influencia del lenguaje en la conformación de los estereotipos
de género. Desde esta perspectiva, tenemos que definir el concepto de lenguaje
con el cual constituimos nuestro discurso alusivo a la relación entre el sexismo
y la utilización del hecho lingüístico.
Es nuestro deseo establecer el lenguaje como una manifestación humana que
no sólo está referida a lo escrito, a lo verbal, es decir, a la palabra, sino que repararemos
de igual modo en lo paralingüístico y en lo kinésico, por tanto, propugnaremos
un uso del término lenguaje como algo extenso, que incluye los aspectos
referidos, y en este caso incluso podríamos equiparar términos, ya que conseguiríamos
usar de un modo paralelo y tal vez conjunto de las palabras lenguaje y discurso.
En definitiva, lo que desde esta aportación nos interesa es el enfoque pragmático-
comunicativo del estudio de la Lengua, ya que en él tratamos de hallar
evidencias de su influencia en la cuestión que hemos referido al inicio de este apartado:
el sexismo o las diferencias de género.
2. LA COMUNICACIÓN Y LAS DIFERENCIAS DE GÉNERO
Una vez que hemos expuesto nuestro punto de partida, es preciso especificar
un poco más cuál es nuestro planteamiento y perspectiva acerca del tema. Realmente
nuestro interés por las diferencias de género —debido al área de conocimiento
desde la cual nos ubicamos— tiene que venir dado no por lo estrictamente
sociológico, político o económico sino por los aspectos diferenciales que se
producen en el uso de la Lengua, y qué mejor elemento de análisis que la comunicación
humana para hacerlo. Desde la visión pormenorizada de los elementos de
la misma pretendemos observar cómo ésta influye en la conformación de una sociedad
asimétrica en lo que respecta a la igualdad de oportunidades entre los géneros.
Debemos partir de la evidencia: el comportamiento comunicativo de un varón
no es el mismo que el de una mujer (Tusón, 2002), ¿es esto un hecho positivo o
negativo? Si partimos de la asunción referida a que la diferencia es algo enrique-
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cedor, no tendríamos argumentos que exponer en esta aportación; sin embargo, la
realidad no posee esta dimensión. Las diferencias no enriquecen sino que agudizan
las asimetrías y distancian las posiciones de ambos géneros dentro del espectro
social. Esto es así, ya que de lo contrario no habría que reivindicar constantemente
las cualidades de la mujer o del varón en determinados contextos.
Podríamos afirmar que tanto la masculinidad como la feminidad son conceptos
malentendidos socialmente, y que de ellos se realiza una apropiación partidista que
conduce a la legitimación de espacios de poder (Newkirk, 2002). Así, podemos
apreciar cómo en determinadas circunstancias los comportamientos de lo masculino
y lo femenino son similares en cuanto a ambición por reivindicar la importancia
de ese determinado género, alejando así la pretensión de la igualdad de oportunidades
entre los mismos. El entramado social oferta una serie de herramientas
o elementos a dichos géneros para que estos los utilicen de forma constructiva y
sin embargo, se usan de manera interesada con la finalidad de lograr el ambicionado
poder.
Uno de estos elementos sin duda es la comunicación, no podemos indicar de
ninguna manera que ésta sea algo aséptico sino todo lo contrario, en la misma incluimos
una intencionalidad, un afán por conseguir algo; en ella claramente queda reflejada
la función instrumental del lenguaje. Este carácter hace que el análisis de la
misma
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