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El Album De Los Niños


Enviado por   •  2 de Noviembre de 2014  •  3.074 Palabras (13 Páginas)  •  256 Visitas

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Resumen:

Hoy en día y frente al nuevo milenio, una de las inquietudes de padres de familia y maestros se relaciona con el hecho de que nuestros niños y jóvenes leen muy poco o casi nada. Esta preocupación me ha llevado a mirar hacia el pasado. ¿Qué leían los pequeños de ayer?, ¿para qué les servía?, ¿quién /es enseñaba? Éstas y otras inquietudes son las que guían mi actual investigación en donde he buscado al imaginario del niño que se construye a través de sus lecturas, durante el siglo xix. Este proyecto lo he iniciado en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).

Introducción

Los niños, dentro de la historiografía de la educación, forman parte de los excluidos de los mundos de la historia. De hecho, en pocas ocasiones dejan oír su voz. De aquí la importancia de buscarlos por medio de sus lecturas. Esto se debe a que, si de hecho los historiadores e historiadoras del siglo XX los hemos olvidado, los intelectuales del xix se preocuparon mucho por ellos, de aquí la gran cantidad de publicaciones infantiles que se editaron durante esa época.

El libro más conocido y polémico es el de Philippe Ariés: L'Enfant et la vie familiale sous l'ancien régime. Entre otras cuestiones, en él plantea que, hasta la Edad Media, el niño era visto como un adulto pequeño que competía, trabajaba y jugaba con los mayores. Es así cómo su investigación se inscribe dentro de lo que Angelo Semeraro considera la infancia negada.

En México incluso durante el siglo xix. Al respecto, Ángela Tucker Thompson nos dice que en Guanajuato, en esa época, la escuela sólo era un suplemento de la educación del hogar, ya que los niños dependían de sus familias para su entrenamiento en algún oficio. Estas afirmaciones nos hacen pensar en la importancia que tenían aquellas lecturas que formaban parte de su instrucción informal.

Ahora bien, a pesar de que desde la época colonial existían algunas escuelas, como las Amigas, éstas no llegaban a toda la población. En 1842 se emitió una ley en la que se decía que la enseñanza elemental será obligatoria, en toda la República, para los niños de 7 a 15 años de edad. (Staples, 7 992: 86).

Por otro lado, también nos encontramos con que en el siglo xix la educación era más cualitativa que cuantitativa. De aquí que fueran pocos los que llegaban a instruirse y más bien eran las capas altas de la sociedad las que tenían acceso a la instrucción. Al respecto, Mílada Bazant nos dice que durante el porfiriato, a pesar de que la ley de 1888 hablaba de la obligatoriedad de la enseñanza, esto no se cumplía. Comenta que "los niños de las ciudades que tenían acceso a las escuelas no iban por ignorancia o por hambre". Explica cómo era frecuente que "los niños fueran sólo temporadas a la escuela y muy pocos lograban terminar los ciclos educativos" (Bazant, 1993: 20).

Podemos entonces preguntarnos, ¿en dónde aprendían a leer los niños y las niñas que vivieron durante esta época y que por diversas razones no asistían a las escuelas primarias?

Esta pregunta es la que guía al presente artículo. La búsqueda de una respuesta me ha llevado a encontrar diversos periódicos y revistas infantiles, a través de los que, niños y niñas aprendían a leer y, posteriormente, a escribir. Hay que recordar que, no todos los infantes en el siglo xix, sabían hacerlo, ya que se trataba de procesos que no eran simultáneos. En ocasiones, había personas mayores que sabían leer pero no escribir.

A partir del 1 ° de marzo de 1871 , los mismos redactores de La Enseñanza, con excepción de Ángeles Lozano, empezaron a publicar otra revista: El Álbum de los Niños. Esta publicación, como indica su título ya no estaba dedicada a los jóvenes, como la anterior. Si bien su portada era la misma que la de su antecesora, la numeración era diferente; de hecho, debido a que estaba diseñada para coleccionar, la foliación era continua, de modo, que se podían encuadrar y llegar a formar un libro. Esto nos hace pensar que ambas revistas se vendían por separado y se podían coleccionar independientemente.

El Álbum de los Niños

La preocupación por la instrucción de niños y niñas, se percibe a través de esta publicación la que, al igual que muchas otras del siglo pasado, se distribuía por "entregas". Así, cada una de las secciones continuaba durante tres o cuatro números. Esto hacía que los lectores se vieran obligados a comprarlas cada semana, cada quince días o cada mes, según la frecuencia con que se hicieran las publicaciones. El Álbum de los Niños era quincenal.

Para realizar este periódico infantil, se contaban con la ayuda de "personas ilustradas", quienes se interesaban en el "porvenir de la juventud", y con una "colección de obras modernas"; en muchas ocasiones se trataba de traducciones del inglés o del francés o bien artículos tomados directamente de revistas españolas. Esta publicación, al igual que La Enseñanza, estaba ilustrada.

La forma como están elaborados cada uno de los artículos nos hace pensar que estaban diseñados para que fueran leídos en voz alta por una mayor, ya fuese el padre, la madre, el abuelo o algún hermano que ya sabía leer.

Así fue como se inició El Álbum de los Niños, éste contiene varias imágenes; algunas nos refuerzan esta idea de la lectura en voz alta.

Las imágenes se complementan con diversas escenas escolares, en donde aparece un hombre joven y bien vestido, el maestro, hablándoles a dos niños, también tiene un libro en la mano derecha. En seguida, dos pequeñas, una con un vestido oscuro y la otra con uno claro, leen. Delante de ellas, tres niños sentados en un pupitre, cuyas caras vuelven a iluminarse, también repasan un libro. Detrás de ellos y, con poca luz, se encuentra otro, tocando un piano y siguiendo una partitura.

Esta ilustración de la portada se complementa con diversas viñetas relacionadas con elementos escolares, como libros, mapas, tinteros, manguillos y, en la parte central, un águila parada sobre un nopal devorando una serpiente.

Es así como en la portada encuentro dos espacios de enseñanza: el de la familia y el escolar donde se encuentra el maestro con sus alumnos, algunos de pie, a su lado; otros, frente a un pupitre. Ahora bien, las dos niñas leyendo no están frente a un escritorio, sin embargo se ubican dentro de este espacio, esto nos lleva a preguntarnos si es que ellas también asistían a la escuela y, de ser así, solamente están separadas de los niños.

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