El Buen Maestro
comalapa20 de Octubre de 2012
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En esta lectura, Rafael Ramírez hace referencia a la necesidad de emplear un programa más funcional para la educación de nuestros niños y jóvenes, un programa que involucre el correcto desempeño tanto del docente como de los propios alumnos, a fin de que se logre una incidencia correcta en los intereses de los niños relacionados con sus necesidades de comunicación social y de expresión.
Así es entonces que notamos que la enseñanza de lenguaje, se dice fácil y se piensa erróneamente que no se necesita una gran preparación o suficiente formación para instruirlo; pero la realidad, el ser maestro del lenguaje implica más que sólo lograr que nuestros alumnos construyan sus propios conocimientos de forma autónoma, analítica, a base de crítica y reflexión; sino que también se debe considerar que, como maestros, se necesita más que un conocimiento del lenguaje, si no un saber del cómo enseñar y qué enseñar.
Es por esta razón que un profesor debe prepararse debidamente para cubrir estas necesidades y no sólo en una asignatura sino también debe adquirir una cultura general; es decir, no abstenerse a conocer únicamente lo respectivo a su materia, ya que también es necesario procurar empaparse de cuestiones referentes a las asignaturas afines y del lenguaje, que al fin y al cabo es el que comunica.
Ahora, el maestro del lenguaje no debe limitarse a adquirir conocimientos sobre cultura general y demás materias, no sería suficiente; puesto que además de eso se requiere un docente comprometido con su profesión que siempre esté buscando la manera de innovar, redescrubrir por medio del estudio técnicas o empleo de nuevas estrategias que le permitan desenvolverse de una mejor manera con sus alumnos, necesita estar al día en materia de información cultural; pues sería evidente que si esto no se lleva a cabo se corre el riesgo de que los alumnos no comprendan o peor aun, que pierdan el interés por la asignatura que se enseña.
Con respecto a lo ya mencionado en el párrafo anterior, también conviene decir que para un maestro del lenguaje, el hábito de lectura debe estar desarrollado de la mejor manera posible, puesto que el acercamiento a otros campos del saber través de la lectura dará la posibilidad de tener una visión más amplia del mundo y por tanto, una cultura general mucho más rica en conocimientos.
Asimismo, cabe mencionar que el maestro requiere también tener un conocimiento de psicología educativa, dado que es necesario no sólo cubrir las necesidades teóricas del alumno, sino englobar los intereses y los procesos de aprendizaje que éstos experimentan ante el lenguaje y tomarlos en cuenta para obtener mejores resultados en el trabajo que se realice en el aula, pues esto permite centrar nuestra atención en metas precisas llegando a ellas de la forma más sencilla y viable posible.
Lass capacidades que debe poseer un buen docente son múltiples sin duda, no debe limitarse a ser un experto en su materia, dado que sea cual sea la especialización que se tenga, se debe ser un buen lector, ya que la lectura brinda demasiados beneficios funcionales para la obtención de aprendizajes; otro punto importante es que debe estar actualizado en temas de interés para los alumnos y comprender lo que les pasa durante sus clases, crear un ambiente agradable para ellos y ser dinámico en el momento de enseñar los contenidos para atrapar la atención de los jóvenes.
Ante esto podemos hablar de un maestro de la lengua que debe conocer ésta de la manera más completa posible tener conocimiento de la gran mayoría de aspectos que engloba nuestra lengua; esfuerzo por ignorar menos de ella y manejarlo con maestría en su desempeño cotidiano porque, ¿cómo va a ser maestro del lenguaje una persona que en sí lo desconoce?
De igual forma no podemos excluir el hecho de que al profesor le confiere contar con una excelente voz, ser un buen
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