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El hombre en busca de sentido, V. Frankl


Enviado por   •  19 de Diciembre de 2018  •  Tareas  •  835 Palabras (4 Páginas)  •  145 Visitas

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El hombre en busca de sentido, V. Frankl

        Partiendo de la experiencia vital del autor,  psiquiatra austriaco y fundador de la escuela psicológica logoterapia, prisionero en dos campos de concentración entre los que se encuentra Auschwitz, donde vive el horror del holocausto durante la Segunda Guerra Mundial y analizar el enfoque de libertad tras sobrevivir a tal brutal experiencia no me ha resultado en la práctica sencillo.

La búsqueda de libertad, tras una experiencia humana extrema, de horrible agonía y deshumanización, donde el hombre debe encontrar una razón para vivir, se basa en la dimensión espiritual o noológica, aquella que ni los más malvados le pueden arrebatar al hombre. Distingue tres fases psicológicas en la reacción de los reclusos en la vida en el “Lager”: la fase inmediata al internamiento en el campo, otra de la vida en el campo o adaptación y la última que sigue a la liberación.

Arrancados de su hogar, de sus amores, pasiones, proyectos y obligaciones, llegan los prisioneros a los campos de concentración, iniciándose así ante esta situación la primera fase de shock: la de  saber que la única posesión que les queda es su propia existencia, aquello que en el Lager, los kapos veían como un número más, despersonalizados todos ellos de su propia existencia. Comienza aquí el hombre a soportar las constantes humillaciones, encierros y a ser víctima de la barbarie del cautiverio, del que muchos fueron víctimas y otros causa.

En la Segunda fase  habla de todo lo concerniente con la vida en los campos de concentración, una vez que toman conciencia de que no saldrán de allí sin haber experimentado la maldad de su alrededor, el sufrimiento hasta las fases más hondas del ser humano, desprovistos de toda personalidad y tratados sin ninguna humanidad. Describe Viktor Frankl, que la carencia de sentimientos capacita al hombre para sobrevivir, con el objeto de soportar la existencia sin el mínimo de dignidad, y es aquí, al mismo tiempo, donde el hombre da sentido a la vida, que dependerá de cada prisionero, de su visión de la vida dentro del campo y de su futuro esperanzador quizá si llega fuera de él. Esa es la fuente de la que beber para seguir viviendo y sobrevivir entre el mal.

Frankl fue testigo ante todo de la fortaleza y cualidades del hombre. Es  reflejado por resumirlo de alguna manera, cuando observó a dos prisioneros ver el resplandor del cielo en un charco de agua y comentarle uno al otro: ¡qué bello podría ser el mundo! Gran lección de vida y reflejo de lo que debe ser la enseñanza, la de dar valor a la belleza de las pequeñas cosas para que se ensanche el alma.

Llega así la tercera fase, la de regreso a la libertad. No fue para ninguno de los prisioneros tal como se lo habían imaginado cinco años atrás, cuando iniciaron muchos de ellos el cautiverio, al contrario, los prisioneros al recuperar su libertad no se volvieron locos de alegría. El “¡somos libres!”, carecía ya de sentido, su mente tardó en acostumbrarse y mientras unos sintieron el deseo de hablar de lo ocurrido, otros muchos intentaron ser los opresores, por pequeñas que fueran las circunstancias, como el simple hecho de pisar las espigas de un sembrado. Más que defecto, fue el efecto que provocó la barbarie en sus mentes.

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