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Habilidades Verbales actividad


Enviado por   •  22 de Mayo de 2017  •  Documentos de Investigación  •  2.016 Palabras (9 Páginas)  •  364 Visitas

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Nombre: Christian X. Laguna Pérez

Matrícula: AL02845428

Nombre del curso: 

Habilidades Verbales

Nombre del profesor:

Axel Tejada

Fecha: Febrero 26, 2017

Actividad viernes 24 de Febrero

Posted on: Wednesday, February 22, 2017 11:38:23 PM CST

Hola, esta actividad se realizará en el salón, por la situación que les comenté en clase. Está bastante sencilla, lo difícil, es ser OBJETIVOS. Analízate bien, y redacta con libertad. Saludos. 

  1. Redacta la descripción de tu persona.
  2. Incluye en tu descripción:
  1. Rasgos físicos
  2. Rasgos morales
  3. Contexto que te rodea
  1. Asegúrate de mostrar un retrato escrito.
  2. Revisa tu texto, la ortografía y la redacción

Axel

 

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Los Japoneses dicen que cada persona tiene tres caras. La primera cara es la que muestras al mundo, la segunda cara es la que muestras a tus amigos cercanos y a tu familia. La tercera cara es la que nunca muestras a nadie, ese es el reflejo fiel de lo que en realidad eres. Siendo tan diferentes las tres, en mi opinión, aún tienen una similaridad, son formadas tanto por nuestros rasgos físicos y morales. Así mismo son moldeadas por las experiencias que hemos vivido. Les comparto algunos de mis rasgos físicos y morales, y parte del contexto que ayudaron a formar las tres de mis caras.

Lo más obvio de mi fisiología es mi baja estatura. Un poco raro ya que mi papá mide 1.80 metros y los barones en su familia promedian la misma altura, y hasta un poco más alto. Mi mamá, por otra parte, es una dama baja en estatura, 1.50 metros a lo mucho, y lo hereda de sus familiares que andan por las mismas alturas. Recuerdo tener la esperanza de dar el “estirón” al entrar en la adolescencia y alcanzar al resto de mis compañeros que rondaban la secundaria, altos y orgullosos. Así paso primero, segundo, y finalmente tercero de secundaria hasta que me resigne a la idea de que posiblemente ya no crecería en altura. Lo tomé un poco a la ligera ya que aún me quedaba la preparatoria para dar el “estirón”.  Vaya que estaba mal. Un día, noté que mi hermana menor caminaba tipo cabizbaja y le pregunté que le pasaba, si le dolía algo y me dijo que no, y con la mirada triste enderezo su postura y comenzó a llorar porque había crecido muy alta para una niña de su edad, ¡más alta que yo! ¡Oh, las ironías de la vida!

Al comenzar la preparatoria, sabía que me esperaba un camino duro. En ese entonces mi familia y yo vivíamos en la parte sur de la ciudad de Houston, Texas. Esa área era predominantemente sobre poblada por la comunidad hispana con un nivel socioeconómico justo debajo del promedio, ni muy jodidos ni muy afortunados, con lo suficiente para librar día con día.  Las circunstancias y estilo de vida impuestas por la incertidumbre de vivir ilegalmente en un país extranjero orillaban a la gente a vivir de una manera muy hostil. Básicamente, sobrevivía el más abusado y el más fuerte en intento de llevar pan a casa y aprovechar al máximo lo que podría ser su último día en la tierra de la prosperidad y oportunidad. Por esta misma razón los padres de familia se veían obligados a trabajar doble turno ambos los siete días de la semana y dedicaban muy poco tiempo a los niños.

Esta falta de equilibrio en el núcleo familiar causaba que la juventud vagara por su adolescencia sin valores y moral inculcados en su persona, tomaban decisiones poco inteligentes y mal intencionadas que afectaban a terceros, unas veces sin querer y otras con todo el afán. Empezando el primer día de preparatoria me di cuenta que era inevitable jóvenes socialicen, interactúen y se juntaran en grupos que compartían los mismos intereses y actitudes. Al mismo tiempo, exploraban ideas y cosas nuevas que moldeaban su carácter. Unos para bien, otros para mal, y otros para peor.

Dos de mis más grandes rasgos morales son mi discreción y carácter introvertido. Soy una persona callada que disfruta escuchar más de lo que habla y así asimilar las situaciones mejor y dar una respuesta coherente si requiere una. No me agrada mucho hablar de mi a los demás ya que realmente no creo sinceramente les importe saber de mí. Parece ser preguntas como ¿cómo estás? ¿Qué tal te va? Son más que nada preguntas retoricas solo para cumplir con la obligación social de dar por enterado a los demás. Especialmente no me agrada contar de mi a personas de hola y adiós que no se toman el tiempo para realmente conocer a otros y ganar ese derecho de saber cómo se encuentran, porque están ahí, en toda la extensión de la palabra. Así que prefiero mi privacidad y no dar explicaciones a nadie.

A como transcurría el primer semestre de preparatoria, me topé con compañeros de secundaria con los que me solía juntar y noté su desarrollo físico. Las muchachas mostraban un busto más amplio, sus caderas eran más anchas, sus glúteos más abundantes, unas altas, otras la misma altura, estaban hermosas. Mis camaradas tenían la voz más ronca, estaban más altos y fornidos. Todo esto me desmotivo completamente al principio, me cohibía y alienaba de la multitud. Tenía muy baja autoestima. Para rematar, también tenía sobrepeso para un niño de mi edad y estatura. Como mis padres trabajaban en restaurante, la comida rápida abundaba, suma la falta de actividad por mi parte, y te da como resultado un niño chaparro, gordo, y con un rostro no tan agraciado.

Afortunadamente, esto no duró mucho. Para el segundo año de preparatoria, no crecí de estatura, pero si empecé a perder peso, mi musculatura incremento, y como consecuencia mi autoestima dio un ascenso a la parte superior de la escala. Las muchachas me empezaron a notar, buscar, e inclusive a reñir por mí. ¡Fue fenomenal! Prácticamente era una hormona caminando. Me sentía una persona nueva, descubriendo cosas por primera vez, experimentando con el sexo opuesto. Este episodio era normal para mi edad, y al igual que yo, los demás jóvenes pasaban por el mismo éxtasis de la pubertad. Es simplemente un proceso de nuestra naturaleza humana. Como tal, fue inevitable caer en el ciclo biológico de supervivencia del más apto, o en términos más coloquiales, el más chingon la rifa y manda.

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