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La Inteligencia Emocional


Enviado por   •  26 de Enero de 2014  •  1.866 Palabras (8 Páginas)  •  257 Visitas

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La Inteligencia Emocional

Fuente 1

Las primeras raíces de la inteligencia emocional pueden rastrearse en los tratados de Charles Darwin sobre la importancia de la expresión emocional para la supervivencia y adaptación de los seres vivos con el medio ambiente.

Aunque las definiciones populares de inteligencia hacen hincapié en los aspectos cognitivos, tales como la memoria y la capacidad de resolver problemas, varios influyentes investigadores en el ámbito del estudio de la inteligencia comienzan a reconocer la importancia de los aspectos no cognitivos. Thorndike, en 1920, utilizó el término inteligencia social para describir la habilidad de comprender y motivar a otras personas. David Wechsler en 1940, describe la influencia de factores no intelectivos sobre el comportamiento inteligente, y sostiene, además, que nuestros modelos de inteligencia no serán completos hasta que no puedan describir adecuadamente estos factores. Esto implica, tanto el conocimiento, como el manejo de sus emociones; y su importancia radica en que le permite expresar sus emociones de forma sana y satisfactoria, y es que cualquier decisión que este tome por trivial que esta parezca, como: comer, comprar o hasta con quien relacionarse sentimentalmente son actividades que involucran las emociones.

En 1983, Howard Gardner, dentro de su Teoría de las inteligencias múltiples expresa en su libro Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences, introdujo la idea de incluir tanto la inteligencia interpersonal (la capacidad para comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas) y la inteligencia intrapersonal (la capacidad para comprenderse uno mismo, apreciar los sentimientos, temores y motivaciones propios). Para Gardner, los indicadores de inteligencia, como el CI, no explican plenamente la capacidad cognitiva. Por lo tanto, aunque los nombres dados al concepto han variado, existe una creencia común de que las definiciones tradicionales de inteligencia no dan una explicación exhaustiva de sus características.
Otro de los orígenes de la inteligencia emocional está en Joseph Ledoux, como influencia más reciente, a partir de su libro El cerebro emocional (1996), en él divulga sus hallazgos acerca de los circuitos neuronales del cerebro y afirma que la emoción precede al pensamiento, también explica por qué los procesos de raciocinio que tienen lugar en el neocórtex van muchas veces a la zaga o en contra de los impulsos de la amígdala.
El primer uso del término inteligencia emocional generalmente es atribuido a Wayne Payne, citado en su tesis doctoral: Un estudio de las emociones: El desarrollo de la inteligencia emocional (1985). Sin embargo, el

término "inteligencia emocional" había aparecido antes en textos de Leuner (1966). Greenspan también presentó en 1989 un modelo de IE, seguido por Salovey y Mayer (1990) y Goleman (1995).

La relevancia de las emociones en los resultados del trabajo y la investigación sobre el tema siguió ganando impulso, pero no fue hasta la publicación del célebre libro de Daniel Goleman Inteligencia emocional: ¿Por qué puede importar más que el concepto de cociente intelectual?, cuando se popularizó. En 1995, la revista "Time" fue el primer medio de comunicación interesado en la IE que publicó un relevante artículo de Nancy Gibbs sobre el libro de Goleman. A partir de entonces comenzaron a aparecer cada vez con mayor frecuencia artículos sobre el tema, desde muy diversas entidades académicas y puntos de venta populares. Actualmente está creciendo exponencialmente el número de trabajos sobre inteligencia emocional en distintos ámbitos de la psicología clínica, como por ejemplo, la relación entre inteligencia emocional y la fobia social.

Referencia: (20 - enero – 2014) La Inteligencia emocional. http://es.wikipedia.org/wiki/Inteligencia_emocional

Fuente 2

La inteligencia emocional es la que nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo, incrementar nuestra capacidad de empatía y nuestras habilidades sociales, y aumentar nuestras posibilades de desarrollo social. La buena noticia es que la inteligencia emocional se puede aprender.

La inteligencia emocional explica el porqué, a pesar de tener la misma capacidad intelectual, formación o experiencia, algunas personas destacan mientras que otras del mismo calibre se quedan rezagadas. En los profesionales de alto rendimiento, a todos los niveles, desde personal de contacto a Directores Ejecutivos, podemos encontrar determinadas competencias. El 90% del éxito directivo consiste en Inteligencia Emocional, esto es, autocontrol, asertividad, gestión de estrés...; en definitiva, en la capacidad de gestionar equipos para conseguir resultados. Y es que, las personas, en general, y los directivos, en particular, somos bastante "analfabetos emocionales"; o como apunta Elsa Punset en “Brújula para navegantes emocionales”, somos "emocionalmente negligentes".

Daniel Goleman dice que "tenemos dos mentes, una que piensa y otra que siente" Otra manera de entenderlo es que el pensamiento es un proceso con muchas caras. Las emociones son una de las facetas de ese proceso, una parte tan integral del mismo como el pensamiento lógico, lineal y verbal del hemisferio izquierdo. De la misma manera que no pensamos sólo con un único hemisferio, sino que los dos son necesarios, tampoco nos limitamos a procesar la información, además la sentimos.

A la hora de andar por la vida es más importante saber descifrar nuestras emociones que saber despejar ecuaciones de segundo grado. Las empresas lo saben bien y cuando contratan a alguien no piden sólo un buen currículum, además buscan un conjunto de características psicológicas como son la capacidad de llevarse bien con los colegas, la capacidad de resolver conflictos, la capacidad de comunicarse, etc. El que tengamos o no esas cualidades o habilidades va a depender del grado de desarrollo de nuestra inteligencia emocional.

Cuando hacemos un examen de poco nos sirve saber las respuestas si nos ponemos tan nerviosos que no somos capaces de contestar las preguntas adecuadamente. Naturalmente tampoco es suficiente estar tranquilo, hay que saber las respuestas del examen y saber mantener la calma.

Pero mientras que normalmente pasamos mucho tiempo aprendiendo (y enseñando) las respuestas del examen no solemos dedicarle ni un minuto a aprender (o enseñar) cómo controlar los nervios o cómo calmarlos.

Nuestro sistema educativo no es neutro, no le presta la

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