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Inteligencia Emocional


Enviado por   •  9 de Febrero de 2014  •  1.431 Palabras (6 Páginas)  •  316 Visitas

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La inteligencia emocional

Es una capacidad que muchas personas no son conscientes de tener, pero cuya existencia pone de manifiesto las investigaciones en Psicología. Dichos estudios llegan a demostrar que esta cualidad constituye y determina al ser humano, distinguiendo su nivel de bienestar. Estas declaraciones pertenecen al psicólogo John D. Mayer, uno pioneros descubridores de esta cualidad, junto con Peter Salovey.

Thorndike, en 1920, utilizó el término inteligencia social para describir la habilidad de comprender y motivar a otras personas. David Wechsler en 1940, describió la influencia de factores no intelectuales sobre el comportamiento inteligente, y defendió, además, que nuestros modelos de inteligencia no estarían completos hasta que no pudieran describir adecuadamente estos factores.

Durante la década de los ochenta, Mayer y Salovey se dieron también cuenta de que los modelos tradicionales no eran suficientes para captar todas las destrezas y habilidades de la inteligencia humana, y acuñaron por primera vez el término de “inteligencia emocional”.

Muy posteriormente, ya en 1995, Daniel Goleman, comenzó a hacer popular dicho concepto a través de sus columnas periodísticas. Finalmente publicó el libro titulado “Inteligencia, en el cual realiza un compendio de las investigaciones y enfoques existentes, ampliando la definición con nuevos rasgos y cualidades que dieron lugar a distintos modelos.

Características de la inteligencia emocional

1. Conciencia de uno mismo: Es la capacidad de reconocer los propios sentimientos, emociones o estados de ánimo.

Sabemos que las emociones tienen diversos grados de intensidad: algunas son lo suficientemente intensas como para poder percatarnos de ellas en forma consciente, pero otras están por debajo del umbral de percepción consciente.

Por ejemplo, si a una persona que teme a las serpientes le mostramos una fotografía de uno de estos reptiles, probablemente la persona afirmará no tener miedo, pero los sensores que hemos colocado en su piel detectarán transpiración (signo de ansiedad).

Desarrollar esta primera cualidad implicará la posibilidad de poder modificar este umbral que separa las emociones conscientes de las no conscientes, haciendo que éstas últimas puedan ser percibidas. Para Goleman, mediante un esfuerzo deliberado podemos hacernos más conscientes de nuestras reacciones viscerales (órganos) y, con ello, de nuestras emociones antes imperceptibles.

Después de una discusión violenta, luego de un tiempo una persona puede sentir conscientemente que ya se tranquilizó, pero sin embargo los efectos de la discusión continúan, y es posible que esta persona no se dé cuenta que está nerviosa o irritable. De hecho, cuando se lo hacen notar se sorprenderá.

La importancia de conocer nuestras emociones reside en el hecho de que a partir de allí podemos controlarlas, pudiendo modificar los estados de ánimo desfavorables. Las emociones no conscientes, suelen, en efecto, traicionarnos, y si estamos bajo su influencia sin ejercer sobre ellas un cierto control, podremos fracasar en una entrevista laboral o en cualquier otra situación que represente un escalón hacia el éxito. Las tres cualidades siguientes se refieren, precisamente, a la posibilidad de controlar los estados de ánimo.

2. Equilibrio anímico: Goleman llama así a la capacidad de control del mal humor para evitar sus efectos perjudiciales, entendidos estos en términos de conductas indeseables.

El ejemplo típico es la ira, uno de las emociones más difíciles de controlar. Si otro coche se interpone de repente en nuestro camino, nuestra ira hará que comencemos a manejar de manera imprudente (conducta indeseable).

En este momento podremos recurrir a nuestra inteligencia emocional, y, más concretamente, a varios recursos para controlar la ira. Goleman cita por lo menos cuatro de ellos:

a) Reconsideración: lo que implica interpretar la situación de una manera más positiva. Pensar, por ejemplo, que el conductor que se interpuso en nuestro camino estaba apurado porque debía atender una emergencia.

b) Aislamiento: alejarse de la situación y estar unos momentos a solas, con el fin de obtener serenidad.

c) Distracción: hacer otra cosa, como por ejemplo salir a dar un paseo a pie.

d) Técnicas de relajación como la respiración profunda o la meditación también ayudan. La respiración profunda no debe ser confundida con respirar pausadamente cuando se experimenta la cólera, ya que parece haberse constatado que este es uno de los peores remedios, ya que la oxigenación estimula el sistema nervioso y empeora el mal humor.

Estos recursos son también

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