“La inocencia en los niños a través del trébol de buena suerte”

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“La inocencia en los niños a través del trébol de buena suerte”

Sergio Galindo Márquez fue un novelista, cuentista, editor, académico, promotor cultural, guionista de teatro, mexicano, nació en Xalapa Veracruz el 2 de septiembre de 1926, fue el hijo número once del matrimonio xalapeño formado por Manuel Galindo y Berta Márquez. Eran tantos en su familia que eso le facilito aislarse lo que le daba libertad para pensar e imaginar miles de cosas; asistió a un jardín de niños que se encontraba aun costado del parque Berros, en su ciudad natal, aprendió a leer antes de entrar a la primaria; siempre tuvo la obsesión por la lectura.

Terminada la preparatoria, como no quería seguir la carrera de abogacía que su papá se empeñaba en hacerlo estudiar, lo enviaron a trabajar a una planta deshidratadora, a Piedras Negras, en el estado de Veracruz, a los 22 años inicio sus estudios de Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los cuales terminó en Francia de 1951 a 1952, gracias a una beca del Departamento de Turismo de la Secretaría de Gobernación. Fue profesor de Estética en la Escuela de Teatro de Xalapa (1953). De 1955 a 1956, fue becario del Centro de Escritores Mexicanos. Entre 1957 y 1964 dirigió la editorial de la Universidad Veracruzana y la revista La palabra y el hombre, ambas fundadas por el mismo. Entre 1970 y 1972 laboro en la Dirección General de Divulgación de la Secretaría de Educación Pública. De 1972 a 1976 trabajó para el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), del que llegó a ser director general.

Sergio Galindo plantea a sus personajes a manifestarnos, en toda su capacidad, su odio, su ingenuidad, su locura, su desasosiego o su alegría, en otras palabras, su fealdad o belleza de sentimientos. “Si de una cosa estaba convencido Sergio Galindo era de que una historia, cualquiera de ellas, debe contarse con la misma sensación y arrobamiento como si alguien nos la estuviera contando de viva voz en un momento dado. Nos remitimos entonces no al arte fabulador de narrar historias sino al arte evocativo de contar historias tal y como en un instante determinado y determinante de la vida tendría que haber sucedido”. (Aguilar, 2014)

Las novelas y relatos de Sergio Galindo gira en torno al análisis de los conflictos humanos, siempre alimentados en sus textos por las pasiones, las imposiciones morales de una sociedad hipócrita, el deseo de escapar a la opresión. Sus personajes buscan el gozo, luchan por entregarse al cumplimiento de su deseo contraviniendo cualquier norma social o moral. La muerte, la vejez, la enfermedad o cualquier otra suerte de perdida del ser amado confieren a las narraciones de Sergio Galindo una dimensión trágica en la que, de una u otra forma, acaban atrapados todos sus personajes: unos son victimas de los castigos que acarrea la transgresión del orden social establecido; otros se ven condenados a vivir un amor imposible; muchos sufren las secuelas de antiguas pasiones amorosas fracasadas; y en definitiva, todos acaban cayendo en la soledad, el vacío la aniquilación, conscientes de que los breves momentos de felicidad que han vivido no son más que meros espejismos tan falaces como transitorios.

“El mejor escritor, el más expresivo de su generación, es Sergio Galindo, cuento tras cuento, novela tras novela, Galindo se ha construido una sólida reputación literaria, porque él es un contador de historias antes de ser un moralista, un escritor antes que un filósofo. Estamos ante un clásico, aunque romántico en su inspiración, adepto de la escritura artística, con un estilo, carácter y cultura propios”. (Anhalt, 2007)

Sergio Galindo tiene en su haber 16 libros publicados entre novelas, cuentos y obras póstumas, de entre los cuales varios de ellos fueron traducidos al polaco, alemán, francés e inglés. (Rachid, 2013)

 En su tomo de cuentos “la máquina vacía” que esta compuesto por nueve cuentos que consta de cinco relatos que tratan sobre la niñez en donde engloba a la soledad y al sufrimiento. Podemos encontrar uno de sus grandes cuentos que es, “El trébol de cuatro hojas”, esta historia tiene un lenguaje claro, cuenta con un narrador autodiegético porque nos narra la historia en primera persona, ya que nos relata sus experiencias como personajes principales de la historia, los personajes principales son Alonso y Carmita.

El cuento hace una representación del trébol de cuatro hojas que cuanta la leyenda, que cada uno de los pétalos tiene un valor: la esperanza, la fe, el amor, y la suerte; valores que están implícitos en el cuento y que están muy bien enlazados en la historia.

La esperanza: Estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea. Se plasma en la voluntad de los niños al querer alcanzar sus sueños, como por ejemplo en Carmita que quería ser bailarina.  

La fe: Se encuentra en la confianza de los personajes, en este caso seria cuando Alonso le da el trébol a Carmita ya que el esta confiado de que a ella cuidaría el trébol.

El amor: Es un sentimiento que sienten los niños al estar juntos.

La suerte: se desarrolla en el encuentro de los dos pequeños.

El cuento también nos habla de la hermosa etapa de la vida, de la que nadie se salva, “la infancia”, esa hermosa etapa por la que todos pasamos, en la que se quedan plasmados nuestros mejores momentos, la etapa donde éramos tan inocentes e ingenuos, en la que jugábamos a mas no poder, en la que nuestros mejores amigos eran los juguetes, la etapa en la que nos pasábamos horas imaginando y creando historias, en donde lo único que nos preocupaba era el encontrar un amigo al que le gustara jugar con nosotros, donde empezamos a interactuar con la atracción, el amor hacia una persona, es la etapa donde empiezan a surgir las dudas y las preguntas, los ¿Por qué?, ¿Cómo?, ¿Dónde? Y ¿Cuándo?.  

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