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Lecturas Reflexivas

ezequias5 de Agosto de 2014

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Contenido

Lecturas Reflexivas

1) TRIUNFADOR Y PERDEDOR

El triunfador es siempre una parte de la respuesta; el perdedor es siempre una parte del problema.

• El triunfador dice "podemos hacerlo"; el perdedor dice, "ése no es mi problema".

• El triunfador siempre tiene un programa; el perdedor siempre tiene una excusa.

• El triunfador ve siempre una respuesta para cualquier problema; el perdedor ve siempre un problema en toda respuesta.

• El triunfador ve una oportunidad cerca de cada obstáculo; el perdedor ve de dos a tres obstáculos cerca de cada oportunidad.

• El triunfador dice "quizá es difícil, pero es posible"; el perdedor dice "puede ser posible, pero es demasiado difícil".

• En el vocabulario del triunfador no existe la palabra imposible, vive con la certeza de que todo lo que se proponga lo logrará. Sólo es cuestión de tiempo, esfuerzo, estrategia y compromiso para que el sueño se convierta, al fin, en realidad.

2) LA ADMIRACION Y LA ENVIDIA

La admiración es la capacidad de asombro que manifestamos ante el éxito de Los demás.

La envidia es el dolor profundo que nos corroe y enferma ante el triunfo ajeno.

La admiración es la facultad superior que solamente poseen quienes aprenden de Los triunfadores.

La envidia es la característica principal de Los soberbios y constante permanente de Los mediocres.

La admiración es el requisito indispensable para disfrutar de Las manifestaciones de la creación.

La envidia en cambio, siempre observa aquello que invalida la perfección espontánea.

La admiración es el éxtasis sublime ante lo desconocido, sentimiento que alimenta al descubridor y alienta al investigador.

La envidia lo explica todo con una simplicidad aberrante y con una lógica sin sentido.

La admiración aprecia el esfuerzo y la tenacidad sincera.

La envidia descalifica el sacrificio y la entrega, justificando el éxito como producto de la casualidad o la Buena suerte.

La admiración estimula al líder para aprender, emular, luchar, lo reta, lo anima, lo ennoblece.

Para Los mediocres, la envidia es la fuente principal para resentirse, vengarse, justificarse, y encerrarse en sí mismos.

El líder de excelencia se admira al contemplar el crecimiento de sus seguidores, y ve justificados sus esfuerzos por transmitir sabiduría.

En cambio, el envidioso esconde en lo más hondo de sus conocimientos y Le duele profundamente que lo superen sus subordinados.

El líder de excelencia está consciente que su grandeza radica en su capacidad de desarrollar seres superiores, sabe que en su capacidad de asombro está su crecimiento infinito, está consciente que es una facultad natural que todo ser humano posee al nacer y se esfuerza por mantenerla toda la vida, para poder disfrutar y admirar todos los días la creación de Dios.

(Miguel Ángel Cornejo).

3) EL DECÁLOGO DE LA AMABILIDAD

1• Procura reconocer y respetar los derechos y los méritos de los demás, y aceptar sus formas de pensar,

2• Trata a los demás con el mismo respeto y cariño con el que te gustaría que te tratasen a ti.

3• Procura ser complaciente con los que te rodean cuando te piden un favor o solicitan tu ayuda.

4• Utiliza palabras como gracias, perdón, por favor, que te facilitarán y harán más agradable tu relación con los demás.

5• Intenta ver en cada persona lo mejor de ella. Seguro que lo encontrarás y te sorprenderá...

6• Acostúmbrate a expresar tus mejores sentimientos, no los reprimas. Trata a los demás con toda la naturalidad, la alegría y el afecto que espontáneamente salgan de ti.

7• Acostúmbrate a sonreír. Muéstrate solidario, optimista y colaborador con las personas con las que convives.

8• Piensa que si todos tratamos de dar lo mejor de nosotros mismos todos seremos mucho más felices.

9• Trata de analizarte y observa si, cuando eres amable o afectuoso con los demás, te sientes más a gusto contigo mismo.

10• Comprueba cuántas horas al día estás de buen humor. Si son muchas, alégrate porque estás construyendo un mundo más amable.

Te deseo Éxito.

4) Con el tiempo Aprenderás

Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

5) UN NUDO DE AMOR

En una junta de padres de familia de cierta escuela, la directora resaltaba el apoyo que los padres deben darle a los hijos. También pedía que se hicieran presentes el máximo de tiempo posible. Ella entendía que, aunque la mayoría de los padres y madres de aquella comunidad fueran trabajadores, deberían encontrar un poco de tiempo para dedicar y entender a los niños.

Sin embargo, la directora se sorprendió cuando uno de los padres se levantó y explicó, en forma humilde, que él no tenía tiempo de hablar con su hijo durante la semana. Cuando salía para trabajar era muy temprano y su hijo todavía estaba durmiendo. Cuando regresaba del trabajo era muy tarde y el niño ya no estaba despierto. Explicó, además, que tenía que trabajar de esa forma para proveer el sustento de la familia.

Dijo también, que el no tener tiempo para su hijo lo angustiaba mucho e intentaba redimirse yendo a besarlo todas las noches cuando llegaba a su casa y, para que su hijo supiera de su presencia, él hacía un nudo en la punta de la sábana que lo cubría. Eso sucedía religiosamente todas las noches cuando iba a besarlo. Cuando el hijo despertaba y veía el nudo, sabía, a través de él, que su papá había estado allí y lo había besado. El nudo era el medio de comunicación entre ellos.

La directora se emocionó con aquella singular historia y se sorprendió aún más cuando constató que el hijo de ese padre era uno de los mejores alumnos de la escuela.

El hecho nos hace reflexionar sobre las muchas formas en que las personas pueden hacerse presentes y comunicarse entre sí. Aquel padre encontró su forma, que era simple pero eficiente. Y lo más importante es que su hijo percibía, a través del nudo afectivo, lo que su papá le estaba diciendo.

Algunas veces nos preocupamos tanto con la forma de decir las cosas que nos olvidamos de lo principal, que es la comunicación a través del sentimiento.

6) EL ELEFANTE Y LOS SEIS SABIOS CIEGOS

Érase una vez seis hombres sabios que vivían en una pequeña aldea. Los seis sabios eran ciegos. Un día alguien llevó un elefante a la aldea. Los seis sabios buscaban la manera de saber cómo era un elefante, ya que no lo podían ver.

"Ya lo sé", dijo uno de ellos. "¡Palpémoslo!". "Buena idea", dijeron los demás. "Ahora sabremos como es un elefante". Así, los seis sabios fueron a "ver" al elefante. El primero palpó una de las grandes orejas del elefante. La tocaba lentamente hacia adelante y hacia atrás. "El elefante es como un gran abanico", gritó el primer hombre. El segundo tanteó las patas del elefante. "Es como un árbol", exclamó. "Ambos estáis equivocados", dijo el tercer hombre. "El elefante es como una soga". Este le había examinado la cola.

Justamente entonces el cuarto hombre que examinaba los finos colmillos, habló:

"El elefante es como una lanza".

"No, no", gritó el quinto hombre. "Él es como un alto muro", había estado palpando el costado del elefante. El sexto hombre tenía cogida la trompa del elefante.

"Estáis todos equivocados", dijo. "El elefante es como una serpiente".

"No, no, como una soga",

"Serpiente",

"Un muro",

"Estáis equivocados",

"Estoy en lo cierto".

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