Los Cuatro Pilares De La Educacion
aymee19942 de Octubre de 2013
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LOS CUATRO PILARES DE LA EDUCACIÓN
El siglo XXI, que ofrecerá recursos sin precedentes
tanto a la circulación y al almacenamiento
de informaciones como a la comunicación, planteará
a la educación una doble exigencia que, a
primera vista, puede parecer casi contradictoria: la
educación deberá transmitir, masiva y
eficazmente, un volumen cada vez mayor de conocimient
os teóricos y técnicos evolutivos,
adaptados a la civilización cognoscitiva, porque son
las bases de las competencias del futuro.
Simultáneamente, deberá hallar y definir orientacion
es que permitan no dejarse sumergir por la
corrientes de informaciones más o menos efímeras qu
e invaden los espacios públicos y
privados y conservar el rumbo en proyectos de desarrol
lo individuales y colectivos. En cierto
sentido, la educación se ve obligada a proporcionar
las cartas náuticas de un mundo complejo
y en perpetua agitación y, al mismo tiempo, la brúj
ula para poder navegar por él.
Con esas perspectivas se ha vuelto imposible, y has
ta inadecuado, responder de
manera puramente cuantitativa a la insaciable deman
da de educación, que entraña un bagaje
escolar cada vez más voluminoso. Es que ya no basta
con que cada individuo acumule al
comienzo de su vida una reserva de conocimientos a la
que podrá recurrir después sin limites.
Sobre todo, debe estar en condiciones de aprovechar y u
tilizar durante toda la vida cada
oportunidad que se le presente de actualizar, profundiz
ar y enriquecer ese primer saber y de
adaptarse a un mundo en permanente cambio.
Para cumplir el conjunto de las misiones que les son
propias, la educación debe
estructurarse en torno a cuatro aprendizajes fundame
ntales que en el transcurso de la vida
serán para cada persona, en cierto sentido, los pila
res del conocimiento: aprender a conocer,
es decir, adquirir los instrumentos de la comprensión
; aprender a hacer, para poder influir
sobre el propio entorno; aprender a vivir juntos, pa
ra participar y cooperar con los demás en
todas las actividades humanas; por ultimo, aprender a s
er, un proceso fundamental que recoge
elementos de los tres anteriores. Por supuesto, estas
cuatro vías del saber convergen en una
sola, ya que hay entre ellas múltiples puntos de con
tacto, coincidencia e intercambio.
Mas, en general, la enseñanza escolar se orienta es
encialmente, por no decir que de
manera exclusiva, hacia el aprender a conocer y, en
menor medida, el aprender a hacer. Las
otras dos formas de aprendizajes dependen las más de las
veces de circunstancias aleatorias,
cuando no se les considera una mera prolongación, de
alguna manera natural, de las dos
primeras. Pues bien, la comisión estima que, en cual
quier sistema de enseñanza estructurado,
cada uno de esos cuatro “pilares del conocimiento” debe
recibir una atención equivalente a fin
de que la educación sea para el ser humano, en su ca
lidad de persona y de miembro de la
sociedad, una experiencia global y que dure toda la v
ida en los planos cognoscitivos y practico.
Desde el comienzo de su actuación, los miembros de la
Comisión fueron conscientes
de que, para hacer frente a los retos del siglo XXI,
seria indispensable asignar nuevos objetivos
a la educación y, por consiguiente, modificar la idea
que nos hacemos de su utilidad. Una nueva
concepción más amplia de la educación debería llevar
a cada persona a descubrir, despertar e
incrementar sus posibilidades creativas, actualizand
o así el tesoro escondido en cada uno de
nosotros, lo cual supone trascender una visión puram
ente instrumental de la educación,
percibida como la vía obligada para obtener determina
dos resultados (experiencia práctica,
adquisición de capacidades diversas, fines de carácter e
conómico), para considerar su función
en toda su plenitud, a saber, la realización de la pe
rsona que, toda ella, aprender a ser.
Aprender a conocer
Este tipo de aprendizaje, que tiende menos a la adquis
ición de conocimientos clasificados y
codificados que al dominio de los instrumentos mismos
del saber, puede considerarse ala vez
medio y finalidad de la vida humana.
En cuanto a medio, consiste para cada persona en apre
nder a comprender el mundo
que la rodea, al menos suficientemente para vivir co
n dignidad, desarrollar sus capacidades
profesionales y comunicarse con los demás. Como fin,
su justificación es el placer de
comprender, conocer, de descubrir.
Aunque el estudio sin aplicación inmediata este cedien
do terreno frente al predomino
actual de los conocimientos útiles, la tendencia a
prolongar la escolaridad e incrementar el
tiempo libre debería permitir a un numero cada vez ma
yor de adultos apreciar las bondades
del conocimiento y de la investigación individual. El
incremento del saber, que permite
comprender mejor las múltiples facetas del propio en
torno, favorece el despertar de la
curiosidad intelectual, estimula el sentido critico y
permite descifrar la realidad, adquiriendo al
mismo tiempo una autonomía de juicio. Desde esa persp
ectiva, insistimos en ello, es
fundamental que cada niño , donde quiera que este, pue
da acceder de manera adecuada al
razonamiento científico y convertirse para toda la v
ida en un “amigo de la ciencia”
1
en los
niveles de enseñanza secundaria y superior, la forma
ción inicial de proporcionar a todos los
alumnos los instrumentos, conceptos y modos de refere
ncia resultantes del progreso científico
y de los paradigmas del época.
Sin embargo, puesto que el conocimiento es múltiple
e infinitamente evolutivo, resulta
cada vez más utópico pretender conocerlo todo; por el
lo más allá de la enseñanza básica, la
idea de un saber omnisciente es ilusoria. Al mismo t
iempo, la especialización
incluso en el
caso de futuros investigadores
no debe excluir una cultura general. “En nuestros
días una
mente verdaderamente formada necesita una amplia cult
ura general y tener la facilidad de
estudiar a fondo un pequeño numero de materias. De un
extremo a otro de la enseñanza,
debemos favorecer la simultaneidad de ambas tendencia
s”
2
pues la cultura general, apertura a
otros lenguajes y conocimientos, permite ante todo
comunicar. Encerrado en su propia
ciencia, el especialista corre un riego de desintere
sarse de lo que hacen los demás. En
cualesquiera circunstancias, le resultara difícil co
operar. Por otra parte, argamasa de las
sociedades en el tiempo y en el tiempo y en el espaci
o, la formación cultural entraña a una
apertura a otros campos del saber, lo que contribuye
a fecundas sinergia entre disciplinas
diversas. En el ámbito de la investigación, en part
icular, el progreso de los conocimientos se
produce a veces en el punto en el que confluyen disci
plinas diversas.
Aprender para conocer supone, en primer termino, apr
ender a aprender, ejercitando
la atención, la memoria y el pensamiento. Desde la i
nfancia, sobre todo en las sociedades
dominadas por la imagen televisiva, el joven debe a
prender a concentrar su atención alas cosas
y alas personas. La vertiginosa sucesión de informac
iones en los medios de comunicación y el
frecuente cambio del canal de televisión, atenta con
tra el proceso de descubrimiento, que
requiere una permanencia y una profundización de la i
nformación captada. Este aprendizaje de
la atención puede adoptar formas diversas y sacar pr
ovecho de múltiples ocasiones de la vida
(juegos, visitas a empresas, viajes, trabajos práct
icos, asignaturas científicas, etc.).
El ejercicio de la memoria, por otra parte, es un a
ntídoto necesario contra la invasión
de las informaciones instantáneas que difunden los
medios de comunicación masiva. Seria
1
Informe de la tercera reunión de comisión parís, 1
2-15 de enero de 1994
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