Oralidad Y Escritura
lizethyukio25 de Abril de 2015
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LA ORALIDAD Y LA ESCRITURA EN EL AULA
Lengua y escritura son dos sistemas de signos distintos; la única razón de ser del segundo es la de representar al primero: el objeto lingüístico no queda definido por la combinación de la palabra escrita y la palabra hablada; esta última es la que constituye por sí sola el objeto de la lingüística. Pero la palabra escrita se mezcla tan íntimamente a la palabra hablada de que es imagen, que acaba por usurparle el papel principal, y se llega a dar a la presentación del signo vocal tanta importancia como a este signo mismo. Es como si se creyera que, para conocer a alguien, es mejor mirar su fotografía que su cara>> (1916). La comparación de Saussure es muy ilustrativa de la relación entre escritura y lengua oral; por muy buena que sea la fotografía no será nunca la persona misma.
Para poder comunicarnos debemos de poseer las siguientes cuatro habilidades lingüísticas: 1. Hablar 2. Escuchar 3. Leer 4. Escribir.
Estas habilidades se clasifican de acuerdo a su código: oral o escrito. Las habilidades orales tienen como soporte las ondas acústicas y las escritas se proyectan atreves de letras impresas o manuscritas. Pero a pesar de que ambos códigos poseen sus propias características, tienen una relación ya que como lo comenta Saussure la lengua oral es primero o primordial, y la lengua escrita es una simple trascripción de aquella. (Cassany, D; Luna, M; Sanz G. 2007. pág. 89)
La lengua oral es más coloquial, subjetiva, redundante y abierta, en cambio la lengua escrita suele ser estándar, más objetiva, precisa y cerrada. (Cassany, DLuna, M; Sanz G. 2007. pág. 90)
Rivers y Temperley (1978) y Gauquelin (1982) mencionan que la comunicación ocupa alrededor de un 80% del tiempo toral de los seres humanos, por lo que este tiempo global se repartió entre las 4 habilidades lingüísticas anteriormente mencionadas: escuchar tiene un 45%, leer cuenta con un 16%, hablar 30% y escribir 9%, como podemos observar en estos porcentajes las habilidades orales son las más practicadas en nuestra vida cotidiana. (Cassany, D; Luna, M; Sanz G. 2007. pág. 97)
La escritura es una manifestación de la actividad lingüística humana como la conversación, el monólogo o, a otro nivel, los códigos de gestos o el alfabeto morse. Escribir es una de las variadas formas de actividad humana dirigidas hacia la consecución de objetivos. Escribimos para pedir y dar información, expresar nuestros conocimientos, influir en otros, pedir dinero, organizar una actividad, buscar aprobación, etc.
Escribir es una forma de usar el lenguaje que, a su vez, es una forma de realizar acciones para conseguir objetivos. Al ser la vida humana tan extremadamente social, una gran parte de nuestras acciones son verbales, de modo que somos más palabras que hechos - o estamos hechos de palabras. (Cassany, 1999, pág. 24, 25).
Cada uso lingüístico, cada actividad de composición, es un acto contextualizado que tiene lugar en unas circunstancias temporales y espaciales y con unos interlocutores concretos, que comparten un código común y que pertenecen probablemente a una misma comunidad lingüística. El lenguaje no es un código abstracto y desvinculado de sus usuarios, sino que surge se utiliza en una comunidad de hablantes que comparten una misma concepción del mundo, unos conocimientos enciclopédicos, unas rutinas comunicativas en definitiva una misma base cultural.
En un principio, hay estudios que comparan comunidades orales primarias (que tiene la oralidad como forma exclusiva de interacción) con las actuales civilizaciones alfabetizadas (que han integrado la escritura entre su repertorio comunicativo) y presenta contrastes algo exagerados y etnocéntricos entre pequeñas tribus primitivas de conservadores, con formas culturales tradicionales, transmitidas de generación en generación por vía oral, y las sofisticadas ciudades occidentales de hoy, asentada sobre un sistema político democrático y una concepción científica de la realidad, materializada en la acumulación incesante de documentos escritos ( leyes, revistas, manuales, etc.).
Si aceptamos que lenguaje y pensamiento comparten el origen social, y que el primero es el motor del segundo, parece lógico aceptar que los tipos de comunicación oral o escrita pueden incidir en las dinámicas de pensamiento individual y social. Dicho de otro modo: la experiencia comunicativa del individuo influye en su estilo de pensamiento y sus capacidades cognitivas. Así, un un miembro de la cultura oral primaria posee diferentes formas de comunicación y pensamiento que un ciudadano alfabetizado.
El primero ha desarrollado sus destrezas comunicativas y cognitivas en situaciones de intercambio oral
Contextualizado, lo cual comporta estos hechos-sin pretensión de exhaustividad:
Asocial habla a un contexto espacio-temporal concreto, a un interlocutor presente, a la actividad cotidiana, de manera que lo verbal se inserta en acciones no verbales.
Asocia el habla a la subjetividad de un YO enunciador.
Al no poder guardar o grabar la información transmitida, el hablante desarrolla notables capacidades mnemotécnicas.
La volatilidad del habla favorece también la tendencia a acumular datos.
En cambio el ciudadano miembro de una cultura escrita que ha sido altamente alfabetizado y que lee y escribe con frecuencia, ha desarrollado también otras destrezas comunicativas y ha reorganizado sus capacidades cognitivas:
• Ha aprendido a desvincular la comunicación del contexto en el que se produce lo cual le permite tener forma de pensamiento sostenido más abstracto.
• Ha aprendido a desvincular el discurso del yo enunciativo (y del " tú-usted" el destinatario).
• La escritura le permite almacenar conocimientos y liberar su mente de la obligación de memorizar. Puede concentrarse en el análisis y el razonamiento.
(Cassany, 1999, pág. 43,44 y45).
Estos cambios psicosociales fomentan emergencia de valores culturales nuevos, como la originalidad, la reflexión, la objetividad o el razonamiento lógico, por encima de valores tradicionales asociados a la oralidad, como la acumulación de saberes, la repetición o la identificación de tópicos conocidos.
No obstante es una visión esquemática de la relación oralidad/escritura/pensamiento prescinde de matices.
Varios estudios etnográficos muestran que distintas comunidades utilizan la oralidad y la escritura de modos diferentes, según propósitos, contextos y grupos sociales particulares, de manera que es imposible fundamentar en una relación determinante y exclusiva en la modalidad comunicativa (oral/escrita) y grado de desarrollo. Varios factores culturales no lingüísticos, como la religión, el comercio, la educación, las necesidades comunicativas, etcétera, inciden en las prácticas sociales de escritura y favorecen o impiden su desarrollo como forma de pensamiento superior. Como resultado de este hecho, algunas comunidades orales poseen formas de pensamiento típicas de la alfabetización, y algunas sociedades conocedoras de la escritura la usan de manera tan restrictiva y reducida que no han explorado todas sus potencialidades.
Comprensión oral
Escuchar es comprender el mensaje y, para hacerlo debemos poner en marcha un proceso cognitivo de construcción de significado y de interpretación de un discurso pronunciado oralmente. (Cassany, D; Luna, M; Sanz G. 2007. pág. 101).
Rivers y Temperley (1978), McDowell (1984, Steven (1982) y Rixon (1981) propusieron modelos de comprensión oral, recopilando sus ideas se creó el siguiente: el proceso de comprensión inicia antes del discurso a esto se le llama precomprensión, el cual abarca las experiencias sobre cómo se desarrolla la comunicación (tema, contexto, propósitos, etc.) toda esta información la tenemos almacenada en la memoria de largo plazo y la actualizamos antes y durante el proceso de comprensión.
Durante la conversación el receptor lleva a cabo una serie de microhabilidades:
Reconocer: Identifica como propios y conocidos una serie de elementos de la secuencia acústica (sonidos, palabras, expresiones)
Seleccionar: Entre los sonidos, palabras, expresiones, escoge los que le parece relevantes según sus conocimientos gramaticales e intereses.
Interpretar: Impone una estructura sintáctica a cada palabra y un valor comunicativo a cada oración.
Anticipar: Anticipa lo que el emisor poder ir diciendo
Inferir: Obtiene información de otras fuentes no verbales
Retener: elementos del discurso importantes se guardan durante unos segundos en la memoria a corto plazo para poderlos utilizar durante el discurso. Cuando el discurso se termina los datos relevantes se quedan almacenados en la memoria a largo plazo.
(Cassany, D; Luna, M; Sanz G. 2007. pág.107)
Estas microhabilidades varían de acuerdo a la edad y el nivel que tiene cada alumno. Los pequeños necesitan trabajar los aspectos más globales de la comprensión, de la atención y retención que son trascedentes para su desarrollo cognitivo. Los mayores ya pueden trabajar las microhabilidades más refinadas como la comprensión de la forma y los detalles del texto o inferir datos de la situación.
Didáctica
El alumno necesita mucha práctica para desarrollar la habilidad de escuchar, el maestro debe fomentar esta actitud de trabajo haciendo hincapié en la comprensión durante la actividad y no en el resultado final, el material de comprensión de debe ser real y variado. (Cassany, D; Luna, M; Sanz
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