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PROYECTO DE FAMILIA PROPIA

ALBERTOemmanuel24 de Septiembre de 2011

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Aplicaciones:

La obra muestra la inteligencia y la frescura de los ensayos de Sun Tzu. En ella Sun Tzu explica al detalle los preparativos previos a la guerra: estrategias de engaño, disposición de las tropas en el campo de batalla, armamento necesario, carros de combate, etc. Como poder llegar a vencer al enemigo sin tener que desempeñarse al enfrentamiento cara a cara: simplemente imponiendo una moral dominante, infundiendo el miedo al enemigo para así poder vencer sin llegar a la batalla.

Síntesis:

Capitulo I. Aproximaciones

Sun Tzu dice: la guerra es de vital importancia para el Estado; es el dominio de la vida o de la muerte, el camino hacia la supervivencia o la pérdida del Imperio. Es indispensable estudiarla a fondo.

Hay que evaluarla en función de 5 factores fundamentales y compararlos con los 7 elementos enumerados mas abajo. Así se podrá apreciar las ideas esenciales. El primero de estos factores es la doctrina; el segundo, el tiempo; el tercero, el terreno; el cuarto, el mando; y el quinto, la disciplina. Estos cinco factores fundamentales han de ser conocidos por cada general. Aquel que los domina, vence; aquel que no, sale derrotado.

Por lo tanto, al trazar los planes, han de compararse los siguientes siete factores, valorando cada uno con el mayor cuidado:

•¿Qué dirigente es más sabio y capaz?

•¿Qué comandante posee el mayor talento?

•¿Qué ejército obtiene ventajas de la naturaleza y el terreno?

•¿En qué ejército se observan mejor las regulaciones y las instrucciones?

•¿Qué tropas son más fuertes?

•¿Qué ejército tiene oficiales y tropas mejor entrenadas?

•¿Qué ejército administra recompensas y castigos de forma más justa?

El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando es capaz de atacar, aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad. Si está cerca del enemigo, ha de hacerle creer que está lejos; si está lejos, aparentar que se está cerca. Poner cebos para atraer al enemigo.

Golpear al enemigo cuando está desordenado. Si las tropas enemigas se hallan bien preparadas tras una reorganización, intenta desordenarlas. Si las estimaciones realizadas antes de la batalla indican victoria, es porque los cálculos cuidadosamente realizados muestran que tus condiciones son más favorables que las condiciones del enemigo; si indican derrota, es porque muestran que las condiciones favorables para la batalla son menores. Con una evaluación cuidadosa, uno puede vencer; sin ella, no puede. Gracias a este método, se puede examinar la situación, y el resultado aparece claramente.

Capitulo II. La conducción de la guerra

Una vez comenzada la batalla, aunque estés ganando, de continuar por mucho tiempo, desanimará a tus tropas y embotará tu espada. Si estás sitiando una ciudad, agotarás tus fuerzas. Si mantienes a tu ejército durante mucho tiempo en campaña, tus suministros se agotarán.

Las armas son instrumentos de mala suerte; emplearlas por mucho tiempo producirá calamidades. Como dice el dicho: "Los que a hierro matan, a hierro mueren." Los que a hierro matan, a hierro mueren." Cuando tus tropas están desanimadas, tu espada embotada, agotadas tus fuerzas y tus suministros son escasos, hasta los tuyos se aprovecharán de tu debilidad para sublevarse. Por que jamás se ha visto que una guerra prolongada diera provecho a ningún país. Como se dice, sé rápido como el trueno que retumba antes de que hayas podido taparte los oídos, veloz como el relámpago que relumbra antes de haber podido pestañear.

Si tomas los suministros de armas de tu propio país, pero quitas los alimentos al enemigo, puedes estar bien abastecido de armamento y de provisiones. Cuando un país se empobrece a causa de las operaciones militares, se debe al transporte de provisiones desde un lugar distante. Si las transportas desde un lugar distante, el pueblo se empobrecerá.

Cuando recompenses a tus hombres con los beneficios que ostentaban los adversarios los harás luchar por propia iniciativa, y así podrás tomar el poder y la influencia que tenía el enemigo. Es por esto par lo que se dice que donde hay grandes recompensas hay hombres valientes.

Trata bien a los prisioneros y cuídalos. Todos los soldados hechos prisioneros deben ser cuidados con sincera magnanimidad, a fin de que puedan ser utilizados por nosotros. Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas. Así pues, lo más importante en una operación militar es la victoria y no las operaciones prolongadas.

Capitulo III. La estrategia ofensiva

Generalmente, en la guerra, la mejor política es la de tomar el Estado intacto; destruirlo es lo peor que puede pasar. Capturar al ejercito enemigo es mejor que aniquilarlo; coger intacto un batallón, una compañía o una escuadra de 5 hombres es mejor que aniquilarlo.

De modo que es mejor atacar mientras los enemigos están proyectando sus planes. Acto seguido deshacer sus alianzas.

La peor táctica es atacar a una ciudad. Asediar, acorralar a una ciudad sólo se lleva a cabo como último recurso. Emplea no menos de tres meses en preparar tus artefactos y otros tres para coordinar los recursos para tu asedio.

Por lo tanto, un verdadero experto en el arte de la guerra somete al enemigo sin batalla, conquista otras ciudades sin asediarlas y destruye a otros ejércitos sin emplear mucho tiempo.

Así pues, la regla de la utilización de la fuerza es la siguiente: si tus fuerzas son diez veces superiores a las del adversario, rodéalo; si son cinco veces superiores, atácalo; si son dos veces superiores, divídelo.

Si están igualados en fuerza puedes entablar combate. Cuando numéricamente estas por debajo, sé capaz de retirarte. Si tus fuerzas están en orden mientras que las suyas están inmersas en el caos, si tú y tus fuerzas están con ánimo y ellos desmoralizados, entonces, aunque sean más numerosos, puedes entrar en batalla. En consecuencia, si el bando más pequeño es obstinado, cae prisionero del bando más grande.

Si intentas utilizar los métodos de un gobierno civil para dirigir una operación militar, la operación será confusa. Triunfan aquellos que:

•Saben cuándo luchar y cuándo no

•Saben discernir cuándo utilizar muchas o pocas tropas.

•Tienen tropas cuyos rangos superiores e inferiores tienen el mismo objetivo.

•Se enfrentan con preparativos a enemigos desprevenidos.

Conoce al enemigo y conócete a ti mismo; ni en 100 batallas no correrás ningún peligro. Cuando no conoces al enemigo pero te conoces a ti mismo, tus probabilidades de victoria o de derrota son iguales. Si desconoces al mismo tiempo al enemigo y a ti mismo, puedes estar seguro que te encontraras en peligro en cada batalla.

Capitulo IV. Disposiciones

En tiempos antiguos los guerreros hábiles comenzaban haciéndose invencibles y luego esperaban que el enemigo fuera vulnerable. Hacerte invencible significa conocerte a ti mismo; aguardar para descubrir la vulnerabilidad del adversario significa conocer a los demás. La invencibilidad depende de uno mismo, la vulnerabilidad del enemigo.

De esto se deduce que los que están versados en el arte de la guerra pueden hacerse invencibles, pero no pueden hacer con seguridad que el enemigo sea vulnerable. Lo que depende de mi, puedo hacerlo; lo que depende del enemigo, nunca está seguro. Por eso se dice que es posible saber como vencer, pero sin vencer necesariamente por ello.

La invencibilidad es una cuestión de defensa, la vulnerabilidad, una cuestión de ataque. Uno se defiende cuando dispone de medios suficientes, uno ataca cuando dispone de medios mas que suficientes.

Prever la victoria cuando cualquiera la puede conocer no constituye verdadera destreza. Todo el mundo elogia la victoria ganada en batalla, pero esa victoria no es realmente tan buena. Lo que todo el mundo conoce no se llama sabiduría; la victoria sobre los demás obtenida por medio de la batalla no se considera una buena victoria.

En la antigüedad los llamados expertos en el arte de la guerra ganaban a un enemigo fácil de vencer. Si sólo eres capaz de asegurar la victoria tras enfrentarte a un adversario en un conflicto armado, esa victoria es una dura victoria. En consecuencia, las victorias de los buenos guerreros no destacan por su inteligencia o su bravura.

La gran sabiduría no es algo obvio, el mérito grande no se anuncia. Cuando eres capaz de ver lo sutil, es fácil ganar. Así pues, los buenos guerreros toman posición en un terreno en el que no pueden perder, y no pasan por alto las condiciones que hacen a su adversario proclive a la derrota.

En consecuencia, un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después. Esta es la diferencia entre los que tienen estrategia y los que no tienen planes premeditados.

Las reglas militares son cinco: medición, valoración, cálculo, comparación y victoria. El terreno da lugar a las mediciones, éstas dan lugar a las valoraciones, las valoraciones a los cálculos, éstos a las comparaciones, y las comparaciones dan lugar a las victorias.

Mediante las comparaciones

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