Reflexión del libro SEDA

Jesús Arturo Ruiz Camacho

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12/09/19

Reflexión del libro SEDA

Al inicio no quería hacerlo, solo pensaba en buscar una manera en donde no me tenía que esforzar y solo deseaba que terminara aquella historia que por mi egoísmo la inicie. Me costó mucho volver a empezar reí, patalee, grite, llore y suplique a mis amigos que acabaran con aquel sufrimiento que los primeros días no me dejaron dormir y a la semana, solo miraba al cielo oscuro, aquellas noches frías que solo me recordaban aquel invierno sin ti.

 Era solo cuestión de tiempo para confrontarte, aunque sabía que me iba tomar tiempo en tratar de leerte y comprender lo que en este tiempo has tratado de decirme tantas veces, pero debes saber antes de comenzar, que por más seguro que me vea y con esta mirada que no muestra ni el mínimo sentimiento, no tienes la mínima idea de cuantas cosas pienso y sufro al saber que no vamos a estar juntos para siempre y es solo el tiempo el que decide cuando nos separara.

Cuando tenía que verte, la verdad me asustabas mucho, pero no aquel pánico donde la sangre se siente en la boca y sin nada mas que pensar solo quieres estar lo mas lejos posible de lo que te hace sentir así.

No, era todo lo contrario a eso si no mas bien al de no saber que es lo primero que tenía que hacer, me hacías perderme al mirarte. Cuanto más tiempo pasaba contigo, una sonrisa innegable me salía y uno que otro suspiro provocado por la felicidad de mi corazón, era más que obvio la señal que me decía: quédate ahí y disfruta el tiempo restante que te queda con ella.

El corazón no dejaba de latirme y ¿cómo lo sabía? Pues no necesitaba poner mi mano en el pecho para poder sentir como tu presencia alteraba mi entorno, eras esa provocación que iba en contra de mi naturaleza, que me hacia pedir mas y mas hasta el punto que daban las 3 de la mañana y el frio que dejaba pasar la ventana abierta me decía: ya es hora de dormir.

No es por ser cursi y sonar como otra historia más, pero lograbas sacar lo mejor de mí, me recordabas lo que en mi juventud era primordial reviviendo esa llama de deseos al querer ser lo que alguna vez soñé.

Me recordaste mis primeros viajes que hice donde apenas era un niño inocente, sin la mínima idea del mundo que estaba allá afuera, donde no sabía lo que era más allá de mis tierras áridas, un mundo totalmente diferente lleno de vida, oportunidades, relieves totalmente diferentes a la arena.  

Entre más lejos salía de mi casa mas ganas me daban por alejarme aún más, era algo increíble al ver como la gente cambiaba físicamente, como sus rasgos, su personalidad, su forma de hablar, tradiciones, y la comida, hacían parecer la comida de mi hogar algo común y corriente.

Me contaste la verdadera importancia de hacer lo que te apasiona, de sin importar lo que llegue a pasar tu sigue adelante, no te dejes frenar por el dinero, la fama, el trabajo, la familia ¿con tanto miedos que se llegan a tener como se puede vivir el aquí y el ahora?

Donde te llena el alma por más simple que sea si escuchas lo que tu corazón te tiene que decir y haces lo que te hace feliz cualquier cosa será fácil y se disfrutara día y noche.  En la vida no te llevaras nada a la tumba, pero si te acompañara la satisfacción de haber seguido tu pasión.

No cabe duda realmente lograste despertar aquel niño chiquito que yacía dormido por mucho tiempo dentro de mí, ese niño aventurero el cual hacia todo lo que fuera por conocer, hacer, crear, idear e imaginar cualquier cosa que se le llegara a la mente. Mas bien en pocas palabras podemos decir que recordaste en mi lo que era ser curioso, la felicidad que le da va mi vida, el querer saber más sobre las cosas y el buscar tu camino que por razones del destino fue escrito por el universo donde todo esta diseñado meticulosamente por él, donde todo tiene un sentido y razón por lo cual suceden las cosas.

Y tal ves tu fuiste una de esas extrañas cosas que el destino ya tenia previsto para mi dónde por alguna razón sabía que teníamos que conocernos, darnos la oportunidad de dejarnos llevar por el dictamen del tiempo y del universo donde solo ellos saben cómo va terminar todo esto.

Me diste la confianza de por fin confiar en alguien a quien por primera ves logre imaginar millones de cosas que podrían pasar, mientras me siguieras contando todas sus historias con tal pasión que llegara a sentir en mis huesos ese escalofrió insólito en todo el cuerpo al ver que tan real podría llegar a ser lo que estábamos empezando a comenzar a escribir juntos.

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