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Resumen Del Manual De Estilo

Mairim199422 de Octubre de 2012

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El Manual de estilo no es una gramática ni un diccionario, es un código propio para unificar formas expresivas y cualidades con el fin de resguardar la identidad de El Nacional, facilitar la tarea de los periodistas y presentar un producto de calidad a sus lectores. Como herramienta básica para reforzar la personalidad del diario y preservar su sello diferenciador en la prensa venezolana.

II Responsabilidades del Periodista

• Los periodistas de El nacional deben tener en cuenta que son la imagen del periódico.

• El periodista está investido de su condición en todo momento, incluidos los domingos y feriados, al igual que las horas no comprendidas en la jornada normal.

• En ninguna circunstancia un periodista de El Nacional puede hacerse pasar por otra persona o suplantar a un tercero. En la generalidad de los casos, debe identificarse plenamente.

• En la redacción de noticias y reportajes un periodista no puede crear un personaje imaginario para ponerlo a hablar o actuar. Tampoco puede crear personajes que sean la suma de personas reales.

• Las páginas del diario no pueden utilizarse para que un periodista favorezca a persona, grupo político, económico o religioso alguno, o para la búsqueda y obtención de beneficios personales.

• El periodista de El Nacional estará inhabilitado para cubrir informaciones sobre hechos en los que algún familiar suyo sea protagonista, esté comprometido o tenga intereses de cualquier índole.

• Un periodista es un relator de los hechos y no debe pretender convertirse en protagonista del suceso ni de la información que redacta.

• El autor de un texto informativo debe estar totalmente al margen de lo narrado, lo cual excluye la utilización de la primera persona del singular “yo”, y de la primera del plural, por ejemplo: “nuestro país”.

• El periodista no debe incorporar sus opiniones personales sobre los asuntos que informa, sus protagonistas y los afectados. Está obligado a ser lo más objetivo posible: a distanciarse de los hechos y analizarlos con frialdad; que no significa apatía o desinterés, sino asumir un enfoque crítico tanto del tema como de los personajes de la noticia.

• Le corresponde dudar siempre de la solidez de los datos que le suministran, examinar las eventuales contradicciones entre las diversas versiones y cuestionar, en todo momento, sus propias apreciaciones relacionadas con el tema.

• Nunca debe olvidar que el destinatario final se su trabajo es el lector, y que su responsabilidad conlleva se depositario del derecho que tiene todo ciudadano de ser informado oportuna e imparcialmente, y apegado a la verdad.

• El periodista está obligado a consultar los diccionarios en todos los casos en que tenga dudas sobre cualquier palabra.

• Todo periodista tiene la obligación de releer, por lo menos una vez, las informaciones que haya escrito. Nadie mejor que el periodista para descubrir incongruencias y datos equivocados que se le pudieron escapar en una redacción apresurada. Debe ser costumbre de todo periodista leer la noticia una vez impresa.

• Quienes revisan errores o lapsus en gramática, sintaxis, uso y ortografía tiene como obligación corregir cualquier texto que sea incorrecto, confuso, ambiguo o cuya publicación sea inapropiada, pero sin tratar de imponer sus preferencias estilísticas o prejuicios.

III Lenguaje Periodístico

• El dinamismo del idioma determina que las normas que lo rigen no sean reglas de obligatorio cumplimiento, sino modos de uso que garantizan la unidad de la lengua y que quienes la hablan se entiendan. Sería un verdadero caos, una tremenda confusión, si cada persona hablase a su manera y le diera a las palabras el significado que quisiese; si cada persona construye las frases caprichosamente sin seguir las normas sintácticas, violando la concordancia, alterando las reglas de la conjugación de los verbos, modificando la acentuación de las palabras y desconociendo las pausas y el espíritu que marca el ritmo natural del habla propio del idioma. Hablar y escribir con propiedad es el camino más apropiado para que la lengua evolucione, avance y se enriquezca.

• Los periodistas han de escribir con el estilo propio de los periodistas, no con el de los políticos, los economistas, los médicos, los abogados o los novelistas. Su obligación es comunicar y hacer accesible al público la información técnica o especializada.

• El lenguaje que se use en el diario debe ser correcto, no sólo en cuanto a la forma, sino también con respecto al contenido. Se evitará la procacidad. No se publicarán palabras soeces, obscenidades ni expresiones malsonantes, a menos que su utilización sea tan esencial que sin su mención una crónica reveladora pierda sentido o no se entienda una noticia. Si hubiese que reproducir una palabra o frase malsonante, se hará con todas su letras, sin falsos pudores ni tapujos.

• Ningún texto o imagen debe contener expresiones ofensivas o peyorativas contra personas, grupos, regiones, etnias, partidos, religiones o países; pero esto no incluye citas textuales de una fuente, cuya pertinencia y valor informativos sean esenciales.

• Los periodistas de El Nacional deben llamar las cosas por su nombre, sin los eufemismos utilizados por determinados grupos o voceros oficiales. Así, por ejemplo, se utilizará alza o aumento en vez de “reajuste de precios” o “sinceración de precios”; vivienda o casa, lugar de “soluciones habitacionales”.

• Al escribir que la policía “se vio obligada a utilizar métodos violentos” se está afirmando algo que no se puede probar y en cierta forma se está dando una opinión. Basta decir que “la policía utilizó gases lacrimógenos y disparó”.

• Todos los textos deben ser claros, coherentes, interesantes, precisos, ágiles y sencillos. La regla de oro es seguir en cada frase el orden natural del idioma: sujeto, verbo y complementos, cada uno con sus respectivos artículos, conjunciones y preposiciones. Cuando este orden se altera, se corre el riesgo de escribir textos confusos.

• Las palabras que se empleen deben ser comunes, pero no vulgares. una como muerte en lugar de deceso, que es de segundo grado y obliga al lector a hacer una pausa mental para entenderlo. Cuando sea imprescindible utilizar una expresión o un vocablo fuera de lo común, explicará su significado en forma sencilla.

• Los localismos, regionalismos, provincialismos y coloquialismos son válidos únicamente como detalles de color, pero deben excluirse de un texto informativo como parte del lenguaje del periodista. Hay que evitar usar palabras y expresiones cuyo significado de ignora.

• Evada términos tales como “multitudinaria” y no use giros que puedan interpretarse como una opinión sobre e éxito o fracaso. Procure siempre obtener cifras de una fuente responsables.

• Cuando se escriba que un personaje ha insinuado algo, debe reproducirse la expresión textual o la circunstancia que permitieron al periodista hacer tal deducción.

• La emoción puede ser importante en algunos textos periodísticos, pero sin caer en lo melodramático o triunfalista. El registro de los hechos debe ser mesurado y descriptivo.

• Cuando un texto contiene una acusación, se debe ser particularmente cuidadoso con la terminología.

• La primera vez que se nombra a una persona se debe mencionar el cargo que ocupa. Cuando no tiene cargo, se debe mencionar su profesión u ocupación. En todas las menciones subsiguientes se utilizará el apellido, sin la repetición del titulo o cargo. En el caso de los funcionarios, la menciones subseguiste pueden alternar el apellido y el titulo, pero no ambas cosas a la vez.

• Las comillas solo deben utilizarse para abarcar palabras, expresiones o frases completas, pronunciadas o escritas por personas diferentes del periodista. En ningún caso se puede poner entre comillas una palabra o expresión que, a juicio del periodista, resuma el pensamiento del entrevistado, pero que éste no pronunció.

• De ninguna manera se pueden utilizar las comillas para subrayar una palabra o darle un énfasis especial; indicarían un sentido peyorativo o irónico, todo lo contrario de lo que se propone el periodista.

• Se debe prestar particular atención a los nombres. Alterar su orden, grafía u ortografía puede ser una ofensa. Es un descuido imperdonable que el mismo nombre aparezca en formas diferentes dentro de la misma información.

• Se empleará el masculino gramatical para referirse a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexo: El gato es buen animal de compañía. Referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino no implica intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva.

• En plural se utilizarán palabras que engloben a hombres y mujeres: en lugar de los profesores, el profesorado; en lugar de los alumnos, el alumnado; en vez de los romanos, el pueblo romano. Pero se debe tener presente que no es lo mismo hablar de los niños que de la infancia, puesto que son conceptos diferentes. En ese caso, lo más ajustado al espíritu del idioma es hablar de niñas y niños.

• En los obituarios y en las informaciones sobre la muerte de personalidades y personajes relevantes, siempre que se tenga la información, se dirá la causa del fallecimiento. No se ocultarán las noticias sobre suicidios, pero se evitará la difusión de detalles macabros, en la medida en que no sean necesarios para que la información tenga sentido, esté bien calibrada y quede completa.

IV. Titulares

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