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Tello La Voz De La Razon


Enviado por   •  12 de Julio de 2012  •  2.391 Palabras (10 Páginas)  •  345 Visitas

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ALFREDO HERMENEGILDO

• La figura del gracioso o donayre es representada por Tello, criado de Don Alonso.

• Tello es un personaje cuya función paródica y trazos grotescos se interfieren en el desarrollo de la fábula marcando la existencia de dos visiones del mundo, la oficial, la de los señores poseedores, y la jocosa, la de los que se marginan o alejan del rito oficial y adoptan comportamientos enraizados en la tradición de la fiesta popular. El loco festivo apunta al aspecto lúdico implícito en la acción principal y como agente interventor en el desarrollo de la fábula.

• Considera necesario recurrir a una identificación, clasificación y ponderación de los parlamentos asignados al personaje, ya que es posible determinar su importancia dramática por el volumen y el número de sus intervenciones en el diálogo.

• Realiza un inventario de las intervenciones orales de Tello y concluye que pueden compararse con los parlamentos que tiene el mismo don Alonso. A pesar de no ser Tello el héroe de la tragedia, se le confía un número de parlamentos ligeramente mayor que el que se pone en boca de Alonso (135 frente a 129).

• Clasifica los parlamentos en siete tipos: 1) carnavalesco, que expresa la visión burlesca del mundo; 2) ejecutor, que manifiesta la realización de una orden; 3) informante, que transmite noticias; 4) imperativo, que enuncia una orden; 5) reflejo, que indica una cosmovisión que reproduce y apoya la del personaje principal, el héroe; 6) relator, que establece relaciones subordinadas o coordinadas entre las situaciones escénicas que las preceden o las siguen; 7) vario, o intervención en la que se acumulan algunas de las características precedentes.

• Tello es integrado en el árbol de dependencias con un papel mediador de doble implicación. Interviene para restablecer el orden turbado, pidiendo justicia al rey contra los asesinos de su señor. Actúa ideológicamente como reflejo de los intereses del caballero muerto, los de la clase dominante. Por otra parte, el gracioso media para restablecer el orden turbado echando mano de unos recursos marcadamente carnavalescos. Y aunque también beneficia a su señor y a Inés con su mediación, no funciona con los mismos signos dramáticos ni recurre a parlamentos de connotación exclusivamente refleja, sino que está cargado de marcas carnavalescas que parodian prácticas sociales y se burlan de los comportamientos del mundo señorial.

• Veamos cuáles son las funciones informante, refleja y carnavalesca, por ser las preponderantes. Uno de los rasgos más repetidos en las atribuciones del criado es el de mensajero. Tello no es excepción. Y es justamente esta función la que constituye una de sus caras más significativas. Hay un pasaje que, por su importancia, constituye la piedra angular de la tragedia y hace del gracioso un personaje de fuerte contenido dramático. Es el momento en que Tello se presenta ante el rey para reclamar justicia por el asesinato de Alonso. Nuestro personaje ha asumido el papel de reclamador de la venganza, de mediador en nombre del padre, de la madre y de la patria del caballero muerto. Es curioso que, cuando el rey da permiso para que entre el gracioso, a Tello se le llama, por boca de «Gente», «un escudero» . El apelativo que se le aplica por vez primera en toda la obra es muy significativo, ya que iconiza textualmente el cambio de perspectiva en que se sitúa al gracioso, poniéndole muy alto junto a su señor. El escudero, tal vez futuro caballero, posee un rango señorial superior al del simple criado.

• El segundo parlamento de Tello en dicha escena es muy largo y tiene el carácter informante típico del rol de mensajero. El Condestable apunta que el escudero «viene llorando y pidiendo /justicia». Tello llega a Medina con un «caballero anciano» «pidiendo / justicia de dos traidores». El señor se ha quedado a la puerta desmayado o muerto. Los que, según su jerarquía social, pueden reclamar justicia contra un noble, han caído. Y él, el criado («que le sirvo»), es el que osa llegar al rey. Va elevándose así la figura del lacayo hasta reemplazar y sustituir al señor en su misión reivindicadora. En este sentido, la función informante del parlamento de Tello tiene claras consonancias reflejas, ya que desdoblan y reafirman la visión señorial del mundo.

• El total de 26 parlamentos reflejos atribuidos a Tello a lo largo de la comedia, señala una dimensión del gracioso que no se puede ocultar. La función refleja, como opuesta a la carnavalesca, condiciona al personaje para que apoye y secunde la acción del caballero y su visión del mundo. El modo más simple de aceptar la visión del mundo del señor es ayudarle en su empresa amorosa. Tello prepara la burla al padre de Inés y cuenta a Alonso cómo enseñará latín a la dama. En otros momentos, el gracioso manifiesta su satisfacción por los amores de Alonso o aconseja al caballero sobre la mejor manera de comportarse en la empresa amorosa.

• La intervención de Tello es un comentario contrario a lo que Alonso quiere hacer —ir cuanto antes a Olmedo—, pero es una opinión acorde con la práctica amorosa: la reja y la amada pasan antes que el amor filial. Es así el reflejo de loque un caballero siente. Por otra parte, si Alonso hubiera hecho caso a Tello, la voz de la razón, y se hubiera quedado en Medina, la tragedia se habría evitado.En el dilema que se ofrece al héroe, Tello opta por la solución que impide la futura tragedia, que es la manera sensata. El gracioso, instalado dentro de la norma amorosa, propone la vía prudente. El caballero, impulsado por la devoción filial, corre el riesgo de la noche y perece en él.

• El criado hace suyo el ánimo señorial cuando Alonso suspira (v. 1746) y se preocupa por los sueños (v. 1749) que ha tenido. Cuando Alonso cae mortalmente herido en el camino de Olmedo, Tello descubre la situación y reclama para sí la misma suerte que le ha tocado a su señor, para exigir, acto seguido, venganza a los «piadosos cielos». En la inicial identificación con su señor, simbolizada en ese pedir la misma suerte, se manifiesta de modo evidente este carácter reflejo que venimos señalando en el gracioso. Y así, en los momentos finales de la obra, será él quien asuma la tarea clave de denunciar con sus propios nombres a los asesinos del caballero.

• Tello traspasa la barrera que separa los espacios dramáticos del señor y del criado, pero esto no provoca tensión dramática, sino que el gracioso viene a secundar al caballero y a respaldar su visión del mundo. Esta conjunción de espacios se manifiesta cuando Inés saluda a Tello («¡Tello amigo!) y éste contesta en el tono que corresponde a los amigos.

• La humanización de la figura del

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