ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Tipos De Prosas


Enviado por   •  24 de Enero de 2014  •  1.286 Palabras (6 Páginas)  •  276 Visitas

Página 1 de 6

Actividades de

la Segunda semana

Unidad

IX

Tipos de prosa

Ejercicios de

asimilación

I Desarrolla las cuestiones siguientes:

1.- ¿Qué ventaja comunicativa

ofrece la prosa con respecto al verso?

2.- Define la

prosa narrativa e indica cuáles son los elementos indispensables en un relato.

3.- Describe las

etapas que tienen lugar en el desenvolvimiento del texto narrativo.

4.- Explica cuál

es la función del narrador, y define los tipos más usuales.

5.- Diferencia el

desenvolvimiento lineal del no lineal.

6.- Explica la

razón por la que algunos estudiosos llaman a la descripción “pintura de

palabras”.

8.- Describe las cualidades de la prosa descriptiva.

9.- Define los tipos de descripción tomando en

consideración el objeto descrito.

10.- Indica las

formas en que suele desarrollarse un

texto expositivo.

11.- ¿En cuáles situaciones es más empleada la

argumentación que la exposición?

II- Lee

cuidadosamente la historia siguiente, y responde las cuestiones que aparecen al

pie:

Aprender a pensar

(Versión libre del cuento de David Owen)

‘El señor Whitson nos enseñaba ciencias

naturales en sexto año de primaria. El primer día de clases, su exposición

trató de una criatura llamada gatiguampo,

animal nocturno y mal adaptado al medio biológico, que se

extinguió durante la Era de las Glaciaciones. El maestro hizo pasar un cráneo

de mano en mano, mientras explicaba el tema. Todos tomamos notas y, más tarde,

contestamos un cuestionario sobre esa lección.

Cuando me

devolvió mi prueba me quedé boquiabierto: una enorme equis roja tachaba cada

una de mis respuestas. ¡Estaba reprobado! ¡Debía de haber algún error! Había

repetido al pie de la letra las palabras del maestro. Inmediatamente supe que toda la clase había salido reprobada. ¿Qué

había ocurrido?

Muy sencillo,

nos explicó el señor Whitson. Él había inventado ese cuento del gatiguampo.

Jamás había existido tal especie. Por lo tanto, cada uno de los datos de

nuestras notas era incorrecto. ¿Acaso queríamos que nos aprobara por contestar

falsedades?

Huelga decir que nos pusimos furiosos. ¿Qué clase

de prueba era esa? ¿Y que clase de maestro era éste?

Tendríamos que habérnoslo imaginado, prosiguió el señor Whitson. En

efecto: mientras circulaba entre nosotros el cráneo (que era de gato), ¿acaso no nos había dicho que no había quedado ningún vestigio del

animal? Había hablado también de su visión nocturna, del color de su piel y de

otras muchas características de las que él no podría haberse enterado.

Para colmo, le había puesto un nombre ridículo, y ni así habíamos maliciado la

artimaña. Nos informó que anotaría los ceros de nuestras pruebas en las actas

de exámenes oficiales.

El señor Whitson

agregó que esperaba que hubiéramos aprendido algo de esa experiencia: losmaestros y los libros de texto no son

infalibles. Y nadie lo es. Nos recomendó no permitir que nuestras mentes se

adormecieran y tener siempre la disposición

de hacer una investigación por nuestra propia cuenta. Y cuando estemos seguros, después de habernos

documentado, tener el valor expresar

nuestra inconformidad si el maestro o el libro de texto nos parecen errados.

Cada lección del

señor Whitson constituía una aventura. Todavía hoy recuerdo, casi de principio

a fin, algunas de sus disertaciones. Un día nos dijo que su Volkswagen era un

organismo viviente. Tardamos dos días en armar una refutación que le pareciera

aceptable. No se dio por satisfecho hasta que le demostramos no sólo que

sabíamos lo que era un organismo viviente, sino también que teníamos la

entereza de defender la verdad.

Aplicamos

nuestro nuevo escepticismo a todas las materias de enseñanza. Esto ocasionó

problemas a los demás maestros, quienes no estaban acostumbrados a que los

contradijeran. Nuestro maestro de historia, por ejemplo, disertaba sobre

cualquier tema y, de pronto, se oían carraspeos y alguien susurraba:

“gatiguampo”.

No

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (9 Kb)  
Leer 5 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com