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ESCLAVITUD SOCIAL. COMPARACIÓN CON EL LIBRO “EL ENTENADO”

amolin28Ensayo26 de Mayo de 2017

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ESCLAVITUD SOCIAL
COMPARACIÓN CON EL LIBRO “EL ENTENADO” – JUAN JOSÉ SAER.

“[...] Ellos eran, de ese modo la causa y el objeto de la ansiedad. Se conocían sin conocerse y realizaban actos de los que sabían que el sentido aparente no es el verdadero”  
(El entenado – Pág. 158).

El libro El Entenado, del escritor Argentino Juan José Saer, redactado en los años 80 y públicado en 1982 contiene una serie de ideas con respecto al mundo, esta novela cuenta la historia de un personaje anónimo quien en su juventud se une a una tripulación, la cual embarca un viaje de descubrimiento, al llegar a tierra desconocida, el capitán y todos sus compañeros son asesinados por los miembros de una tribu, al protagonista lo toman como prisionero, luego de estar 10 años compartiendo con estos indios y siendo testigo de todas sus costumbres y vivencias, es liberado y regresa a lo que en esa época se llamaría la civilización, allí, luego de vivir un tiempo en un monasterio se une a una compañía de actores, junto a ellos comienzan a interpretar lo que le sucedió al personaje principal durante su estadía con los indios, pero el, no se encuentra a gusto, ya que siente que todo es una patraña montada para complacer a un público y recrear una falsedad, por esto, decide abandonar al grupo y adoptar los hijos de una compañera del grupo recientemente fallecida, con los ahorros obtenidos en su trabajo monta una imprenta, y desde allí, en su vejez, decide escribir sus memorias.

En el libro, el entenado nos describe las costumbres de estos indígenas, entre dichas manías, existen varias muy impactantes ante nuestros ojos, como lo es el canibalismo, las orgías, el secuestro, las guerras, entre otras más. Y por más impresionante que sea, esta es la realidad actual, la realidad que vivimos día a día.  Pero, aunque parezca una locura, estos indios podían ser personas más civilizadas, organizadas y con más conciencia que nosotros, ya que el protagonista haciendo el papel de espectador nos cuenta como veían estas personas dichos actos que nosotros vemos repugnantes pero que, aun así, teniendo el conocimiento de las consecuencias los repetimos constantemente y no hacemos nada para acabarlo, ya que lo concebimos como algo normal, pero sabemos que son actos deplorables, esto, nos hace más inhumanos; el problema es que no nos damos cuenta de que en realidad vivimos esclavizando y siendo esclavos en la miseria social, no logramos ver los efectos venenosos de la competitividad, la precariedad, y es hasta cómico, pero también en los derechos sociales, que muchas veces actúan como arma de doble filo.

Los indígenas veían estas situaciones como una forma de sanar y purificar, veían la guerra como expediciones, “Esas expediciones eran más bien de caza que de guerra. Y los indios eran más cazadores que guerreros, porque a las expediciones las motivaba la necesidad y no el lujo sangriento que origina toda guerra. Ellos, sin embargo, compadecían a los pueblos guerreros y parecían considerar la propensión a la guerra como una especie de enfermedad. Parecían concebir la guerra como un gasto inútil, una mala costumbre de criaturas irrazonables. (El entenado, pág. 139). Este fragmento del libro nos deja mucho para pensar, ya que nosotros percibimos el conflicto inconscientemente como una oportunidad de tener el poder, y así esclavizar a los que nos rodean.

En el caso del canibalismo “[...] comer carne humana no parecía ser tampoco una costumbre de la que se sintiesen muy orgullosos, lo prueba el hecho de que nunca hablaban y de que incluso parecían olvidarlo todo el año hasta que, más o menos por la misma época, volvían a empezar” (El entenado, pág.155). En el inicio del libro, el protagonista nos narra con mucha tranquilidad como descuartizaban, preparaban y cocinaban la carne de sus compañeros de viaje, incluso comenta que le entraban ganas de saborear esa carne, ya que el olor era muy agradable, luego de esto, los indios enfermaban, pero según se percibe, era para liberarse  “[...] cuando empezaban a masticar, el malestar crecía en ellos, era porque esa carne debía tener, aunque no pudiesen precisarlo, un gusto a sombra exhausta y a error repetido. Sabían, en el fondo, que como lo exterior era aparente, no masticaban nada, pero estaban obligados a repetir, una y otra vez, este gesto vacío para seguir, a toda costa, gozando de esa existencia exclusiva y precaria que les permitía hacerse la ilusión de ser en la costra de esa tierra desolada, atravesada de ríos salvajes, los hombres verdaderos” (El entenado, pág.156). Si analizamos este fragmento, algo muy similar pasa en la actualidad ya que, si tomamos el papel de explotadores, después de hacer algo que llamaríamos “malo” nos entra una especie de culpa, de vacío, pero aun así lo repetimos, a diferencia de los indios, que, en su barbarie, se dieron cuenta que la solución no es comerse entre ellos mismos, como lo hacemos nosotros, “Los indios empezaron a sentirse los hombres verdaderos cuando dejaron de comerse entre ellos. Algo distinto de acecho mutuo los transformó. No se comían, y se volvían hacia el exterior, formando una tribu que era el centro del mundo” (El entenado, pág.157).  Esto nos deja a entender lo organizados que eran, lo unidos que estaban, y la claridad que tenían referente a los actos, ya que “todo acto, por mínimo que fuese, entraba en un orden preestablecido”. 

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