ANTOLOGÍA DE LA NARRATIVA CONTEMPORÁNEA S.XX Y S.XXI
ArrolladoraOrtiz20 de Octubre de 2013
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AL FILO DEL AGUA
Novela publicada en 1947. Narra los episodios del primer año(1910) de la revolución mexicana de una pequeña aldea de mujeres en duelo, consoladas por el calor solidario del sol, del que gozan los hombres.
La aldea y sus habitantes, llevan una vida doble, dividida en lo que es bueno y en lo que es malo, entre la luz y las tinieblas, entre lo que se permite y lo que se prohíbe, entre la armonía y la tranquilidad de las apariencias y el tormentoso oleaje de los sentimientos.
En ese ambiente se desarrollan los conflictos de “Al filo del Agua”, expresión popular que
Traduce; la inminencia de un de un acontecimiento.
Conflictos cotidianos de mujer que se debate entre el amor consumado o el sufrido honor; el padre Dionisio que apoya los motivos de la rabia popular y a mismo tiempo pide calma y resignación para favorecer sus propios intereses. Al final. El padre Dionisio golpea su pecho porque su misión, ha sido un total fracaso.
El sentimiento de religiosidad y superstición del pueblo, es un aspecto importante que toca el autor en la caracterización de la aldea, y en lo particular, personajes violentos, neuróticos y el cumplido erotismo de sus vidas, Agustín Yánez siente alegría por la descripción lírica, de hechos populares, una fiesta, una misa, un acto amoroso, que le da belleza a la obra.
No ocurre igual si permite que su pluma se explaye por el campo narrativo, pues tiene el riesgo de caer en una verbosidad execiva que llena de pesadez la novela, emplea formas modernas, el monologo interior (directo e indirecto), el soliloquio, el dialogo cargado de metáforas, etc. Para reafirmarse en su objetivo de reflejar la conciencia de una realidad (la subconciencia) y no una simple y escueta realidad.
BIOGRAFIA DE AGUSTÍN YÁÑEZ
(Guadalajara, 1904 - México, 1980) Narrador y ensayista mexicano, figura clave en el desarrollo de la narrativa nacional, sobre todo por Al filo del agua, novela que marcó un antes y un después.
Realizó estudios en Guadalajara, su ciudad natal. Posteriormente viajó a la capital del país para ingresar a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma. Participó activamente en política y desempeñó importantes puestos públicos, entre ellos gobernador de Jalisco entre 1953 y 1959, y secretario de Educación Pública de 1964 a 1970. Este último cargo le permitió realizar valiosas reformas en el sistema educativo mexicano.
Su obra está compuesta por novelas, cuentos, ensayos y crítica literaria. Entre sus libros más conocidos se encuentran Al filo del agua (1947), La tierra pródiga (1960), Las tierras flacas (1962), Ojerosa y pintada (1960), Tres cuentos (1964) y Las vueltas del tiempo (1975). En 1973 fue galardonado con el Premio Nacional de Letras.
Tanto sus novelas como sus relatos se inscriben dentro de la gran corriente realista que caracterizó a la narrativa mexicana a finales del siglo XIX y principios del XX, y que incluye a figuras como José Tomás de Cuéllar, M. Payno, Heriberto Frías y M. Azuela. Sin embargo, Yáñez supo enriquecer esta corriente al integrar muchos de los recursos técnicos y estilísticos de la vanguardia europea y estadounidense de su época.
Produjo así una obra tradicional e innovadora a la vez, cuya original prosa pone de manifiesto la búsqueda de nuevas posibilidades expresivas. Al filo del agua está considerada, junto a Pedro Páramo de J. Rulfo y Los de abajo de Mariano Azuela, una de las mejores novelas mexicanas del siglo XX. Se ubica en un pueblo de Jalisco, en vísperas de la Revolución, y presenta una serie de acciones simultáneas y relacionadas que muestran la vida cotidiana en el lugar y la manera en que ésta se ve alterada por el movimiento armado.
El título alude al momento en que está a punto de estallar una tormenta y, metafóricamente, al momento histórico que precedió al estallido de la Revolución mexicana. Este tiempo de espera cargado de tensión es descrito mediante una serie de cuadros que ahondan en lo más profundo de las obsesiones que se viven en una pequeña población. Especialmente, aparece una concepción morbosa de la religiosidad, en su relación ambigua y represiva con el sexo.
Es importante la técnica narrativa empleada por el autor, que constituye la primera ruptura con la novela tradicional. El monólogo interior, sobre todo, ocupa un lugar principal en la economía de la novela. Durante los años siguientes, Yáñez intentó ensanchar esta visión realizando una panorámica del México contemporáneo, si bien no logró alcanzar los extraordinarios resultados de Al filo del agua. En La tierra pródiga (1960) Yáñez replantea, con recursos estilísticos nuevos, el dilema de civilización o barbarie, mientras que el dilema del campesino enfrentado a la tecnología incorporada al campo lo trata en Las tierras flacas (1962).
LA CONDICION HUMANA
Así termina “La condición humana” de Malraux, no es una obra filosófica, es sobre todo un texto humano, no es una obra épica sobre el Kuomintang ni el Partido Comunista Chino, describe lo que nos humaniza a pesar de nosotros mismos, sin alardes, sin más pretensiones que decir sobre lo fundamental de nuestras vidas, lo humano.
Gisors le cogió una mano.
–Ya conoce usted la frase: «Se necesitan nueve meses para hacer un hombre, y un solo día para matarlo.» Lo hemos sabido tanto como puede saberse, el uno y el otro... May, escúcheme: ¡no se necesitan nueve meses; se necesitan cincuenta años para hacer un hombre; cincuenta años de sacrificio, de voluntad, de... tantas cosas! Y, cuando ese hombre está hecho; cuando ya no queda en él nada de la infancia ni de la adolescencia; cuando, verdaderamente, es un hombre, no sirve más que para morir.
Ella le miraba, aterrada; él contemplaba las nubes.
–He querido a Kyo como pocos hombres quieren a sus hijos: usted lo sabe...
Retenía la mano de May; la atrajo hacia él y la tomó entre las suyas.
–Escúcheme: hay que amar a los vivos, y no a los muertos.
–No voy a Moscú para amar.
Gisors contemplaba la bahía magnífica, saturada de sol. Ella había retirado su mano.
–En el camino de la venganza, mi buena May, se encuentra la vida...
–No es una razón para llamarla.
Se levantó y le dio la mano, en señal de despedida. Pero él le tomó el rostro entre las manos y lo besó. Kyo la había besado así, el último día, exactamente así, y nunca, desde entonces, las manos de nadie habían vuelto a tomar su cabeza.
–Apenas lloro ya –dijo May, con amargo orgullo.
La condición humana pasa, pues, según vemos, por la aceptación de las propias limitaciones y por la renuncia a la búsqueda del absoluto, puesto que la aspiración que nos lleva a él nos aleja de los demás hombres y, por ende, de nuestra propia circunstancia humana. Claro que ello no implica, ni mucho menos, renunciar a la individualidad para sumergirse en la masa anónima; por el contrario, esta sería también otra vía hacia el absoluto, la vía de Katow, que a pesar de sus virtudes acaba errando el camino, puesto que un colectivo humano sin individuos (el del sueño comunista) carece igualmente de sentido.
Además, los hombres son, quizá, indiferentes al poder… Lo que les fascina ante esa idea, ya ve usted, no es el poder real; es la ilusión del buen placer. El poder del rey es gobernar, ¿no es cierto? Pero el hombre no tiene deseo de gobernar: siente el deseo de dominar; usted lo ha dicho. De ser más que hombre, en un mundo de hombres. Escapar a la condición humana, le decía yo. No poderoso, sino todopoderoso. La enfermedad quimérica cuya justificación intelectual no es más que la voluntad de potencia, es la voluntad de deidad: todo hombre sueña con ser un dios.”
BIOGRAFÍA DE FRANÇOIS MALRAUX
(París, 3 de noviembre de 1901 - Créteil, 23 de noviembre de 1976), novelista, aventurero y político francés. Personaje representativo de la cultura francesa que giró en torno al segundo tercio del siglo XX, en su vida se confunden los elementos novelados del escritor con la expresión del hombre público, la propaganda del político y la realidad de los hechos históricos que vivió. Esta mezcolanza ha llevado a alguno de sus críticos, como el biógrafo Olivier Todd a considerar a Malraux el primer escritor de su generación que logró edificar de una manera eficaz su propio mito.
André padecía el Síndrome de Tourette, una afección que provocaba las características muecas, guiños y tics que tanto le distinguieron en vida durante sus apariciones públicas y entrevistas.
Nacido Georges-André Malraux, su padre, Fernand, era un agente de bolsa apasionado por los inventos y la mecánica, que primero abandonó a su familia, hecho que le marcó. Se casaría otra vez, teniendo dos hijos Roland y Claude Malraux y posteriormente en se suicidó. André pasó una infancia acomodada en Bondy, suburbio de clase media en las afueras de París, en compañía de su madre Berthe, su tía y su abuela quienes regentaban una pastelería. A pesar de no sufrir estrecheces económicas y de disponer de una educación privada y un reducido grupo de buenos amigos, el escritor resumió en las primeras líneas de sus Antimemorias aquella etapa de su vida: casi todos los escritores que conozco recuerdan con cariño su infancia, yo odio la mía.
Abandona los estudios a los 18 años y se instala en París. Su formación es autodidacta. No cursa estudios universitarios, aunque frecuenta la Escuela de Lenguas Orientales,
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