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Antecendentes Filosoficos


Enviado por   •  16 de Octubre de 2014  •  9.083 Palabras (37 Páginas)  •  238 Visitas

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Capítulo 1

ANTECEDENTES FILOSÓFICOS DE LA PSICOLOGÍA CONTEMPORÁNEA

Decía Ebbinghaus, uno de los precursores de la psicología experimental, que la psicología tiene un largo pasado pero una historia corta. Hoy, la historia de la psicología es casi cien años más larga que cuando Ebbinghaus escribía esto, pero la frase no ha perdido un ápice de actualidad. La psicología sigue contando entre las ciencias jóvenes, pero los asuntos de que se ocupa son tan antiguos como el pensamiento humano. En este capítulo vamos a analizar brevemente este largo pasado.

Si podemos establecer una clara relación de continuidad entre el pasado filosófico de nuestra disciplina y la psicología contemporánea es por el hecho de que existen algunas preguntas fundamentales que han aglutinado los intereses de las dos disciplinas en su desarrollo histórico. El número de preguntas que podrían citarse es prácticamente infinito, pero me voy a permitir resumirlas en dos.

La primera de ellas se relaciona con el problema del conocimiento, y podría enunciarse así: ¿proviene nuestro conocimiento esencialmente de los sentidos o de nuestras capacidades de razonamiento? Es decir; ¿sabemos lo que es un pájaro a través de nuestra observación del mundo o mediante la reflexión? Ya veremos que esta cuestión es más compleja de lo que aparenta. Los pájaros no vienen con etiquetas que denoten su cualidad de animales de sangre caliente, su posibilidad de volar; o su interés por los melocotones maduros, pero nosotros se las atribuirnos. La cuestión sobre el conocimiento tiene varios corolarios. Aunque en principio parezca algo distante el problema del innatismo (¿hasta qué punto nacemos equipados con el conocimiento y las capacidades necesarias, y en qué medida las aprendemos?) está íntimamente relacionado con la pregunta anterior. El innatismo está en la esencia del racionalismo y el ambientalismo en la del empirismo. Si no somos capaces de adquirir el conocimiento por aprendizaje asociativo, hemos debido nacer con él en alguna medida.

La segunda cuestión es lo que se conoce como problema mente-cuerpo. ¿Son la mente y el cuerpo dos entidades esencialmente distintas? En esto se han dado respuestas de muy diversa índole desde la filosofía, y a las distintas escuelas psicológicas subyacen generalmente unas u otras concepciones. Desde los que piensan que la mente es una mera manifestación del cuerpo físico, y que no merece ser estudiada independientemente, hasta los que consideran que la mente y el cuerpo son esencialmente autónomos. Así como quienes consideran que el mundo físico no es un objeto de estudio posible y que debemos limitarnos al análisis de la mente.

En este primer capítulo nos centraremos en estas dos cuestiones a lo largo del trabajo de los principales filósofos que se han ocupado de estos temas. Veremos que su labor se ha visto reflejada en posteriores escuelas de psicología. Es importante hacer notar que hablamos de psicólogos cuando nos referimos a los autores posteriores al nacimiento de la psicología como disciplina independiente. No obstante, los filósofos que se ocuparon del estudio de la mente y las capacidades intelectuales humanas nunca dudaron de que estaban haciendo psicología y, la verdad, es que nosotros tampoco tenemos motivos para hacerlo.

EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO

Supongamos que un terrorista hace estallar un explosivo en el interior de un avión. En la investigación de los hechos, la policía podría barajar dos hipótesis principales: que el terrorista traía consigo el artefacto; o que estaba en el avión cuando él llegó. Cada una de ellas plantea sus problemas. Cómo es posible que una persona pasara los controles del aeropuerto con un explosivo. O cómo encontró el explosivo el terrorista en el avión si es que él no le había puesto allí (y quién lo había puesto). Las dos respuestas más habituales a la cuestión principal de la teoría del conocimiento son similares a estas dos hipótesis policiales: el conocimiento estaba ya en nuestra mente cuando vinimos al mundo (racionalismo-innatismo), o lo obtenemos del mundo exterior (empirismo-ambientalismo). Como veremos, cada una entraña sus propios problemas. Pero hay una tercera más compleja. Sería algo así como plantear que el terrorista tenía las suficientes habilidades como para construir el explosivo con los elementos que podía encontrar en el avión. Es la hipótesis constructivista que analizaremos en el pensamiento de Kant.

DOS PUNTOS DE VISTA CLÁSICOS

Pronto se encontró la filosofía con un problema que no habría de resolver de forma satisfactoria en todos sus siglos de historia. Platón (428/7-347 a.C.) lo expresó de forma clara, y lo resolvió a su manera. Para él, la experiencia no era suficiente para justificar el conocimiento que tenemos los seres humanos sobre el mundo. Porque nuestro conocimiento incluye universales que nunca hemos podido encontrar en el mundo real. Por ejemplo, todos sabemos lo que es un perro, y podemos aplicar este sustantivo a una serie de animales particulares (a Toby, a Lassie, incluso a Snoopy). La palabra «perro» pervive por encima de las características de cada uno de ellos, e incluso podría seguir existiendo cuando hubiesen muerto todos los perros del mundo. Es más, somos capaces de aplicar este sustantivo sin dificultad alguna a ejemplares que vemos por primera vez. Es decir, el significado de la palabra «perro» no está contenido en los ejemplares particulares, sino que es una idea intangible. El mero hecho de que una serie de objetos particulares compartan un nombre común justifica la existencia de una idea o forma que les da sentido de unidad en nuestro entendimiento.

Las ideas platónicas tienen ciertas propiedades metafísicas. La idea de perro representaría el perro ideal, sin correspondencia con ningún ejemplar en particular. Estas ideas son innatas en el hombre, y han sido establecidas por Dios. Paradójicamente, sólo la idea de perro es real. Los perros que nos encontramos por el mundo son sólo aparentes: meros reflejos imperfectos de la esencia que los caracteriza.

La doctrina platónica de las ideas se basa en algunos argumentos presocráticos de naturaleza metafísica (especialmente Heráclito, Parménides y los pitagóricos), y en ella se encuentra el fundamento de las explicaciones racionalistas posteriores. Desde luego en Platón encontramos la esencia del racionalismo: el mundo real no es la base del conocimiento, sino un mero reflejo de éste.

También se debe a Platón la caracterización de los elementos irracionales de la mente. Estos componentes serían los afectos y los apetitos. Afortunadamente, en la parábola

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