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Clase 4 – El argumento de Descartes


Enviado por   •  30 de Marzo de 2020  •  Documentos de Investigación  •  1.214 Palabras (5 Páginas)  •  98 Visitas

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Clase 4 – El argumento de Descartes

(El siguiente argumento fue extraído del libro “Meditaciones Metafísicas””)

El argumento de los sentidos:

Descartes comienza sospechando sobre nuestros sentidos (el tacto, el gusto, el oído, el olfato y la vista), ya que muchas veces nos ha pasado de confundirnos cuando los usamos: por ejemplo, cuando de lejos vemos venir a alguien y pensamos que es un amigo, pero al final era un desconocido; o cuando creemos escuchar algo y en realidad no hay nada:

“Ciertamente, todo lo que hasta ahora he admito como lo más verdadero lo he recibido de o por medio de los sentidos; pero he descubierto que éstos me engañan a veces, y es prudente no confiar del todo en quienes nos han engañado, aunque sólo fuera una vez.”

Aun así, admite que aunque muchas veces los sentidos nos hagan equivocarnos, hay otras de las que parece que no puede haber error, como por ejemplo, que ustedes están leyendo esto, o que tienen un cuerpo:

“Sin embargo, aunque los sentidos nos engañan a veces sobre ciertas cosas muy pequeñas o muy alejadas, quizá haya otras muchas de las que no se puede dudar aunque procedan de ellos; como, por ejemplo, que yo estoy aquí ahora, sentado junto al fuego, vestido con una bata, con este papel entre las manos, y cosas semejantes.”

El argumento del sueño:

Acto seguido, entiende que incluso esta sensación que tengo de estar leyendo, de tener cuerpo, ojos, etcétera, esta misma sensación la he experimentado también cuando estoy durmiendo. Entonces, ¿cómo puedo estar seguro que en este momento no estoy soñando, cuando muchas veces confundí el sueño con algo real? Ya que las sensaciones entre estar despierto y estar soñando son muy parecidas, y, en la opinión de Descartes, no se pueden distinguir:

“Ahora bien, soy un hombre y, como tal, suelo dormir y representarme en sueño las mismas cosas (…). Con todo, recuerdo haberme engañado otras veces en sueños con pensamientos semejantes; y al considerar esto más atentamente, me parece tan evidente que la vigilia no puede distinguirse nunca del sueño con indicios ciertos que me quedo estupefacto y este mismo estupor casi me confirma en la opinión de que estoy soñando.

Sin embargo, incluso aunque no tenga forma de saber si la vida en un sueño, o estoy realmente despierto, hay verdades que van más allá de estar soñando o estar en vigilia: son verdades que indican que hay algo real, como las verdades matemáticas: 2 + 2 es igual a 4 así sueñe o no:

“Aunque esas cosas generales, a saber, ojos, cabezas, manos y otras semejantes, puedan ser imaginarias, hay que admitir que son verdaderas algunas otras más simples y universales que éstas (…) Pues, tanto si estoy despierto como si duermo, dos y tres suman cinco, y un cuadrado no tiene más que cuatro lados”

El argumento del genio maligno

Por último, Descarte pone en duda que hasta estas verdades matemáticas o geométricas que indican que hay algo real, sean también falsas: ¿no es posible pensar que hay un Dios que nos esté engañando todo el tiempo? Tal vez sea un Dios cruel que nos haga vivir en un engaño constante, haciéndonos creer que un cuadrado tiene cuatro lados, o que 1 más 1 es 2, y tal vez esto no sea así, y no haya nada real:

“¿cómo sé que Dios no ha hecho que yo mismo me equivoque de la misma manera cada vez que sumo dos y tres, o enumero los lados de un cuadrado, o en algo aún más fácil si es que puede imaginarse? (…) Supondré que cierto genio maligno, tan sumamente astuto como poderoso, ha puesto toda su industria en engañarme: el cielo, el aire, la tierra, los colores, las figuras, los sonidos y todas las cosas externas no son diferentes de los engaños de los sueños. Me consideraré a mí mismo como si no tuviera manos, ni ojos, ni carne, ni sangre, ni sentido alguno…”

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