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Criterios estratégicos.


Enviado por   •  13 de Agosto de 2012  •  Tesis  •  2.580 Palabras (11 Páginas)  •  353 Visitas

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1. Introducción.

Obra maestra de la estrategia; escrita por Sun Tzu originario del Estado de Chi. Fue escrita entre 400 ac y 320; Gracias al arte de la guerra Sun Tzu fue recibido en audiencia por Hu Lu, rey de Wu.para organizar sus tropas en vista que se aproximaba una guerra.

Esta obra deja ver la inteligencia de Sun Tzu. Para organizar las tropas aprovechar el terreno el clima; explotar las capacidades del líder así como la doctrina y la disciplina de las tropas. En ella explica al detalle los preparativos previos a la guerra: estrategias de engaño, disposición de las tropas en el campo de batalla, armamento necesario, estrategias de combate, etc. Como poder llegar a vencer al enemigo sin tener que desempeñarse al enfrentamiento cara a cara: simplemente imponiendo una moral dominante, infundiendo el miedo al enemigo para así poder vencer sin llegar a la batalla.

2. Presentación de la lectura

Capítulo I. Criterios estratégicos.

La guerra es importante para el Estado; el dominio de la vida o de la muerte, el camino hacia la supervivencia o la aniquilación. Por eso es indispensable estudiarla, evaluarla en función de 5 factores fundamentales; El primero es el camino (la doctrina); el segundo, el clima; el tercero, el terreno; el cuarto, el líder; y el quinto, la disciplina. Estos deben de ser dominados y vencer.

Por lo tanto, al trazar los planes, han de compararse los siguientes siete criterios, valorando cada uno con el mayor cuidado: Así se podrá apreciar las ideas esenciales.

¿Qué general es más sabio y capaz?; ¿Qué general posee el mayor talento?; ¿Qué ejército obtiene ventajas de la naturaleza y el terreno?; ¿En qué ejército se observan disciplina?; ¿Qué ejecito es más fuertes?; ¿Qué ejército tiene oficiales y tropas mejor entrenadas?; ¿Qué ejército recompensa y castiga de forma más justa?

El arte de la guerra está basada en el engaño.

Capítulo II. En medio de la batalla.

Continuar por mucho tiempo una batalla, desanimará a tus tropas aunque estés ganando. Agotarás tus fuerzas y tus suministros. Cuando las tropas están desanimadas, agotadas y tus suministros son escasos, tú misma gente se aprovechara de tu debilidad y se sublevara; una guerra prolongada no da provecho a ningún país. Por eso dice, sé rápido como el trueno que retumba antes de que hayas podido taparte los oídos, veloz como el relámpago que relumbra antes de haber podido pestañear.

Si tomas armas de tu propio país, pero quitas los alimentos al enemigo, estarás bien abastecido de armamento y de provisiones. Cuando un país se empobrece a causa de la guerra, se debe al gasto transporte de provisiones desde lejos.

Ser magnánimo y dar buena atención a los prisioneros para que estos se vuelvan aliados y luchen contra su propio ejército. Lo más importante en una guerra es la victoria y no las operaciones prolongadas.

Capítulo III. Planificación del asedio.

La mejor política es la de tomar el Estado intacto; destruirlo es lo peor .Capturar al ejército enemigo es mejor que aniquilarlo De modo que es mejor atacar mientras los enemigos están proyectando sus planes y deshaz sus alianzas. No atacar bajo la ira y tomarse el tiempo no menos de tres meses en planificación y coordinación de recursos

Además; si tus fuerzas son diez veces superiores, rodéalo; si son cinco, atácalo; si son dos, divídelos; si son iguales en fuerza puedes entablar combate. Cuando numéricamente estas por debajo, retírate. Si tus fuerzas están en orden mientras que las suyas están en el caos, si tus fuerzas están con ánimo y ellos desmoralizados, entonces, aunque sean más numerosos, puedes entrar en batalla.

Si uno se conoce y conoce al enemigo no correrá ningún peligro y ganara. Si no lo conoce pero si se conoce uno mismo puede vencer o no pero si no se conoce uno mismo y no conoce al enemigo perderá

Capítulo IV. Orden de la batalla.

En tiempos antiguos los guerreros hábiles comenzaban haciéndose invencibles y luego esperaban que el enemigo fuera vulnerable. Hacerte invencible significa conocerte a ti mismo; aguardar para descubrir la vulnerabilidad del adversario significa conocer a los demás. La invencibilidad depende de uno mismo, la vulnerabilidad del enemigo; prever la victoria cuando cualquiera la puede conocer no constituye verdadera destreza. La victoria sobre los demás obtenidas por medio de la batalla no se considera una buena victoria. Los buenos guerreros toman posición en un terreno en el que no pueden perder, y no pasan por alto las condiciones que hacen a su adversario proclive a la derrota. Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; es la diferencia entre los que tienen estrategia y los que no.

Cinco son las reglas militares: medición, valoración, cálculo, comparación y victoria. El terreno da lugar a las mediciones, éstas dan lugar a las valoraciones, las valoraciones a los cálculos, éstos a las comparaciones, y las comparaciones dan lugar a las victorias.

Capítulo V. La fuerza.

Gobernar sobre muchas personas como si fueran poco es una cuestión de dividirlas en grupos: es organización. Batallar contra un gran número de tropas como si fueran pocas es una cuestión de coordinar la fuerza, atreves de símbolos y señales.

La posibilidad, para el ejército, de sostener el ataque del enemigo sin ser derrotado queda asegurada por las operaciones ortodoxas y heterodoxas. El ataque directo es la ortodoxa; la que lo ataca de flanco es la heterodoxa. Por regla general, en batalla, utiliza la ortodoxa para entablar combate y la heterodoxa para alcanzar la victoria. Ambas se originan recíprocamente, como un círculo sin comienzo ni fin.

El experto en el arte militar planifica y confunde al enemigo atreves del engaño fingiendo desorden pero para convencer a tus adversarios y distraerlos, primero tienes que organizar el orden, solo así puedes crear un desorden artificial. También cuando un ejército logra colocarse en una situación favorable, el cobarde se vuelve valiente, cuando pasa a ser una situación desesperada, incluso el valiente se convierte en cobarde. Cuando hay entusiasmo, convicción, orden, organización, recursos, compromiso de los soldados, tienes la fuerza del ímpetu, y el tímido es valeroso; es posible asignar a los soldados por sus capacidades, habilidades y encomendarle deberes y responsabilidades adecuadas.

Capítulo VI. Vacio y lleno

Los que anticipan,

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