Deontología y ética

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Teoría del hacer. Comprendida como aquella rama fundamental de la Filosofía que trata del Bien y del fundamento de sus valores, enmarcando el conjunto de normas morales que rigen la conducta humana de acuerdo a las costumbres, formulando principios y normas que se reflejan en valores morales los cuales son beneficiosos para las personas. Es teórica, abstracta, racional, parte de una reflexión individual y depende de las elecciones voluntarias y conscientes, además de tener la pretensión de ser universal y tener verdades absolutas.  [pic 4][pic 5]

Teoría del ser. Conjunto de principios, criterios, normas y valores que dirigen nuestro comportamiento. Trata de las acciones humanas en lo referente a la virtud. Parte de la forma en la que somos criados y posee un carácter aplicado a la práctica, además de sostener reglas de comportamiento para la vida cotidianas. Parte de ideas compartidas sobre lo bueno y lo malo del hacer y proceder, aunque varia en función de cada sociedad. [pic 6][pic 7]

Teoría del deber. Tratado de los deberes aplicado a las distintas profesiones. Parte de la ciencia de la conducta humana que realiza, justifica y analiza los principios éticos, a fin de que la conducta del profesional pueda considerarse adecuada.[pic 8][pic 9]

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Del latín dos temas

Es una situación conflictiva relacionada a tener que elegir entre dos alternativas distintas en la cual la obediencia a una de ella, implicaría la trasgresión de la otra.

Tiene que ver con lo correcto (es decir lo ético) y lo responsable (lo moral) y puede traer consecuencias indeseables.

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Las virtudes cardinales o también llamadas virtudes morales son aquellas virtudes que son esenciales para las relaciones humanas y el orden social. Reciben su nombre de la palabra latina “cardo”, que quiere decir principal o fundamental. Así, se entiende que las virtudes cardinales son aquellos valores principales y fundamentales.

Se entiende por virtud a aquella disposición firme y habitual hacia el Bien. Esta nos permite realizar actos buenos, entre ellas se puede encontrar: 

PRUDENCIA: Es la virtud de actuar de forma justa, adecuada y con cautela. Consiste en saber discernir desde el ejercicio de la razón, pudiendo distinguir lo bueno de lo malo. Es la virtud primera, la puerta de entrada que nos permite acceder al ejercicio de las demás virtudes.

TEMPLANZA: Es la virtud moral que regula la atracción por los placeres, y procura el equilibrio en el uso y disfrute de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la solidaridad. Se refiere al dominio, principalmente, del gusto y del tacto, que son los dos sentidos más afines con esta virtud, que impone la razón, de forma que el ser Humano se guíe por la moderación y no sea esclavo de los placeres sensibles. Tiene que ver con el gesto que solían tener los latinos de echar un poco de agua al vino, al fin de suavizar su efecto y evitar que el bebedor llegue a perderse en su embriaguez.

FORTALEZA: Es la virtud que da valor al alma para poder afrontar con coraje y vigor los riesgos, moderando el ímpetu de la audacia. Consiste en vencer el temor, trascendiendo la cobardía, pero a su vez evitando caer en la temeridad y en la posibilidad de ser extremadamente imprudente para así poder perseverar en una obra buena hasta el final. Tiene que ver con la conciencia de los propios alcances y límites a nivel moral; ser consciente de lo que puedo asumir, y dejar ir aquello que puede hacerme perder en el vicio.

JUSTICIA: Si alcanzamos un comportamiento virtuoso desde el ejercicio de las virtudes anteriores, podremos alcanzar la justicia, entendida como el principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. La justicia es principio fundamental de la existencia y coexistencia de los hombres, como asimismo de las comunidades humanas, de las sociedades y los pueblos. Platón describe la justicia como la virtud que funda y preserva las demás, porque sólo cuando alguien comprende la justicia puede conseguir las otras tres virtudes, y cuando alguien posee todas las cuatro virtudes, es la justicia que las mantiene todas juntas.

Estas virtudes, asociadas también a las virtudes teologales que son la FE, la ESPERANZA y la CARIDAD  son punto de referencia para la orientación de la conducta de la persona hacia una plena humanización, así como hacia la construcción de una sociedad más justa y sana.

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Para Sócrates el buen vivir tenía que ver con la virtud y hacer las cosas bien en base a la bondad y la justicia, ya que para él el peor castigo era el mal proceder. El vivir bien estaba relacionado al ejercicio constante de virtud, que a su vez purificaba el alma.

Sócrates tenía una creencia sobre el carácter divino del alma y su inmortalidad, la cual permitía sugerir que en la otra vida de un hombre justo este encontraría un premio por su buen vivir.[pic 21]

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Para Aristóteles había dos grupos de virtudes: morales, éticas o de carácter las cuales son el resultado de la obediencia impuesta por la razón a los instintos que vine de la parte práctica de la misma, constituyendo el término medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por defecto, destacando tres virtudes morales: [pic 22][pic 23][pic 24][pic 25][pic 26]

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