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Diagnóstico DIAGNÓSTICO. Técnicas de estudio


Enviado por   •  22 de Marzo de 2020  •  Ensayos  •  1.569 Palabras (7 Páginas)  •  133 Visitas

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MATERIA: FILOSOFÍA

CURSO: 6° año

MAIL INSTITUCIONAL: mdossena@fatima-trinidad.com.ar

FECHA DE ENTREGA: 26/3/2020

TEMA: Diagnóstico

DIAGNÓSTICO. Técnicas de estudio

  1. Consignar los datos de contextualización del texto: autor, obra, lugar y fecha de edición
  2. Realizar una lectura rápida del texto centrando la atención en marcas textuales (marcas gráficas, título)
  3. Establecer el tema general del texto
  4. Volver a leer el texto detenidamente. Subrayar la idea principal de cada párrafo y resaltar con amarillo los conectores
  5. A partir de las ideas principales realizar un resumen
  6. Responder las siguientes preguntas de comprensión:
  1. En sentido amplio, ¿qué significa saber? Y ¿qué tipos de saber distingue el autor?
  2. ¿Qué características tiene el saber vulgar?
  3. Explica con tus palabras que entiendes por asistematicidad
  1. Resaltar con rosa los conceptos principales o “palabras claves” de cada párrafo
  2. Realizar un mapa conceptual

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Carpio, A. (2004). La filosofía como crítica universal y saber si supuestos. En Principios de filosofía. Buenos Aires: Gedisa.

El saber vulgar

Conviene en este punto que nos detengamos para establecer algunos caracteres del conocimiento filosófico y sus diferencias con el científico. Para ello se comenzará por considerar las principales formas de "saber", término que ya ha sido empleado repetidas veces.

La palabra "saber" tiene sentido muy amplio; equivale a toda forma de conocimiento y se opone, por tanto, a "ignorancia". Pero hay diversos tipos o especies de saber, que fundamentalmente se reducen a dos: el ingenuo o vulgar, y el crítico[1].Si bien de hecho se dan por lo general imbricados el uno con el otro, el análisis puede separarlos y considerarlos como tipos puros, siempre que no se olvide que en la realidad de la vida humana concreta se encuentran íntimamente ligados y sus límites son fluctuantes. El saber vulgar o ingenuo es espontáneo: se

va acumulando sin que nos propongamos deliberada o conscientemente adquirirlo; se lo va logrando a lo largo de la experiencia diaria. Por ejemplo, el saber que tenemos acerca del manejo del interruptor de la luz; o acerca de qué vehículo puede llevarnos hasta la Plaza de Mayo; o acerca de las causas de la política de tal o cual gobierno. Se trata entonces del saber que proviene de nuestro contacto cotidiano y corriente con las cosas y con las personas, el que nos trasmite el medio natural -el saber del campesino se refiere en general a cosas diferentes de aquellas a que se refiere el saber propio de quien vive en la ciudad- y el medio social -lo que se nos dice oralmente, o mediante los periódicos, la radio o la televisión. La primera característica del saber ingenuo, pues, es su espontaneidad, el hecho de que se constituya en nosotros sin que tengamos el propósito deliberado de lograrlo. En segundo lugar, se trata de un saber socialmente determinado; se lo comparte en tanto se forma parte de una comunidad dada y por el solo hecho de pertenecer a ella. Por lo mismo que es espontáneo, está dominado por la sociedad respectiva y por las pautas que en ella rigen; nuestro saber vulgar es así diferente del que es propio de los naturales del Congo o del que tuvieron los hombres de la Edad Media. En la medida en que en cada circunstancia social ese saber tiene cierta estructura y contenidos comunes, suele hablarse de "sentido común": el común denominador de los conocimientos, valoraciones y costumbres propios de una sociedad determinada (así nos dice el "sentido común" que el negro es lo propio del duelo, pero hay sociedades donde el luto se expresa con el blanco).

El saber vulgar está todo él traspasado o teñido por factores emocionales, es decir, extrateóricos, que por lo general impiden representarse las cosas tales como son, sino que lo hacen de manera deformada. Piénsese, por ejemplo, en los prejuicios raciales, según los cuales el solo color de la piel sería índice de defectos o vicios determinados. De manera que se trata aquí de un saber de las cosas en función de los prejuicios, temores, esperanzas, simpatías o antipatías del grupo social a que se pertenece, o propios del individuo respectivo. El saber ingenuo, pues, es subjetivo, porque no está determinado esencialmente por lo que las cosas u objetos son en sí mismos, sino por la vida emocional del sujeto. Por ello este saber difiere de un individuo a otro, de un grupo social a otro, de país a país, de época a época, sin posibilidad de acuerdo, a no ser por azar. Si se observa, no tanto el contenido, cuanto la conformación de este saber, se notará una cuarta característica: su asistematicidad. Porque el saber vulgar se va constituyendo sin más orden que el resultante del azar de la vida de cada uno o de la colectividad; se va acumulando, podría decirse, a la manera como se van acumulando los estratos geológicos, uno sobre el otro, en sucesión más o menos casual y desordenada. Y es tal desorden lo que hace que suela estar lleno de contradicciones,

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