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EL GRAN INTERCAMBIO Y APRENDIZAJE


Enviado por   •  11 de Julio de 2017  •  Síntesis  •  1.255 Palabras (6 Páginas)  •  173 Visitas

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INTERCAMBIO Y APRENDIZAJE.

Por Migaroco1

La vida de todos los seres humanos se reduce a estar en contacto con los demás seres humanos. La cotidianidad, como el conjunto de procesos subjetivos ―significados, fijaciones, amores, memorias, sueños, miedos, aspiraciones, conocimientos―, que tienen lugar en el mundo de la vida, se actualiza en el mundo intersubjetivo en el que sentidos van y sentidos vienen (significaciones, datos, inforfmaciones, bagajes), sobre todo, el sentido común.

El mundo intersubjetivo, intersubjetividad, (inter-sujetos) es intercambio e intercambio es compartir experiencias y las experiencias se comparten sobre todo con el lenguaje que objetiva lo vivido por cada uno, a solas, y por cada uno, con otros o a partir de otros. Es decir, que compartir experiencias entraña una convivencia y ésta se da porque usamos un lenguaje, porque intercambiamos significados y sentidos, desde las intenciones más escondidas de la historia e intimidad de nuestra persona o desde los acontecimientos y fenómenos de la realidad del mundo de la vida.

Este intercambio de la realidad de la vida cotidiana se presenta ante los seres humanos como un mundo intersubjetivo; algo que comparten unos con otros, con  los demás. En él se interpretan y nos definen, constantemente, unos a otros, por lo que hacen o no hacen y por lo que dicen o no dicen, de modo que la realidad social de la vida cotidiana es aprehendida y tipificada, comentada, desglosada. Y esto, por supuesto, depende de la vivencia y de las experiencias que se tengan con los demás.

Esta vivencia puede ser presencial o a distancia. En la actualidad, muchas de las prácticas sociales tienen lugar más allá de la presencia física de los interlocutores. Como en otra dimensión sin dejar de estar en contacto real. Tal dimensión se abre y se vive en internet. La “red” acerca y actualiza en forma sincrónica e inmediata los intercambios humanos. También los aportes culturales y académicos. Y en ello también va la perspectiva de cada uno, como individuo activo e interactuante en este vasto espacio de redes y relaciones.

Intercambiar, por tanto, es aprender y compartir. En las actividades religiosas, culturales, lúdicas, laborales, académicas… brotan intereses nuevos entre los individuos que se reúnen a partir de un propósito e interés original y común. Nuevos intereses recíprocos y prospectivos, por razones de afinidad, de simpatía mutua o por alguna potra razón surgen del intercambio que se da en comunidades empíricas, de costumbre o que forman parte de la actividad rutinaria de las personas.

Estas experiencias acarrean, en su significatividad, gérmenes de conexión o de rechazo. En el primer caso, prenden la chispa para la formación de agrupaciones pequeñas que, a su vez, al no haber normas o requisitos para formar parte de ellas, abren dimensiones de crecimiento o de profundización de la aceptabilidad mutua, en un principio, y la solidaridad y conjunción de intereses, en etapas subsecuentes. Todo, bajo la simple realidad de hacer algo que los une. En el segundo, es posible que una resistencia inicial dé paso a un resquicio que abra una posibilidad para que los posibles miembros de un grupo se vayan acomodando y vayan limando su rechazo inicial y disponiendo de su voluntad hacia la decisión en un sentido: el de la integración.

Experiencias reales de comunidades que se integran, de evidencias nutridas de intercambios y de posibilidades inefables de enriquecimiento humano están por todas partes. Comunidades de unas y de otras, por ejemplo, adornan y se escenifican en las manifestaciones tribales de las ciudades de hoy. Cuántas tribus no existen y aparecen todos los días en los escenarios urbanos. La juventud ejemplifica la diversidad multicromática de la manifestación de grupos de unos y de otros: de comunidades que comparten repertorios y se definen por sus intereses, con un sello distintivo y, en ocasiones, de ostentación. Prueba de ello son las modas en el vestir, en el hablar y en la proliferación de narrativas e imágenes polivalentes que surgen, protagonizan y desaparecen en in tris y se vuelven a manifestar con la intermitencia y permanencia de lo que liga y coaliga.

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