ENSAYO LUZ ENTRE CENIZAS
almayey16 de Octubre de 2012
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CAPITULO 1
Frau Augusta era el nombre de la madre de Edith Stein, Erna y otros cinco hermanos.
Hans Bibertein se convirtió en el amor platónico de Edith y ella trataba de llamar su atención, se decía a sí misma que aunque su hermana era más bonita ella era más inteligente. A pesar de todos los intentos él se convirtió en su cuñado al casarse con su hermana Erna. Esa noche en la que su hermana se casó Edith no podía concebir el sueño a pesar que durante toda la fiesta no pronunció palabra alguna. Pasado los días se decidió estudiar Filosofía y Letras pues ella pensaba que “Estamos en un mundo para servir a la humanidad, y lo lograré si realizo aquello a lo que me inclino. A pesar de que su familia le dijo que ella debía estudiar matemáticas pues ella era brillante ella tomó su decisión y la realizó, así pues pasaron los tres primeros semestres saturada de materias, además de esto ingresó a la Asociación Prusiana en favor del voto de la Mujer y a la Liga para la Reforma Escolar. Se convirtió en una mujer demasiada exigente, irónica y crítica, tanto que descalificaba sin temor a sus compañeros, pues la asqueaban sus conductas desordenadas y sus borracheras; ella pensaba que ninguno estaba a su altura de inteligencia. Era excelente alumna. Fue entonces cuando decidió partir a Breslau en el centro de Alemania para encontrar nuevos alicientes. Le tuvo que decir a su mamá que solo sería por un semestre.
Se marchó a una universidad donde la valoraran, donde conocería personas de otras ciudades que compartieran su interés por aprender.
CAPITULO 2
Después de esto Moss, un profesor que había sido alumno de Edmund Husserl, le habló de Gotinga como el paraíso de los filosóficos. Cuando le confirmaron su admisión le propuso a su mejor amiga Kathë que se fuera con ella, Edith habló con su madre pidiéndole pagara los gastos de su amiga y su madre aceptó.
Al llegar a Gotinga fue a ver a Adolf Reinach, un maestro muy apreciado por Husserl, tal como se lo había indicado el profesor Moss. Al llegar a su domicilio el profesor le preguntó que preparación tenía, a lo que ella respondió: - Estudié germanística, historia y psicología. Antes de empezar el semestre el profesor Husserl la citó al igual que al resto de sus futuros alumnos para una entrevista preliminar. Al estar de frente a un gran catedrático quien le preguntó si había leído algún libro suyo, a lo que ella respondió que sí y citó los nombres, q lo cual el profesor le encargó leyera su última obra.
Invitada por Moss empezó a asistir a la Sociedad Filosófica donde conoció a Hans Lipps, durante la primer sesión a la cual acudió todos la observaron pues había tenido el atrevimiento de empezar ella a hablar ¡Una desconocida!, habló y habló dando sus ideas y poco a poco las ganas de expulsar a esa señorita insolente disminuyeron.
En Gotinga le parecía que el tiempo corría más a prisa. En ese tiempo en la mayoría de las facultades ningún judío podía llegar más allá del rango de profesor asistente. Un día le dijeron a Edith que tal vez sus ansias de sabiduría se debían a su falta de religiosidad. Pensaba en las frases del profesor Husserl que la vida del hombre es un caminar hacia Dios.
El segundo semestre fue más difícil, pues además de las materias obligadas Edith se inscribió a dos cursos el de Husserl y uno de griego, empezó su trabajo filosófico para doctorarse y también la preparación de Examen del Estado. Se saturó tanto que de pronto se dio cuenta de que su mente y sus textos solo eran un remolino de ideas. Angustiada, en el margen de su cuaderno reproducía la frase: “No hay obstáculos para mí”. Pero su cabeza se había convertido en una marmita de aceite hirviendo en la que los conocimientos bullían, y como burbujas, reventaban sin poderlos templar: inasibles. La vida así le parecía insoportable.
Decidió su tema de Tesis: La Empatía. Al convivir con Lipps se empezó a interesar en su compañero, pero este se marchó a Salzburgo, prometiéndole escribir, la carta nunca llegó.
CAPITULO 3
Se declaró el estado de guerra y se suspendieron las clases… a Edith lo que pensaba era en el incordio de interrumpir sus estudios. Ella pensaba que al estar en Gotinga en el centro de Alemania no podía estar en mejor lugar sin embargo decidió regresar a casa, pero primero debía ir a casa de Reinach a pedirle un certificado de escolaridad. Adolf se quedó atónito como es que ella pensaba obtener un certificado en ese momento, mientras el empacaba su ropa y se despedía de su familia aparecía esta jovencita pidiéndole que diera fe de sus estudios. Tomó pluma y papel.
En medio de gritos y desesperación abordó un tren. En el camino vió puestos de control y gran cantidad de soldados, silenciosa y con los rostros pálidos se vivía la incertidumbre. Al llegar a su casa Frau Stein abrazó a su pequeña agradeciendo a Dios que estaba sana y salva en casa.
Edith se preguntaba cuánto tiempo tendría que esperar? Si no podía estudiar entonces decidió hacer algo por Alemania.
A la mañana siguiente ella y Helen se inscribieron en curso de enfermería. En Octubre una bronquitis la alejó del voluntariado, después de esto decidió volver a la Universidad. Con el pretexto de que en Noviembre debía entregar su trabajo se despidió de la familia y partió. De regreso a Gotinga, encontró la ciudad casi desierta. Husserl continuaba en su despacho, rodeado de libros y papeles apilados. En cuanto lo visitó el le puso al tanto de las noticias: la mayoría de los estudiantes estaban en combate. A pesar de la guerra, los días se desgranaban para Edith. En las clases y el seminario de Husserl solo había tres o cuatro alumnos. Preocupada por sus compañeros que luchaban en el frente, algunas tardes se reunía con un grupo de señoras para ayudarles a envolver lo que le mandaban a los soldados.
Edith presentó el examen del Estado, unos días después obtuvo el certificado con la Leyenda: “Aprobado con Matrícula de Honor”. Aviso a casa y el buzón se llenó de felicitaciones.
Decidió viajar a Austria y trabajar en un Hospital de Enfermedades Contagiosas, a pesar de que su madre se quiso oponer ella lo decidió y le dijo a su madre:- Lo decidí me iré el siete de Abril. Después de unos días su madre lo aceptó deseándole que pronto regresara con bien. A Edith le asignaron la sección de Tifus, tras cinco meses de reemplazar sábanas, trasladar enfermos de una cama a otra, ayudarlos a caminar, alimentarlos, vendar y asear herida, la joven decidió que era el momento de marcharse. La jefa de enfermeras firmó su permiso para que pudiera abandonar el Hospital.
De regreso se sintió satisfecha de haber cumplido con su deber y con lo que se esperaba de ella. Se dedicó al trabajo de su doctorado recordaba a los soldados, enfermeras, Lipps, Kaufmann, pensaba en conocer al otro; penetrar en su interior, hacerse una idea de su estado de conciencia. Empatía. Entonces lo vio: Ampliaría su investigación sobre el problema de la empatía en su desarrollo histórico y en su reflexión fenomenológica. Tras varios meses la tesis estaba muy adelantada. Edith daba por hecho que Husserl sería su examinador, quería ir a Gotinga para entrevistarse con él. Llegó una carta de Husserl donde le anunciaba su inminente traslado a Friburgo. Pensó que tenía que presentarse ante profesores desconocidos… No, acabaré la tesis y correré a Gotinga antes de que se vaya, al final de la carta decía nos vemos en Friburgo.
CAPITULO 4
Edith caminó por las calles de Breslau hasta su vieja escuela. Hacía casi cinco años que había terminado el bachillerato, ese día el director le ofreció el puesto de profesora de latín, ella le respondió que ella era judía y la escuela protestante, a lo que el respondía que en la guerra todo era posible.
Comenzó con doce clases semanales, luego aumentaron a 18. Era tal su afición por los escritores antiguos que contagiaba a sus alumnas.
Ella le aseguró a su madre que era un puesto temporal, pero Frau Stein no ocultaba su alegría segura de que, al fin su hija sentaría cabeza y permanecería en casa. Su hermana Else no lo consiguió ese puesto. Su tesis crecía desmesuradamente. El texto escrito era tan voluminoso que lo tuvo que encuadernar en tres tomos. Debía estar listo para Julio para hacer el examen.
El viaje a Friburgo le provocaba alegría por volverse a reunir con Husserl, doctorarse, conocer el sur de Alemania y descansar. En el viaje se encontró a Hans, lo invitó a sentarse junto a ella, el corazón le revolcaba, parecía una tonta, él le agradecía los paquetes que ella le mandaba, platicaron en el camino. Sin embargo él no se mostraba interesado en ella por lo que ella pensaba que tal vez no era tan buen partido. Al llegar Edith fue a casa d los Husserl, a pesar que el profesor no había leído su tesis ella no pensaba regresar hasta doctorarse. Se inscribió en un curso y un día el profesor le dijo que pidiera fecha para su examen. Edith le pidió al profesor poderlo asistir permanentemente en su trabajo diario, le argumentaba que en Octubre estaría libre. El accedió. Por fin llegó el día del examen, después de todas las preguntas, unos minutos después, frente a sus dos compañeros que asistieron a acompañarla, recibió el máximo reconocimiento. Sus ojos llenos de luz, se encontraron con los de su profesor, algo le dijo, más que los aplausos ahogaron sus palabras. La nombraron doctora en Filosofía, futura asistente de Edmund Husserl. Su compañero Ingarden que la había acompañado ese día le relató que debido a una afección cardiaca lo habían dado de
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