El Hombre En Busca Del Sentido

Dice que hay tres fases en las reacciones metales de los que han estado en un campo de concentración, las cuales son: El internamiento en el campo, La autentica vida en el campo y La liberación.

PRIMERA FASE: INTERNAMIENTO EN EL CAMPO

El síntoma que caracteriza a la primera fase es el shock. Aquí el personaje principal habla sobre su propio internamiento en el campo, comenta que como 1500 personas estuvieron viajando en un tren por varios días, y que en cada vagón había unas 80 personas que tenían que dormir arriba de sus equipajes y que no se sabía en qué lugar se encontraban, si en Silesia o en Polonia. Comenta que el silbato de la locomotora tenía un sonido misterioso, y entonces unos pasajeros gritaron que había un señalamiento donde decía Auschwitz, dice que solo el nombre evocaba todo lo horrible que había en ese lugar.

Al llegar los mandaban ya sea hacia la izquierda o hacia la derecha, esto era completamente desesperado para todos porque no se sabía si los mandarían a las cámaras de gas o a otro lugar. La una posesión que tenían era su desnudez. Después de la primera selccion los mandaron a bañar y les quitaron todas sus pertencencias, todas, les dieron una ropa a rayas y si portaban zapatos mas o menos desentes se los quitaban para darles unos zapatos feos y desgastados.

Las ilusiones se fueron perdiendo asi como todos los sentidos, y llego a la conclusión de que los libros mentían, porque en ellos decía que no se podía vivir sin unas horas determinadas de dormir, o con una porción de comida, puesto que el no dormía las horas recomendadas ni comia lo que se supone que debería.

Y por las recomendaciones de un veterano, entendió que la una forma de sobrevivir era aplicándose en su trabajo y obedeciendo a lo que le ordenaban. Aparte de muchos mas consejos que le dio como afeitarse para verse joven y funcional.

SEGUNDA FASE: LA VIDA EN EL CAMPO

La segunda fase era una fase de apatía relativa que era como una muerte emocional; también se experimentaban emociones dolorosas como: la añoranza de la familia que aveces era tanto que se consumía en nostalgia. Depues seguía la repugnancia de todo lo feo que rodeaba a las personas en ese lugar.

A algunos de los prisioneros los ponían a limpiar las letrinas y pues a veces solia suceder que los prisioneros se salpicaban de excremento y si hacían gestos de asco o trataban de limpiarse los “capos” les daban latigazos por la indignación que le causaban la “delicadeza” de los prisioneros. Dice que el asco, piedad y horror eran emociones que ya no podían sentir en esta fase, que los que sufrían, los muertos y los agonizantes se volvieron cosas comunes que no les conmovían en nada.

La apatía, el ardomecimiento de las emociones y el sentimiento de que ya no importa nada eran síntomas que se manifestaban en la segunda etapa de las reacciones psicológicas del prisionero, y a lo que le hacia que se hiciera insensible a los golpes diarios. En esos momentos, relata que, los golpes físicos no eran los dolorosos, si no la agonia mental por las injusticias y irracionalidad que vivian.

Asi es como dice que la parte mas dolorosa de los golpes es el insulto que incluyen.

Cuenta que en una ocacion vio con envidia a un capataz por que andaba muy bien vestido con guantes y con chaqueta y lo que el envidiaba es que estuviera abrigado, entonces el capataz se le acerco y lo amenazo de muerte y le pregunto que quieren era el y que se era un hombre de negocios, a o cual respondió el que no, que el había sido un doctor especialista, y el capataz dijo que apostaba a que cobraba montones de dinero a sus pacientes a lo cual respondió que no, que el trabajaba en clínicas para pobres, ahí fue cuando comprendió que ya había hablado mucho y el capataz se le echo encima, pero dice que afortunadamente el “capo” de su cuadrilla sentía simpatía hacia el porque escuchaba las historias de amor y problemas matrimoniales que vivía, con este tenia un puesto de honor al lado de el y le designaron medico personal del “capo”, y entonces gracias a el que dijo que era un trabajador excepcionalmente bueno, fue como el capataz no le hizo daño.

La apatia, síntoma principal de la segunda fase, era un mecanismo de defensa. Todo el esfuerzo y emociones que sentían, tenían un objetivo: la conservación de su vida propia y de los compañeros.

El no tener satisfechos deseos simples como un pan, un pastel o un baño de agua tibia, los hacia que buscaran en sueños el complacer esos placeres. Si estos sueños eran buenos o no, igual tenían que despertar y regresar a la realidad, su terrible realidad a comparación con sus ilusiones. Incluso las pesadillas, por mas horribles que fueran, no podían ser tan malas como la realidad que les rodeaba a los prisioneros dentro del campo.

Debido a la desnutrición la vida mental se centraba en eso, en el alimento. Los prisioneros de vez en cuando se ponían a platicar acerca de la comida favorita de cada uno, a lo cual el escritor dice que aunque de momento pueda parecer un alivio psicológico, se trata de una ilusión, que sin duda no esta exenta de peligro.

Durante la ultima parte del encarcelamiento, la dieta diaria consistía en una racion de sopa aguada y un pequeño pedazo de pan. Cuando desaparecieron las ultimas capas de grasa subcuntanea dice que parecían esqueletos disfrazados con pellejos, sus propios cuerpos se devoraban asi mismos. El organismo digería sus propias proteínas y los musculos desaparecían. Y asi uno tras otro los miembros del barracón morían.

En la noche se ponían a pensar sobre que había sido de ellos, a lo cual se respondia que era solo una pequeña

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